sábado, 22 de octubre de 2016

DIFERENCIA ENTRE “RESIGNACIÓN” Y “ACEPTACIÓN”




DIFERENCIA ENTRE “RESIGNACIÓN” Y “ACEPTACIÓN”

La palabra "resignación" significa “aceptar con pasividad un revés”, también significa “entregar un poder”. El prefijo “res” significa “hacia atrás”, “signare” significa “hacer una señal” y el sufijo “ción” que es indicativo del “efecto”. Es decir, indicamos que nos echamos hacia atrás. En síntesis es una declaración de impotencia. La resignación es una actitud paralizante. El autor Jacques Philippe define la resignación como “carencia de esperanza” y sin esperanza no hay motivación ni alegría para continuar. 

La “aceptación”, sin embargo, que requiere tiempo, es un proceso de creación de recursos internos para madurar personalmente. Aceptación es dar por bueno o recibir algo de forma voluntaria y sin oposición. Es decir, recibimos las cosas de la vida con naturalidad, como algo propio de la vida, como otra cosa cualquiera, sin defendernos de ellas, ni negándolas y por decisión personal. Hay que decir "sí" a un contratiempo e identificar las fortalezas que van a aflorar en mí. Estas adversidades en la aceptación se superan con sentido de VALOR-MISIÓN.

Las reacciones ante el dolor desde etapas tempranas son las que condicionan si un sujeto va a reaccionar con resignación o con aceptación, con resignación no aceptando y rumiando la situación, con lo cual se producen malas asimilaciones de los acontecimientos, o con aceptación, dando sentido al dolor y generando fortalezas resilientes para futuros procesos.

Todo dolor invita al amor encontrando sentido y propósito. Nos sensibilizan ante las necesidades de los que nos rodean. Un niño que ha sido educado en aceptación, es más capaz de ser sensible ante un minusválido, un enfermo, una persona anciana, etc. Los sufrimientos son pruebas de crecimiento, de maduración.

Todo sufrimiento puede generar benditos valores: 
1)   Fortaleza para saber afrontar contrariedades. 
2)  Perseverancia, para no venirse atrás, o si echamos el pie hacia atrás, solo con la intención de tomar impulso hacia adelante. Este es mi símbolo favorito de perseverancia, “la hormiga”, presente en mi whatsapp. 
3)   Esperanza, generar confianza hacia el futuro. 
4)   Autoconocimiento, que nos lleva también al conocimiento de los demás. 
5)   Convicción, certeza de lo que se piensa y se siente.

Vivir el sufrimiento como una prueba de madurez espiritual, como triunfo interno continuo, es haber entendido el paso de la muerte a la resurrección.

Espero que esta lectura haya sido de tu agrado.

Un abrazo.

Juan Fernández Quesada.



viernes, 14 de octubre de 2016

ESTAMOS EN MANOS DEL DESTINO




Hay una historia de la unificación de Japón en el Medievo que habla de un señor de la guerra llamado Oda Nabunaga. Oda se dirigió con un pequeño ejército a enfrentarse con un señor feudal que disponía de un ejército numeroso. Debido a las creencias de la época y, antes de acometer la batalla, había un templo sintoísta al que los japoneses acudían para hacer oración a los dioses y pedirles ayuda. Una de las costumbres era, al salir del templo, lanzar una moneda al aire y, si salía cara, se cumplía lo solicitado. Oda se acercó al templo, solicitó el apoyo de los dioses para salir victorioso de la batalla, con su ejército menos numeroso y, por lo tanto, en condiciones desfavorables, y curiosamente, al  lanzar la moneda, salió cara, lo que significaba que los dioses favorecerían la victoria de Oda. Los guerreros de Oda, al ver el resultado se dirigieron al campo de batalla con una motivación explosiva y, así fue, ganaron la batalla.
Al acabar la batalla, un lugarteniente de Oda se dirigió a él y le dijo: “Señor, estamos en manos del destino, nada se puede hacer contra lo que deciden los dioses”, y Oda contestó: ”Cierto, querido amigo”, a continuación le enseñó la moneda, y ésta tenía dos caras.

Pon tu fe y tu creencia en lo que haces y llevarás dos caras en tu moneda de la vida.  La incredulidad es amiga de la desconfianza y la inseguridad. Siempre hay que confiar en algo, pero sobre todo, hazlo sobre tu PODER INTERIOR.

Un abrazo.

JUAN FERNÁNDEZ QUESADA