jueves, 30 de julio de 2020

JOAN SÁNCHEZ FORTÚN - COMPRENSIÓN



La compresión es uno de los valores que más distingue a quien la posee. Facilita construirnos como seres humanos: nos humaniza; nos acerca al prójimo y dificulta la crítica inútil y estéril al tiempo que forjamos, mediante  la comprensión, unos  vínculos de unión. Potencia y fortalece la calidad humana y evolutiva: tiende puentes y lazos afectivos; la incomprensión los destruye.
El "arte" de comprender ejerce de bálsamo redentor en la relación humana. 

Antes de criticar a nuestro semejante, deberíamos ponernos en su lugar para comprenderlo. Entonces, desde esta posición, deberíamos cuestionarnos cual hubiera sido nuestra actitud ante idéntica situación. Con este solo ejercicio de humildad, ¿cuántas críticas y situaciones complejas- provocadas por nosotros mismos- nos hubiésemos ahorrado en nuestra vida? Lo fácil es la crítica destructiva; lo difícil es el "arte" de comprender para evitar tantos prejuicios sin sentido.

Ante nosotros tenemos una  ardua, pero maravillosa tarea, como es la de comprender a nuestros semejantes. Intervienen diversos factores o actitudes.
Para comprender mejor a nuestros semejantes, debemos evitar ponernos en primera persona en la interrelación,  y obligar a que los demás piensen y actúen como lo haríamos nosotros mismos. Con esta evolutiva  actitud, rebajaremos y evitaremos los puntos conflictivos y de tensión; de lo contrario, los agudizaremos.

Para comprender a nuestros semejantes  debemos fortalecer la escucha, porque sin ella, improbablemente, llegaremos a comprenderlos. Escuchar implica estar fuera de mí, para estar dentro de ti, lo que equivale a escuchar  y comprender tus vivencias y tus razonamientos. No ponerme en primera persona, porque tú en ese momento eres esa primera persona a la que debo escuchar para  comprender. A través de la escucha se abren las puertas de la comprensión, las que impedirán la crítica fácil y carentes de sentido.
Por medio de la escucha responsable -la que facilita la comprensión- se abren los lazos afectivos. No podemos querer ni comprender a quien no escuchamos porque no lo sentimos como ser humano. Una pared ni escucha ni retrasmite emociones: no siente. Evitemos ser como esa pared "muerta de emociones y de sentimientos", la que  no escucha  ni siente  a sus semejantes.

¿Puedes aceptar a tu semejante si no lo comprendes? La aceptación es otro de los valores inherentes al arte de la comprensión. Cuando comprendes, tienes mayor facilidad para aceptarle, y mayor dificultad para criticarle, facilitando a su vez unos puntos de encuentro. La no aceptación es el "primer" motivo de sufrimiento y enfrentamientos de la especie humana. No lo olvidemos.

Por medio de la comprensión, evitaremos la crítica fácil, destructiva y sin sentido, la que tal vez, la sociedad practica con excesiva frivolidad y facilidad.  Comprender para no criticar, juzgar y condenar a nuestros semejantes.
El arte de comprender es una de las primeras artes que la especie humana tiene ante sí, la que deberíamos  practicar si deseamos construir un mundo mejor, el que facilitará, en gran manera,  construirnos como persona y sociedad.

Un cordial saludo.

Joan.

jueves, 23 de julio de 2020

EL RINCÓN DE INMA - LA TORMENTA PERFECTA



Como una tormenta de verano las nubes amenazaban sobre su cabeza, adoptaban distintas formas, unas tenían apariencia de creencias irracionales, otras de pensamientos negativos, algunas más dispersas iban empapando su mente dejando una sensación de vacío, además, estaban las eternas "no puedo" que, cuando se activaban, eran como un tsunami y no dejaban espacio a la esperanza. 

De todos es sabido que, de vez en cuando, puede haber tormenta, aunque, como todo fenómeno atmosférico, no siempre se pueda determinar con precisión dónde caerá, su intensidad y los destrozos que ocasionará, pero siempre da señales que nos indican que es mejor que nos resguardemos ya que de lo contrario sus efectos pueden ser devastadores.

Hay coleccionistas de tormentas, incluso las provocan como si de los efectos especiales de una superproducción se tratara y quedan enredados en su bucle por más tiempo del necesario convirtiéndose en creadores de su propio naufragio.

Otros, simplemente se dejan refrescar por ellas, abriendo su mente a nuevas posibilidades, se dejan despeinar por el viento refrescante, respiran intensamente ese olor a tierra mojada que provoca una inevitable cascada de recuerdos, porque no es nuestra primera tormenta, y de peores hemos salido.

Las tormentas hacen que valores más el cielo despejado, los buenos momentos, las tormentas son intensas, son breves, nos vienen a decir que te mojes y que todo pasa.

No te resistas, la tormenta va a venir igual, y si abres los brazos, si te dejas calar por ella, al menos, obtendrás un aprendizaje y no serás la misma persona cuando logres salir de ella.

Somos humanos, somos vulnerables, sólo es un mal día, esto también pasará….

INMA REYERO DE BENITO

miércoles, 22 de julio de 2020

JOAN SÁNCHEZ FORTÚN: FRASES PARA PENSAR




-La felicidad no se encuentra por arte de magia; se construye en el día a día, en la búsqueda y el desarrollo de nuestro conocimiento interior.

-La comprensión nos ayudará a conocernos, y a su vez evitará la crítica desintegradora de las relaciones humanas.

-Evitemos magnificar las vivencias negativas en el presente. Mañana tendremos la posibilidad de una nueva perspectiva, probablemente más distendida.

-Evolucionar no solamente es dar pasos, sino haber dado los más difíciles, los más costosos, así como los que más sufrimiento producen: los pasos productivos.

-En ocasiones, rectificar, más que de sabios, puede ser un acto de humanidad y de humildad.

-Antes de criticar a un ser humano, observa cuál es su pasado para comprenderle en el presente.

-Cuando no te asista la razón, no insistas. Solicitar disculpas humildemente puede ser la mejor palabra y actitud adoptada.

-En función de nuestro momento emocional seremos más receptivos en la relación humana, estableceremos más vínculos de entendimiento y seremos más creativos en la comunicación

-El puente une dos puntos; la comprensión es el puente necesario e imprescindible que puede unir a los humanos.

-Cuando vivas un momento o circunstancia difícil, no lo magnifiques; al día siguiente la perspectiva será diferente y menos angustiosa. No lo olvidemos, a pesar de la dificultad del momento.

-Cuando quieras conocerte, observa como reaccionas ante una adversidad: ese eres tú, no el que creías ser

-Deberíamos recordar que, después de una noche mágica, vuelve a amanecer, siendo este amanecer nuestra realidad

-Cuando nos negamos a escuchar la palabra que no deseamos oír, rompemos los lazos de comunicación.

-Cobrar conciencia de nuestros errores posibilitará erradicarlos.

-Ante una situación crítica es cuando ”liberamos” nuestros valores; no antes.

Un abrazo.

Joan.

viernes, 17 de julio de 2020

EL RINCÓN DE INMA – PARA AVANZAR HAY QUE AMAR



Optimista por vocación y defensora empedernida de la bondad del ser humano me cuesta dar crédito a lo que viví la semana pasada en urgencias. Seguimos quejándonos y protestando por todo, con malas formas hacia el personal sanitario, sí, sí, esos héroes que aplaudíamos a las 20:00 ¿os acordáis?

Será que no puedo con la falta de educación y respeto en cualquier ámbito, pero, sinceramente, después de lo que hemos vivido, y sin saber hacia dónde vamos, aunque sólo fuera por gratitud, lo veo injustificable.

Si esto fuera un artículo "serio" de una universidad americana concluiría que no hemos aprendido nada y que el 75% de la población (éramos cuatro personas) le sigue poniendo pegas a todo.

Mi reacción fue respirar hondo y fijar la mirada en un punto entre el infinito y la nada, hasta que me volvió a la realidad el suspiro de la enfermera, que venía a quitarme la vía. La miré y dije: ¡triste!; ella me contestó que eso era "el pan nuestro de cada día".

Ahora, desde la distancia, pienso que igual hubiera sido más acertado intervenir que salvaguardar mi paz mental, al fin y al cabo, como dijo Luther King: "No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos".

Es lo interesante de reflexionar y vivir de forma consciente, que te permite aprender, para poder actuar de forma diferente en otra ocasión. ¿Cómo hubierais actuado vosotr@s?

Aun así, mi esperanza en el ser humano sigue intacta. Me gustaría recordar el texto que escribí durante el confinamiento convencida de que el amor es lo único que merece la pena en este mundo.

Ahora que el silencio nos grita
escuchémosle, quizá nos diga
que la distancia nos unirá,
que somos más fuertes de lo que creíamos,
más sabios de lo que nadie nos decía.

Cultivemos los dones,
multipliquemos los talentos;
silenciaran nuestros besos,
detendrán nuestros abrazos,
pero si nos unimos nunca frenarán nuestros pasos.

Amemos lento, aplaudamos bien alto,
hagamos de cada pequeño gesto el mejor canto,
y cuando aprendamos que para avanzar hay que amar
el mundo volverá a girar.

INMA REYERO DE BENITO

jueves, 16 de julio de 2020

COMO LA VIDA MISMA – JARDINERÍA DE INTERIOR



La otra tarde, mientras descansaba en la tumbona a la hora de la siesta, a la sombra del ciruelo centenario que crece frente a la casa del pueblo, repasé mentalmente cómo había cambiado el jardín desde la primera vez que lo vi, hace ahora ocho años. Y lo comparé con mi propio desarrollo durante ese tiempo, como jardinera novel y como persona.

Por aquel entonces la hiedra había crecido de forma salvaje, acumulando capa tras capa de ramas secas debajo de las verdes, amenazando con destruir la valla de hierro y aun el muro de contención, y vampirizando al ciruelo con su abrazo letal. Se nos ocurrió recurrir a un sistema rápido para acabar con el problema, como utilizar veneno o arrancar de cuajo sus inmensas raíces, pero personas con experiencia nos hicieron ver que esas soluciones drásticas se llevarían por delante el jardín entero, por lo que lo suyo sería realizar una poda más profunda y luego ir recortando las ramas cada poco, de forma sistemática, para contener su crecimiento dentro de unos límites asumibles.

Esa hiedra me recuerda esas ocasiones en que dejé que un sentimiento o un rasgo de mi carácter, por ejemplo el miedo, la ira o la queja, invadiera mi vida entera e hiciera que todo lo demás se le supeditara, generándome sufrimiento y frustración. Al final he comprendido que no se puede eliminar de cuajo e instantáneamente algo que tiene profundas raíces en nuestro interior sin correr el riesgo de acabar con nuestro delicado equilibrio psicológico, por lo que trato de observarme cada día para poder ir encauzando esas emociones paulatinamente, de forma constante, aceptándolas pero no permitiendo que vuelvan a desmadrarse.

Por otra parte, cuando todas las plantas crecen descuidadas y revueltas, a veces es difícil distinguir la maleza de lo que no lo es. Por ejemplo, descubrí unas ramas espinosas que parecían rosales, pero que no habían dado ninguna flor en varios veranos. Cabía la opción de arrancar los arbustos de raíz y plantar otros, o bien remover la tierra, echar abono, regar y… darles una oportunidad. La sorpresa ha sido verlos completamente floridos al llegar a casa este verano, salpicados de alegres tonos rojizos y rosados.

Algo parecido pasó con algunas destrezas y cualidades que tenía abandonadas o de las que pensaba que carecía, y que poco a poco me he ido permitiendo adquirir, dejando aparcados los prejuicios o el miedo al fracaso. Tal vez aquellos no sean los rosales más esplendorosos, ni yo tampoco me he convertido en una admirable heroína, una artista genial, una gran intelectual ni una maestra mística, pero tanto ellos como yo permanecemos vivos y productivos, generando mil colores y aromas sutiles que nos llenan satisfacción a nosotros y de contento a los que nos rodean.

Todas las plantas tienen derecho a vivir y son bellas a su manera, pero la labor del jardinero consiste en darles un lugar apropiado y saber desprenderse de lo que ya no sirve o está impidiendo el crecimiento de las demás especies. El buen floricultor comprende que no deben competir por el mismo espacio las zarzas y las azucenas, que las plantas a veces necesitan guías o deben ser podadas, pero acepta que los seres vivos no se comportan siempre como uno desearía y no se empeña en actuar contra natura.

De la misma manera, creo que cada uno debe tratar de cuidar y ordenar, con igual paciencia y cariño, las diversas tendencias que tienen cabida en su interior para desarrollarlas de forma armónica, alentando las más retraídas y frenando las más avasalladoras hasta alcanzar un equilibrio, pero contando con la sabiduría de la vida, que es superior a la nuestra.

Ana Cristina López Viñuela

miércoles, 15 de julio de 2020

53.- CHARLAS DE ESPIRITUALIDAD DE ANTHONY DE MELLO - CHARLA 53 - SIEMPRE ADELANTE



He dicho con frecuencia que la manera de vivir realmente es morir. El pasaporte a la vida es imaginarse a uno mismo en la tumba. Imagine que está en su ataúd. En la posición que quiera. En la India los ponemos con las piernas cruzadas. A veces los llevan así al lugar de la cremación. Sin embargo, a veces están acostados, y que está muerto. Ahora mire sus problemas desde ese punto de vista. Todo cambia, ¿verdad?

Qué hermosa, hermosa meditación. Hágala todos los días si tiene tiempo. Es increíble, pero eso le dará vida. Tengo una meditación sobre eso en un libro llamado "La fuente". Se ve el cuerpo en descomposición, después los huesos, después polvo. Siempre que hablo de eso la gente dice: "¡Qué asco!". Sin embargo, ¿qué tiene de asqueroso? Por Dios, es la verdad. Pero muchos de ustedes no quieren ver la realidad. No quieren pensar en la muerte. La mayoría de la gente no vive, simplemente mantiene vivo el cuerpo. Eso no es vida. Uno no vive hasta que no le importe en absoluto si está vivo o muerto. En ese momento, uno está vivo. Cuando usted esté dispuesto a perder su vida, vivirá. Pero si está protegiendo su vida, estará muerto. Si usted está sentado en el desván y yo le digo: "¡Baje!" y usted responde: "Ah no. Yo he leído qué pasa cuando la gente baja las escaleras, se resbala y se desnuca; es demasiado peligroso!”. O si no puedo lograr que cruce la calle porque me dice: "¿Sabe a cuántas personas atropellan cuando cruzan la calle?”. Si no puedo lograr que cruce la calle, ¿cómo puedo lograr que cruce un continente? Y si no puedo lograr que usted mire por fuera de sus estrechas y pequeñas creencias y convicciones y vea otro mundo, usted está muerto, está completamente muerto; la vida lo dejó atrás. Usted está sentado en su pequeña prisión, asustado; no va a perder a su Dios, su religión, sus amigos, toda suerte de cosas. La vida es para los que se arriesgan, realmente es así. Eso fue lo que dijo Jesús: “¿Están ustedes listos para arriesgarse?”. ¿Saben cuándo están preparados para arriesgarse? Cuando hayan descubierto eso, cuando sepan que esto que la gente llama vida no es realmente vida. La gente se equivoca al pensar que vivir es mantener vivo el cuerpo. De manera que amen el pensamiento de la muerte, ámenlo. Regresen a él una y otra vez. Piensen en la belleza de ese cadáver, ese esqueleto, de esos huesos desmoronándose hasta que sólo quede un puñado de polvo. De ahí en adelante, qué alivio, qué alivio. Probablemente, alguno de ustedes no sabe de qué estoy hablando en este momento; están demasiado asustados para pensarlo, Sin embargo, mirar la vida desde esa perspectiva es un gran alivio.

O visiten un cementerio. Es una experiencia enormemente purificadora y hermosa. Usted mira este nombre y dice: "Vaya, él vivió hace tantos años, hace dos siglos; tiene que haber tenido los mismos problemas que tengo yo, debe haber pasado muchas noches de insomnio. Qué locura, vivimos en tan corto tiempo". Un poeta italiano dijo: "Vivimos en un destello de luz; anochece, y es una noche eterna". Es solamente un destello y lo desperdiciamos. Lo desperdiciamos con nuestra ansiedad, nuestras preocupaciones, nuestros asuntos, nuestras cargas. Bien, mientras hacen esa meditación pueden obtener solamente información; pero pueden lograr la consciencia. Y en ese momento de consciencia, ustedes estarán nuevos. Por lo menos mientras dura. Entonces sabrán la diferencia entre la información y la consciencia.

Recientemente, un amigo astrónomo me estaba contando algunas de las cosas fundamentales sobre la astronomía. No sabía, hasta que me lo dijo, que cuando vemos el sol, lo vemos en el lugar que estaba hace ocho minutos y medio, no donde está ahora. Porque un rayo de luz del sol se demora ocho minutos y medio en llegar hasta nosotros. De manera que no lo vemos en el lugar en el que está; ahora está en otra parte. También las estrellas nos han estado enviando luz durante cientos de miles de años. De manera que cuando las miramos, pueden no estar donde las vemos; pueden estar en otra parte. Me dijo que, si imaginamos una galaxia, todo un universo, esta tierra nuestra estaría perdida cerca de la cola de la vía láctea; ni siquiera en el centro. Y todas las estrellas son soles y algunos soles son tan grandes que podrían contener al sol y a la tierra y a la distancia que hay entre ellos. Según una estimación conservadora, ¡hay cien millones de galaxias! El universo, como lo conocemos, se está expandiendo a la velocidad de tres millones setecientos mil kilómetros por segundo. Yo estaba fascinado oyendo todo esto, y cuando salí del restaurante en donde estábamos comiendo, miré hacia arriba y tuve un pensamiento diferente, una perspectiva diferente hacia la vida. Eso es consciencia. De manera que ustedes pueden oír todo esto como un hecho (y eso es información), o de repente tener otra perspectiva de la vida: ¿Qué somos en el universo?, ¿qué es la vida humana? Cuando ustedes sientan eso, eso es lo que yo quiero decir cuando hablo de la consciencia.

ANTHONY DE MELLO

martes, 14 de julio de 2020

JOAN SÁCHEZ-FORTÚN: ACEPTACIÓN



Hablamos de la aceptación como una palabra más en la exis­tencia del ser humano. Cuando profundizamos en su esencia y contenido, tenemos la posibilidad de descubrir la enorme influencia que ejerce -consciente o inconscientemente- en nuestras vidas, pues marca, sin duda alguna ─en uno u otro sentido─, el destino de nuestras emociones y el bienestar personal.
Debemos rescatar del olvido la grandeza que entraña conceptualmente esta palabra. Desde la aceptación evitaremos tanto sufrimiento improductivo e innecesario ante situaciones adversas donde la ignorancia y la inmadurez de nuestra persona dificultan hallar la respuesta conciliadora y reparadora.
Asociamos el sufrimiento con diversos acontecimientos que nos producen desasosiego y malestar interior: ante pérdidas personales -relaciones familiares, de pareja o de amistad, etc.- y materiales en un amplio sentido; ante desencuentros de diversa índole que nos condicionan y marcan negativamente; ante situaciones frustrantes, como cuando por nuestra ignorancia encontramos un muro infranqueable para hallar la respuesta reparadora y liberadora del sufrimiento. Asociamos el sufrimiento ante cualquier situación que no aceptamos, nos supera e ignoramos cómo solucionarla.
Cuando una situación nos supera tenemos tres posibilidades: la primera, sufrir ante la imposibilidad de comprender para aceptar y superar el conflicto; la segunda, aceptar sin más y, la tercera, la aceptación elaborada.
En la primera, sufriremos atemporalmente hasta aceptar la situación: "no cabe otra posibilidad". En función de nuestra capacidad de aceptar, acortaremos o alargaremos este período.
La segunda posibilidad, cuando no sepamos o no podamos superar la situación, la "aceptación sin más" nos liberará del sufrimiento y del malestar personal. Aún no disponemos de los medios evolutivos o de suficiente comprensión para superar la problemática del momento. Más adelante, con las emociones más en reposo, estaremos más capacitados para aceptar sin más la situación.
La tercera posibilidad -la aceptación elaborada- vendrá dada en función de nuestra comprensión, madurez y evolución alcanzadas. Éstas nos darán la respuesta elaborada y fundamentada con unos razonamientos que nos permitirán aceptar la situación conflictiva con unos mínimos costes emocionales.
"De la crisis a la aceptación." La no aceptación de nuestras circunstancias adversas nos conducirá directa e indudablemente al sufrimiento, a la angustia y al desequilibrio de nuestra persona y emociones. Sencillo y demoledor sentimiento cuando, por ignorancia o no evolución, desconocemos el bien que supone para la humanidad la práctica de la aceptación.

¡Cuando no obtengamos respuestas ante el sufrimiento, aceptar en cualquiera de sus versiones, será esa palabra mágica y reparadora de tanto padecimiento, la que nos liberará de tanto sufrimiento baldío y sin sentido!


LA ACEPTACIÓN SE ASEMEJA A ESE DIOS MÁGICO, BENEFACTOR Y PROTECTOR, LA QUE NOS LIBERARÁ DE TANTO SUFRIMIENTO INÚTIL, INNECESARIO E IMPRODUCTIVO

Un cordial saludo.
Joan Sánchez-Fortún

lunes, 13 de julio de 2020

52.- CHARLAS DE ESPIRITUALIDAD DE ANTHONY DE MELLO - CHARLA 52 - EL FINAL DEL ANÁLISIS



Quiero darles una idea de la diferencia que hay entre el análisis y la consciencia, o entre la información por una parte y la visión por otra. La información no es visión, el análisis no es consciencia, el conocimiento no es consciencia, imagínese que yo llego con una serpiente enroscada en el brazo, y les digo: ¿Ven esta serpiente enroscada en mi brazo? Acabo de verificarlo en la enciclopedia antes de venir a esta sesión; encontré que esta serpiente se conoce como la víbora de Russell. Si me mordiera, me moriría en medio minuto. ¿Podrían sugerirme alguna manera de librarme de esta criatura que está enroscada en mi brazo? ¿Quién es el que habla de esta manera? Tengo información, pero no tengo consciencia.

O supongamos que me estoy destruyendo con el alcohol. "Por favor, describan las formas en que puedo librarme de esta adicción". Una persona que dijera eso no tendría consciencia. Sabe que se está destruyendo, pero no está consciente de ello.

Si fuera consciente, la adicción desaparecería en ese mismo momento. Si yo fuera consciente de lo que la serpiente es, no me la quitaría del brazo; ella se quitaría por medio de mí. De eso es de lo que estoy hablando, ése es el cambio del que estoy hablando. Usted no se cambia: el mí no cambia al mí. El cambio tiene lugar por intermedio de usted, en usted. Ésa es la forma más adecuada en que puedo expresarlo. Usted ve que el cambio tiene lugar en usted, por intermedio de usted, en su consciencia; tiene lugar: usted no lo realiza. Cuando usted lo está haciendo, es mala señal; no durará. Y si dura, que Dios se apiade de las personas que viven con usted, porque va a ser muy rígido. es imposible vivir con las personas que se convierten sobre la base del odio a sí mismas y la insatisfacción consigo mismas. Alguien dijo: "Si quieres ser mártir, cásate con un santo". Pero en la consciencia, usted conserva su suavidad, su delicadeza, su amabilidad, su apertura, su flexibilidad, y usted no se fuerza: el cambio sucede.

Recuerdo que cuando yo estaba en Chicago estudiando psicología, un sacerdote nos dijo: "Yo tenía toda la información que necesitaba, sabía que el alcohol me estaba matando, y créanme, nada cambia a un alcohólico - ni siquiera el amor de su esposa y de sus hijos. Él realmente los ama, pero eso no lo hace cambiar. Yo descubrí algo que me hizo cambiar. Un día estaba caído en una cuneta bajo una ligera llovizna. Abrí los ojos y vi que eso me estaba matando. Lo vi, y no quise volver a probar ni una gota. En realidad, desde entonces he bebido un poco, pero nunca lo suficiente para hacerme daño. No podría hacerlo, ni he podido". Estoy hablando de eso: Consciencia, no información, sino consciencia.

Un amigo mío que fumaba demasiado me dijo: "Hay toda suerte de chistes sobre el cigarrillo. Nos dicen que el tabaco mata, pero mira a los antiguos egipcios, todos están muertos y ninguno fumaba". Un día tuvo problemas con los pulmones, de manera que fue a nuestro instituto de investigación sobre el cáncer en Bombay. El médico le dijo: "Padre, usted tiene dos manchas en los pulmones. Podría ser cáncer, de manera que tiene que volver dentro de un mes". Después de eso mi amigo no volvió a tocar un cigarrillo. Antes sabía que lo mataría; ahora estaba consciente de que podría matarlo. Ésa es la diferencia.

El fundador de mi orden, San Ignacio, tiene para eso una bonita expresión. Lo llama gustar y sentir la verdad - no conocerla, sino gustarla y sentirla, tener la sensación de ella. Cuando uno la siente, cambia. Cuando la conoce en la cabeza, no cambia.

ANTHONY DE MELLO

jueves, 9 de julio de 2020

51.- CHARLAS DE ESPIRITUALIDAD DE ANTHONY DE MELLO - CHARLA 51 - ESCUCHAR LA VIDA



Ahora bien, se necesita consciencia y se necesita alimento. Se necesita alimento bueno y saludable. Aprenda a disfrutar del alimento sólido de la vida. La buena comida, el buen vino, la buena agua. Pruébelos. Enloquezca y vuélvase cuerdo. Ése es el alimento bueno y saludable. Los placeres de los sentidos y los placeres de la mente. La buena lectura; cuando usted disfruta de un buen libro. O una buena discusión, o pensar. Es maravilloso. Infortunadamente, la gente se ha vuelto loca, y cada vez es más adicta porque no sabe disfrutar de las cosas amables de la vida. De manera que busca estimulantes artificiales cada vez más fuertes.

En los años 70, el presidente Cárter les pidió a los estadounidenses que adoptaran un régimen de austeridad. Yo pensé: No debiera decirles que sean austeros, en realidad debiera decirles que disfruten las cosas. La mayoría de la gente ha perdido la capacidad de disfrutar. Realmente creo que la mayoría de la gente de los países ricos ha perdido esa capacidad. Necesita tener aparatos cada vez más y más costosos; es incapaz de disfrutar de las cosas sencillas de la vida. Yo voy a lugares en donde tienen la música más maravillosa, y estos discos se consiguen con descuento, y están allí apilados; nunca veo a nadie escuchándolos - no hay tiempo, no hay tiempo, no hay tiempo. Son culpables, no tienen tiempo para disfrutar de la vida. Tienen exceso de trabajo, seguido, seguido, seguido. Si realmente ustedes disfrutaran de la vida y de los placeres sencillos de los sentidos, quedarían sorprendidos. Ustedes adquirirían la extraordinaria disciplina de un animal. Un animal nunca come en exceso. En su ambiente natural, nunca tendrá sobrepeso. Nunca comerá ni beberá nada que no sea bueno para su salud. Nunca encontrará un animal fumando. Siempre hace ejercicio - observe a su gato después del desayuno, mire cómo se relaja. Y vea cómo entra en acción, mire la flexibilidad de sus miembros y la vitalidad de su cuerpo. Hemos perdido eso. Nos hemos extraviado en la mente, en nuestras ideas e ideales y en lo demás, y siempre tenemos que seguir, seguir, seguir. Tenemos un conflicto interno que los animales no tienen. Siempre nos estamos condenando a nosotros mismos y haciéndonos sentir culpables. Ustedes saben de lo que estoy hablando. Yo podría haber dicho de mí mismo lo que me dijo un amigo jesuita hace años: Llévese ese plato de dulces, porque en presencia de un plato de dulces o chocolates, pierdo mi libertad. Eso también me ocurría a mí; yo perdía mi libertad en presencia de muchas cosas, pero ya no. Me satisfago con muy poco, y lo disfruto intensamente. Cuando se disfruta intensamente, se necesita muy poco. Es como las personas que están ocupadas haciendo planes para las vacaciones; dedican meses enteros a organizarlas, y llegan al lugar, y están ansiosas sobre sus reservaciones de regreso. Pero toman fotografías, y después le mostrarán a usted el álbum de fotografías de los lugares, que no vieron sino, que fotografiaron. Eso es un símbolo de la vida moderna. Es imposible ponerlos en guardia con demasiado énfasis contra ese tipo de ascetismo. Disminuya la velocidad y guste y huela y oiga, y deje que sus sentidos cobren vida.

Si quiere ir hacia el misticismo por el camino real, siéntese en silencio y escuche todos los sonidos que lo rodean. No se concentre en ningún sonido; trate de oírlos todos. ¡Verá los milagros que le ocurrirán cuando sus sentidos se hayan abierto! Eso es sumamente importante para el proceso de cambio.

ANTHONY DE MELLO

miércoles, 8 de julio de 2020

ENLACES PARA VER VIDEOCONFERENCIAS DE JUAN FERNÁNDEZ QUESADA PSICOLOGÍA COGNITIVA Y LEY DE ATRACCIÓN





ENLACES PARA VER VIDEOCONFERENCIAS DE
JUAN FERNÁNDEZ QUESADA
PSICOLOGÍA COGNITIVA

Asociación Dones y Talentos de León: Juan Fdez. Quesada-Psicología: EMOCIONES, SENTIMIENTOS Y ESTADOS
Asociación Dones y Talentos de León: Juan Fdez. Quesada-Psicología: APRENDER A TRANSFORMARNOS I
Asociación Dones y Talentos de León: Juan Fdez. Quesada-Psicología: APRENDER A TRANSFORMARNOS II
Asociación Dones y Talentos de León: Juan Fdez. Quesada-Psicología: APRENDER A TRANSFORMARNOS III
Asociación Dones y Talentos de León: Juan Fdez. Quesada-Psicología: APRENDER A TRANSFORMARNOS IV
Asociación Dones y Talentos de León: Juan Fdez. Quesada-Psicología: APRENDER A TRANSFORMARNOS V
Asociación Dones y Talentos de León: Juan Fdez. Quesada-Psicología: APRENDER A TRANSFORMARNOS VI (Con sonido deficiente):
Asociación Dones y Talentos de León: Juan Fdez. Quesada-Psicología: APRENDER A TRANSFORMARNOS VI (Con sonido de mayor calidad):
Asociación Dones y Talentos de León: Juan Fdez. Quesada-Psicología: APRENDER A TRANSFORMARNOS VII


LEY DE ATRACCIÓN: CONVERSACIONES CON DIOS
CONVERSACIONES CON DIOS I (16/06/2020)
CONVERSACIONES CON DIOS I (23/06/2020)
CONVERSACIONES CON DIOS I (30/06/2020)

martes, 7 de julio de 2020

EL RINCÓN DE INMA - DESEOS FUGACES



De tanto pedir deseos a estrellas fugaces, nos acostumbramos a quererlo todo deprisa, sin compromiso; cuidar, apoyar, sostener, son palabras que tienden al olvido.

De tanto pedir deseos a estrellas fugaces, perdemos de perspectiva el valor de las cosas, no nos importa tirar, muchas veces lo hacemos antes de usar.

De tanto pedir deseos a estrellas fugaces, buscamos cosas inmediatas, que brillen, ya no se zurce, ni se remienda, ni se repara. Las cosas se olvidan y se sustituyen, y lo mismo se hace con las personas.

De tanto pedir deseos a estrellas fugaces, lo efímero alcanza el calificativo de apasionante, a sabiendas de que cuando se desvanezca su luz quedarás vaci@, lo usado está en desuso, lo marchito ya no se riega.

De tanto pedir deseos a estrellas fugaces, sorprende que algunas historias conserven el valor de lo añejo, dejen poso, sigan la receta tradicional, se cocinen a fuego lento, disfrutando de los olores, de cada sabor, de todos sus matices, que se paladeen bien y dejen cierto regusto a hogar.

De tanto pedir deseos a estrellas fugaces, a veces los que nos convertimos en fugaces somos nosotr@s...

INMA REYERO DE BENITO

jueves, 2 de julio de 2020

CARMEN PRADA - HABLAMOS DE PERSONAS…





Nosotros debemos pensar que somos una de las hojas de un árbol, y el árbol es toda la humanidad. No podemos vivir los unos sin los otros, sin el árbol”.
Ya lo decía Paul Casals, (fue uno de los músicos españoles más destacados del siglo XX. De padre catalán y madre nacida dentro de una familia de catalanes indianos en Puerto Rico, Casals es considerado uno de los mejores violonchelistas de todos los tiempos.

Y así es. Estos momentos por los que estamos atravesando, pueden ser buenos para que a la vez nos sumerjamos en nuestro interior, en nosotros mismos. Y así darnos cuenta en la soledad más profunda, que no somos nadie sin estar rodeados de otras personas.
Nos falta su cercanía, su calidez, sus palabras mediante su presencia, emociones… Sin ellas todo ello nos debilita y nos puede llevar a plantearnos, ¿realmente de qué podemos prescindir en nuestras vidas y qué se hace necesario?

Esta cuarentena entre otras muchas cosas nos ha y sigue manteniendo activos, llevándonos a hacer tareas que vamos posponiendo por la falta de tiempo. Una de ellas por ejemplo es el cambio de armario cuando llega la primavera y ya verano.

Reconozco que mis cambios de armario son toda una odisea, nunca encuentro el momento.

Sí, hablo de esas rutinas galopantes en las que sostenemos nuestras vidas. Siempre corriendo, con prisa, sin tiempo para nosotros, pegados a una pantalla pero tampoco para los demás… Pues como os iba diciendo en este periodo de tiempo me he puesto con ello.

Y me ha sucedido una cosa muy curiosa, casi todo lo que repasaba de mi armario había dejado de tener utilidad para mí. Me llegué a plantear deshacerme de parte de mis prendas y así lo hice de hecho. Llegado este punto me pregunto, ¿por qué antes tenías la sensación de que cada una de esas prendas eran necesarias y ahora te quedarías con poco más de una docena de ellas?

Es sencillo, hay cosas de las que podemos prescindir ya que pase lo que pase podemos vivir sin ellas y además recuperar de algún modo. Sí, toda esa mochila material con la que cargamos y nos pesa porque la decisión de vaciarla solo es nuestra.
Pero ¿y cuándo hablamos de nuestras relaciones interpersonales? Eso es harina de otro costado…

Somos como un árbol con fuertes raíces. Con una hermosa copa y distintos brotes. Esos brotes forman parte de la abundancia y calidad de nuestras relaciones sociales. Habrá brotes que se transformen en bellas flores, otros que sin duda se terminan marchitando.

Como decía al inicio, el riego de esas frondosas raíces no depende únicamente de un brote, ni tan siquiera del árbol. Necesita el riego de todos nosotros.
Nacemos, vivimos y fallecemos en sociedad.

Por lo tanto, toca desprenderse de lo que tiene recambio, pero jamás prescindir de los abrazos, las caricias, miradas… En definitiva, hablamos de personas.


Carmen Prada

COMO LA VIDA MISMA – MI SENDERO DE BALDOSAS AMARILLAS



Cuando Dorothy decidió acudir al todopoderoso mago de Oz para que la ayudara a regresar a su hogar desde Munchkinland, se le unieron tres personajes, que también tenían un deseo que pedir al mago: el espantapájaros quería un cerebro, el hombre de hojalata un corazón y el león valentía. Mas para alcanzar la Ciudad Esmeralda debían seguir el sendero de baldosas amarillas, venciendo numerosos obstáculos. Al final resultó que el mago no pasaba de ser un ilusionista barato, pero no era tonto, así que les planteó que tenían que pasar una prueba para alcanzar sus anhelos: conseguir la escoba de la malvada Bruja del Oeste. Para superar todas las dificultades y enfrentarse a sus miedos, el espantapájaros tuvo que desarrollar su ingenio, el hombre de hojalata manifestar sus sentimientos y el león hacer uso de su coraje. Lo que anhelaban siempre estuvo junto a ellos, a pesar de cuánto sentían su carencia. Incluso Dorothy llevó siempre en sus pies las zapatillas de rubí que necesitaba para volver a su mundo.

Hace un tiempo participé en una dinámica en la que me pedían que pensase en una persona que admirara mucho y escribiera en un papel sus cualidades más sobresalientes. Recordando a mi padre rápidamente surgió una larga lista: coherencia, sentido del humor, bondad, generosidad, personalidad, inconformismo, aceptación, falta de prejuicios, disposición a la ayuda, responsabilidad. Pero la segunda parte del ejercicio consistía en que una compañera tomaba mi lista y me la leía, en segunda persona del singular y con convencimiento. Cuando le oí decir a María José que YO era coherente, bienhumorada, bondadosa, etc., me resultaba difícil de creer e incluso llegué a emocionarme. Pero es cierto que lo que uno reconoce en los demás, en cierta forma vive en él, aunque sólo sea como germen.

Lo recordé cuando en fechas recientes un amigo me sugirió que pensara en una cualidad que admiro de otras personas y que observara qué acciones realizan. Por ejemplo, si envidio la sociabilidad de alguien, puedo darme cuenta de que me llama por mi nombre, se acuerda de preguntarme cómo resultó mi último plan o lleva cuenta de mi cumpleaños y fechas señaladas. Y ¿qué me impide hacer lo mismo? No entramos en que tenga que hacer un esfuerzo o en que no me apetezca, sino sólo si podría hacerlo. Y por supuesto que sí está a mi alcance.

Me venía a la mente lo que Juan comentaba en su artículo “Los héroes son para emularlos, no para disimularlos”, de que no sirve para nada situar en un pedestal y perfumar con incienso a las personas que admiro, sino fijarme en qué es lo que hacen e imitar las actitudes y comportamientos que considero ejemplares. Tal vez lo que “finjo” se acabe haciendo connatural a mí misma y saliéndome sin esfuerzo, pero eso no sucederá si no me lo propongo y me mantengo constante en mi intención.  A mí, por ejemplo, siempre me han maravillado las personas serenas y equilibradas, y después de pensar qué es lo que tienen en común me he dado cuenta de que no dan demasiada importancia a lo que les pasa. Por eso he comenzado a practicar unos minutos de meditación antes de ir a trabajar, para distanciarme de los sucesos cotidianos y no identificarme con ellos. ¿Me apetece madrugar? No. ¿Estoy supercentrada todo el rato? No. ¿Ya no me altero nunca durante el día? No. Pero sí estoy notando poco a poco cómo sale a la luz esa paz interior que pugna por emerger a la superficie, oculta como la estatua en el bloque de mármol. Ahora te toca a ti: ¿Qué deseas? ¿Qué vas a hacer para conseguirlo?

Ana Cristina López Viñuela

miércoles, 1 de julio de 2020

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN - ¿VIVIMOS O DEAMBULAMOS?



Ésta es una de las cuestiones que el ser humano tiene ante sí, si es que desea conocerse y averiguar el sentido que le da a su existencia: ¿vive o deambula?

¿Qué entendemos por vivir? La respuesta, desde la perspectiva humanista, viene dada por la forma de relacionarnos con nuestros semejantes, evitando que nuestra existencia no esté "exclusivamente dirigida hacia nuestra persona", sino que, desde los valores y humanidad que hemos ido incorporando en el trascurso de nuestra existencia, seamos capaces de observar a aquellos otros seres humanos que, al no gozar de situaciones privilegiadas, sufren una vida menos afortunada que la nuestra, y ofrecerles en el presente nuestra compañía, ayuda y dedicación. Personas que necesitan ser escuchadas o compartir su silencio. Esto es un acto de amor que hará que nos mantengamos vivos interiormente.

Existe una gran necesidad en la sociedad de sentirse escuchados y acompañados, pero también de recibir nuestro calor humano, porque lo tenemos y lo demostramos, a quien, por su circunstancia personal, se siente    huérfano de toda estima, comprensión y de un trato más humano. Vivir es saber decir "lo siento"  desde el sentimiento; desarrollar y potenciar nuestras capacidades humanas, y entre ellas, erradicar el egoísmo, que tanto dolor y sufrimiento causa. Vivir no es ponernos en primera persona como una forma de vida, sino es intentar comprender a nuestros semejantes para atenderlos en sus necesidades. Esto es vivir, lo que nos hará sentirnos vivos y plenos interiormente como seres humanos.

Vivir es dar afecto en el presente para que mañana, al despertar un nuevo día, no sea demasiado tarde, pues "la persona ya no está". Queramos en vida, en el aquí y ahora, para no sentirnos culpables después de su muerte o ausencia, debido al afecto y consideración que, pudiéndole ofrecer en su día, le negué por mi indiferencia o desconsideración hacia su persona, o por tantos otros motivos... Vivir es abrirnos al mundo externo con la mano tendida llena de sentimiento hacia este otro ser necesitado, para escuchar y atender sus circunstancias personales.

Deambulamos (morimos interiormente como seres humanos) cuando la falta de humanidad preside y anida en nuestras vidas, ignoramos a nuestros semejantes y nos convertimos en el "centro del universo". Evidentemente, ésta es una opción que tiene ante sí el ser humano, pero entonces deberíamos hacernos esta reflexión: "¿vivimos o morimos interiormente?".

Un saludo.

Joan Sánchez-Fortún