lunes, 31 de agosto de 2020

PERFECCIONISMO, ¿VIRTUD O DEFECTO?

 


Podemos entender como virtud cuando nuestros actos, compromisos  y la forma de vivir desde los distintos ángulos o ámbitos de nuestra persona -familiar, amistad, social, laboral…-, nos proporcionan la paz y el bienestar interior como, por ejemplo:  cuando asumimos responsablemente nuestros compromisos exentos de neuróticas exigencias obsesivas; cuando aceptamos nuestros errores  para evitar sufrimientos y enfrentamientos innecesarios con uno mismo; cuando damos lo mejor, reconociendo y asumiendo nuestros límites y posibles errores sin exigencias "irracionales". Todos ellos, propiciarán un excelente camino para alcanzar ese bienestar personal y el disfrute de la vida, a la que tenemos un legítimo derecho.  

A su vez, podemos entender como defecto, cuando exigimos la perfección extrema en nuestros actos cotidianos. En los que no nos permitimos aceptar el mínimo fallo o error y, a su vez, todo ha y debe de estar bajo un estricto control. Aquí iniciamos ese camino que nos llevará a un enfermizo estado de sufrimiento, de angustia y, lógicamente, de ansiedad. Nos privarán de una vida más serena y placentera. Deberíamos recordarnos que vivimos solamente una vez, pues, este perfeccionismo será el primer paso que destruirá nuestras ganas de vivir, viviremos bajo el yugo del perfeccionismo y de la "superación irracional". 

De por sí mismo, un trabajo u obra escrita, desde una mentalidad equilibrada, contemplará la posibilidad de valorar qué aspectos pueden ser mejorados. A partir de esta revisión, el trabajo debe darse por concluido, aceptando que el error es parte de la vida misma, en donde cualquier actividad debe de estar encuadrada en unos tiempos: un principio, desarrollo y final.  

La persona perfeccionista -llevado a extremos neuróticos-, convertirá su labor cotidiana en inacabada. Buscará, obsesivamente, diferentes planteamientos hasta conseguir la respuesta perfecta del momento. En posteriores revisiones, ese perfeccionismo neurótico e irracional volverá, insistentemente, a enturbiar sus coordenadas mentales.   

Hipotéticamente, el perfeccionista posee o puede poseer como un hecho natural, una "refinada" creatividad, sensibilidad y exigencia de superación obsesiva y descontrolada, consecuencia de un perfeccionismo enfermizo y maligno para su persona y salud mental.  ¡Vivirá su obra como inacabada! 

Observar el trabajo realizado; ver la posibilidad de mejorarlo como un acto de compromiso con uno mismo, será ese otro camino y actitud para encontrar en nuestro quehacer diario ese punto de equilibrio y de placer. Posteriormente, si observamos aspectos a mejorar, no dejaremos pasar esta oportunidad como un acto natural.  

.A modo de reflexión: Cobrar una cierta distancia con el trabajo realizado o, no valorarlo como propio -no entra en juego las emociones- facilitará, posiblemente, una perspectiva más real y certera, por lo tanto, estaremos más capacitados para ver en qué aspectos pueden ser mejorados.  

-A modo de hipótesis, motivos del perfeccionismo (entre otros). 

Una genética muy predominante en este sentido. 

Primera etapa de la vida -infancia, niñez-. Generalmente, los conflictos de adultos tienen su origen en esta etapa. 

Encontrar la respuesta idónea en la que, momentáneamente, dé respuesta a su exigencia y "realización".  

Inconscientemente, cómo un acto compensatorio. ¿De qué? 

Sublimar mediante el perfeccionismo, sus imperfecciones - ¿inconscientes? -.  

Este perfeccionismo pudiera ser la consecuencia de su inseguridad -servir de contrapunto-. 

Dé respuesta a alguna frustración: inconsciente o no. 

Este perfeccionismo va dirigido, preferentemente, hacia sí mismo -lucha interna-, más que hacia su medio. 

Como un estado natural y neurótico de su personalidad. 

Un saludo.

Joan Sánchez-Fortún

 

lunes, 24 de agosto de 2020

EL RINCÓN DE INMA - ¿LA VIDA ES DIFÍCIL?

 


 

Eres responsable de tu vida, aunque te resulte más sencillo echar la culpa a los demás de tus problemas.

 

Las circunstancias condicionan, pero no determinan. Una vez que te ha ocurrido algo, por muy doloroso que sea, no lo puedes cambiar.

 

Sólo puedes actuar y crear aquí y ahora, haciendo, no diciendo que haces. El victimismo o la queja te aportarán retribuciones a corto plazo, pero en ningún caso provocarán ningún avance significativo. Te estás engañando.

 

Del pasado sólo puedes aprender para no repetir errores, perdonar y perdonarte para vivir libre de culpa. También, puedes recrearte y anclarte en él, pero... ¿qué solucionas?

 

Confía en tu creatividad, todo lo que construyas hoy, será mañana tu pasado. Con lo que ya sabes ¿quieres que sea igual?

 

El futuro no existe y, en todo caso, hay un porcentaje muy pequeño de probabilidades de que sea como te lo imaginas.

 

Nadie va a solucionar tu vida, ni te va a hacer feliz todo el rato. Tampoco serás feliz con las cosas que decidas acumular, pagas con dinero, pero en verdad lo que hipotecas es tu tiempo, el que te quitas a ti y a la gente que te importa. Hasta puedes llegar a comprarles con cosas materiales para sentirte mejor.

 

Hay días “malos” y esa es la gracia de cambiar tu pensamiento: que hasta de esos días podrás sacar algo positivo y aprovecharlo para tu crecimiento personal.

 

Y me he vuelto repetitiva, lo sé, porque he descubierto que la repetición crea hábitos y éstos provocan un cambio, lo demás son excusas.

 

¿La vida es difícil?...

 

INMA REYERO DE BENITO

viernes, 21 de agosto de 2020

FRASES DE JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN

 

 

- La aceptación libera al ser humano de los sufrimientos y de las frustraciones innecesarias. 

-No magnifiques tanto la ofensa recibida: relativízala a la baja. Conseguirás la paz en dos corazones, el tuyo y el de tu prójimo, y un punto de encuentro. 

-La inteligencia nos facilita el inicio de un camino: la voluntad, acabarlo. 

-Esforcémonos en conseguir una sonrisa de un rostro impasible; habrá valido la pena el esfuerzo realizado. 

-El pobre no puede ofrecer riquezas, pero sí la fortuna de su humanidad y cercanía. 

-La palabra sincera y responsable empieza por evitar el sufrimiento innecesario en el prójimo. 

-Demos lo mejor de nosotros mismos, para no experimentar el sentimiento de frustración y de soledad por no ser los primeros. 

-Cuando se enfrenten el sentimiento y la razón, no dejes que venza la razón: la razón puede convertirse en la sombra que te acompañe inevitablemente el resto de tu existencia. 

-El paso seguro no procede tanto del pie, sino de la mente. 

-Cobrar conciencia de nuestros actos no moverá el mundo, pero sí es el primer paso para movernos interiormente.  

-Antes de exigir responsabilidad y el respeto de tu semejante, tienes la posibilidad de exigírtelo a ti mismo. Esta actitud, sin duda alguna, nos ayudará a conformar, como seres humanos, una personalidad más equilibrada y sólida. 

-Afrontar todos los problemas al mismo tiempo es sinónimo de no solucionar ninguno de ellos. 

 

-Cuando creas haber recorrido un gran camino, mira con humildad a tú alrededor: observarás que solo estás en un medio camino.  

 

-Si el animal no olvida la caricia recibida, ¿qué clase de "animal" es el ser humano que olvida con tanta facilidad el favor recibido? 

 

Un cordial saludo.

 

Joan.

domingo, 16 de agosto de 2020

EL RINCÓN DE INMA - ¿Y SI VIVIR FUERA... VIVIR?

 

¿Y si vivir fuera tan sencillo como jugar?

 

¿Y si vivir fuera tan sencillo como pintar tu universo con tizas de colores?

 

Sencillo como saltar a la pata coja, moverse, posicionarse, tachar esa casilla a la que no quieres volver, relativizar, simplificar, esperar tu turno, volver a empezar, perder y ganar.

 

Sencillo como rodearte de gente que te aporte. Cuando éramos niños no éramos interesados, no llamábamos amigo a nadie que no lo fuera y nuestra pandilla era intocable.

 

¿Y si vivir fuera tan sencillo como desaprender y recuperar la mirada que le dedicamos a nuestra madre por primera vez?

 

¿Y si sólo fuera eso?... una pachanga en el patio, jugar a pica o al escondite, ¿y si valiera decir "¡casa!", cuando te sientes acorralado?, ¿y si pudiéramos seguir poniendo el dedo en el bocata del recreo para que no nos muerdan más de la cuenta?

 

¿Y si vivir fuera el helado de los domingos, las noches de verano o tu primer campamento?

 

Cuando éramos pequeños soñábamos con ser mayores… ¿Y si vivir fuera soñar que volvemos a ser niños?

 

¿Y si vivir fuera sólo vivir…?

INMA REYERO DE BENITO

viernes, 14 de agosto de 2020

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN - ¿SENTIMOS O RACIONALIZAMOS?


  

  

Los platillos de la balanza están equilibrados cuando soportan idéntico peso. Al aumentar o disminuir el peso en uno de ellos, se descompensan. El sentimiento, como el raciocinio, se asemejan a esos platillos de la balanza evolutiva de nuestra vida. Cada uno de ellos tiene un peso específico en nuestra forma de relacionarnos y de vivir. Vendrá dado en función de los valores y evolución adquiridos: a mayor evolución, obtendremos más libertad en la demostración de los sentimientos; menos necesidad de racionalizar o de pensar. 

 

Sentimos o racionalizamos: esta puede ser la cuestión.  Cuando vivimos y nos relacionamos básicamente desde el sentimiento como forma de vida, probablemente, será por la libertad de palabra y de acción que proporciona la madurez adquirida. Nos convertimos en "seres libres". 

 

Por el contrario, cuando el raciocinio tiene un peso importante en nuestras vidas, puede ser la consecuencia de nuestras inseguridades o temores en acertar o en errar; por lo tanto, este raciocinio lo viviremos más como  un mecanismo de defensa o represor ante la  equivocación o la duda que, como un acto de pensamiento natural  en libertad. 

 

¿Podemos vivir sin pensar y sin racionalizar tanto? Anteriormente, deberíamos de plantearnos cuál es nuestro grado evolutivo y de madurez alcanzados; posteriormente, obtendremos la respuesta. 

 

La persona más evolucionada, se conoce más a sí misma y a sus límites -este último es importantísimo-. Donde el miedo no perturba su libertad en la expresión de los sentimientos o de sus actos. La serenidad y el equilibrio emocional que proporciona la madurez alcanzada, son su consecuencia y compañía.  Por lo tanto, ha adquirido unos valores y seguridad en sí mismo, por los cuales se permite demostrar libremente sus sentimientos sin "pensar". Entonces, el pensamiento, está al servicio de ordenar y dar sentido a las palabras. Aquí acaba su función: no censura. 


Cuando el raciocinio preside nuestras vidas puede ser, entre otros, por estos conceptos. Uno; aquellas personas donde su personalidad de base es calculadora, necesitan tenerlo todo controlado y revisado y, dos; donde su inseguridad, consecuencia de su involución o inmadurez, hace que el raciocinio se convierta en el altar o en el sentido de su vida. Todo pasa por la censura. 

 

Tenemos ante nosotros los platillos de la balanza evolutiva. El hecho diferencial viene dado por la proporción o peso que tenemos en cada uno de ellos: a mayor peso en la expresión de los sentimientos equivale a mayor libertad y seguridad personal o, por el contrario, cuando dicho peso se decanta por el pensamiento o raciocinio, nos indica, mayoritariamente, la presencia de la censura, consecuencia de nuestros miedos e inseguridades. Mediante esta exposición, tenemos ante nosotros los platillos de la balanza evolutiva o espejo en el cuál valorarnos. Evidentemente, este tema admite un amplio debate. 

 

Un cordial saludo.

Joan Sánchez-Fortún

jueves, 13 de agosto de 2020

COMO LA VIDA MISMA – NI DOÑA PERFECTA, NI MARI CHAPUCILLAS

 

Cuando el río suena, agua lleva, y si de forma recurrente te dicen que eres una  perfeccionista, algo de verdad habrá en ello. Lo cierto es que me gusta tener todo controlado, especialmente en el trabajo, y que hay determinadas actitudes y situaciones que me irritan profundamente.

Suelo decir que en mi mente hay solo dos mandos: “ON” y “OFF”, encendido y apagado, de forma que o me encargo de un tema o me desentiendo. Llega al punto de que como copiloto, para desesperación de algunos conductores, actúo como un GPS: si estoy en funcionamiento, en cada cruce iré cantando lo que hay que hacer, aunque parezca obvio, porque prefiero pecar de pesada y repetitiva a que por mi culpa nos desviemos del camino. Pero si estoy en modo “descanso”, que nadie espere que le indique en el crítico momento hacia dónde hay que ir. No porque esté ofendida y me niegue, sino porque no estaré atenta y no sabré la respuesta.

En cambio, mi maquinaria mental carece del botón “UFF”, que funciona como un intermedio entre los otros dos, de manera que uno sabe que tiene que ocuparse de algo pero se hace el loco, de forma que sale tarde y mal, por lo que al final le toca a otro arreglar el desaguisado, aprisa y corriendo, para salvar la situación en el último instante. Y cuando esa misión redentora recae en mí, me fastidia una barbaridad.

Si se me encomienda una tarea intento responsabilizarme de ella por completo, de principio a fin. Lo que implica que si veo que no me va a dar tiempo o no sé por dónde tirar, debo informar de ello y pedir indicaciones. Por eso no logro comprender a los que esperan al momento de rendir cuentas para echarse las manos a la cabeza, poner cara de “yo no fui” y accionar el aspersor de culpas y disculpas, esparciendo la responsabilidad a su alrededor.

¿Pero cómo actuar para que no me alteren esas situaciones?

Me he dado cuenta de que si pierdo de vista el fin último de la actividad que realizo, ésta deja de tener sentido, porque me han educado en el lema “para servir, servir” y creo que buena parte de mi aportación a la sociedad reside en el desempeño profesional. Por esa razón me cuesta obligarme a ignorar que se está dando un mal servicio a los beneficiarios de la labor que presto, para preocuparme sólo de “no tener yo la culpa” de la chapuza.

Por eso, cuando he intentado hacer de “manitas” e instalarme una palanca “UFF” yo misma, como autodefensa, me he sentido a disgusto, porque mi mecanismo no está adaptado y me resulta francamente frustrante dedicar la jornada laboral a quejarme de lo muchísimo que tengo que hacer y a compararme con los demás, en lugar de estar centrada en una tarea útil.

Pero sobrecargarme, por exceso de responsabilidad, con funciones que no son las mías y que, por consiguiente, no estoy en posición de ejercer, no se me reconocerán y tal vez hasta me generen enemistades con los compañeros, sólo me ha producido resentimiento y amargura. He acabado comprendiendo (después de darme muchos cabezazos) que no beneficia a nadie que uno realice las tareas que corresponden a otro (salvo de forma esporádica y excepcional), incluso aunque los resultados mejoren, porque se está creando desorden en la organización y descontento entre los miembros del equipo.

Después de darle muchas vueltas al tema he dado con una solución, que comparto porque tal vez sirva a otros que se encuentren en una situación parecida, que es clarificar las funciones que tengo asignadas y centrarme en ellas, pues serán más o menos visibles o importantes, pero son las mías y siempre representarán alguna utilidad para el conjunto, aunque sean modestas. Ya que siendo eficaz en mi puesto de trabajo me siento segura, digna y libre de mantener el “standard de calidad” que considere apropiado, haciendo caso omiso de los intentos de manipulación, las presiones interesadas y las críticas maliciosas. Y que cada palo aguante su vela.

Ana Cristina López Viñuela

sábado, 8 de agosto de 2020

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN - FRASES PARA PENSAR

 

-Cuando creas que nadie te ve, no te olvides de ti mismo. Puedes llegar a ser tu juez y la voz de tu conciencia.

-Antes de criticar y prejuzgar a quien rechaza tu afecto y amistad, observa y valora qué motivos puede tener.

-No perdamos la posibilidad de llenar de vida nuestra vida. Será el día en que cobremos conciencia de tenerla medio llena.

-Aprende a pensar por ti mismo, para no depender tanto de la opinión ajena: empezarás a ser una persona libre a pesar de tus errores... 

-La parte más oscura de las victorias es la de provocar en el perdedor el sentimiento de humillación. 

-Una de las grandezas del ser humano no es tanto lo que dice sino lo que silencia.

-No te preocupe tanto si no eres querido en vida; nadie llorará tu muerte ni causarás dolor.

-El día que no esperes "nada de nadie", ese día dejará de defraudarte las personas y empezarás a ser libre emocional y afectivamente.

-Cuando alguien o algo llena tu vida, intenta averiguar qué parte de ella tienes vacía.

-Antes de creerte tan inteligente, observa el grado de cultura o de ignorancia que existe a tu alrededor      

-No digas tanto a tu vecino lo que debe de hacer y ayúdale más a pensar.

-Cuando te encuentres desorientado o perdido interiormente, primeramente, cree en algo o en alguien. Posteriormente, analiza qué te aportan.

-Si quieres ser "el rey" de tu casa, haz que tu mujer se sienta querida, escuchada y valorada. Entonces serás el rey de tu hogar, aunque no lleves corona. 

-El trípode de la vida se sustenta en estos tres valores: la evolución personalla relación de pareja y la educación responsable de nuestros hijos.

-Antes de herir a tu prójimo intenta sentir y vivir su sufrimiento. Si a pesar de ello, necesitas o deseas herirlo, cuestiónate el grado de irracionalidad que vive en ti. ¡No te engañes!

 

Un abrazo, amigos.

Joan Sánchez Fortún

jueves, 6 de agosto de 2020

EL RINCÓN DE INMA - Vive tu vida, al final nadie morirá por ti

Avanza, aunque sea despacio. Y si das un paso atrás, que sea para coger impulso y soltar lo que te sobra. Que sea para hacer espacio para cosas nuevas que aporten brillo a tu mirada.

 

No dejes de hacer lo que te hace feliz por el qué dirán o por miedo a hacerlo mal o no agradar, hagas lo que hagas un porcentaje de personas te va a criticar.

 

Si no eres feliz en un sitio, aléjate. Si no puedes, marca límites y convierte esa situación en una oportunidad de aprendizaje. No des nada por hecho, si tienes dudas pregunta.

 

Todo lo que das te vuelve, pero sólo podrás dar si tienes, eso implica que lejos de ser egoísta, como te han enseñado, tú debes ser tu prioridad. Dependiendo de cómo te tratas le estás mandando un mensaje al mundo de lo que te valoras y lo que no estás dispuest@ a permitir.

 

Somos energía y, según la frecuencia en la que vibremos, atraeremos cosas más o menos acordes a lo que deseamos para nuestras vidas, por eso es importante cuidar el cuerpo, hacer ejercicio, comer equilibradamente, beber agua, descansar las horas necesarias.

 

Fundamental meditar, tener pensamientos positivos, invertir tiempo en las relaciones personales, tener aficiones.

 

Apuesta por lo que te hace diferente, haz de ello tu fortaleza y busca un propósito que te ayude a poner en práctica un estilo de vida, tu vida... Al final nadie morirá por ti.

 

INMA REYERO DE BENITO

sábado, 1 de agosto de 2020

EL RINCÓN DE INMA – DISPAROS AL ALMA





Hay heridas de las que no se sale ileso y lo peor es que no tienen cura, la de la decepción es una de ellas, sólo espero que cicatrice y no duela cuando cambie el tiempo.

Como si de un dejá vu estuviéramos hablando, se repitió la escena, con una macabra variante, esa mañana  la protagonista era yo.

Reconocí al instante esa voz segura, esa sangre fría, esa decisión inamovible fruto de sopesar mil hipótesis y combinarlas aleatoriamente. Esta vez, la suerte me dio la espalda y la única bala de la pistola me daría de lleno, son los riesgos de jugar a la ruleta rusa sin coraza, porque te has abierto y te has dejado el alma.

El disparo nubló mi vista, hizo que me tambaleara al flaquearme las piernas, como tantas veces lo hicieron, viejos síntomas, lo nuevo es que siempre estabas ahí para ayudarme, esta vez seguro que hubieras disfrutado viéndome caer.

En la calle hacía calor aunque no el suficiente, mi corazón quedó helado, resquebrajado como cuando metes un hielo en una bebida caliente, sin compasión, sin posible negociación, nadie le pregunta al hielo si quiere ese final que le condena inexorablemente a convertirse en nada, en mero frío.

Desconozco la lección que me quiere enseñar la vida, es muy pronto, el dolor lo nubla todo, leeré entre líneas y seguiré adelante, una vez más, como siempre, fiel a mis valores, con mil errores; todo pasa por algo y así está bien, es la afirmación a la que me anclo como un mantra desgastado.

Todo pasa por algo y así está bien, gracias y adiós...

INMA REYERO DE BENITO