sábado, 31 de octubre de 2020

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN – EL ARTE DE RELATIVIZAR

 


En la relación humana, el arte de relativizar es una de las actitudes o forma de vida que más beneficio o sufrimiento nos producirá, tanto personal como colectivamente.  Dicho arte, estará determinado por el sentido e importancia que demos a los acontecimientos en nuestro quehacer cotidiano. Ante esta situación, tenemos dos posibilidades: relativizar en positivo -a la baja o minimizar- o, por el contrario, en negativo- al alza o maximizar la situación-. De la actitud que adoptemos dependerá en gran medida nuestro bienestar como el de las personas de nuestro entorno. 

Desde la evolución y madurez alcanzadas, estaremos más capacitados en saber distinguir y valorar, en su medida, las circunstancias y los hechos que nos rodean. De tal modo, evitaremos juicios de valor, negativos e innecesarios; daremos importancia a aquellos acontecimientos que realmente deban ser evaluados como tales, desechando los intrascendentes. Pero, ante todo, tenemos el deber de recabar la opinión de las personas interesadas, antes que opinar gratuita y equivocadamente. Con este acto de madurez y de relatividad positiva, evitaremos crear un conflicto dónde realmente no existe. 

El hecho de relativizar negativamente comportamientos de otros seres humanos podría ser parte de nuestras proyecciones reflejadas en el prójimo. Por lo tanto, esta opinión negativa tiene un alto porcentaje de error: puede llegar a ser o convertirse en el espejo de nuestra personalidad. 

Relativizar en positivo - a la baja-. Esta es una de las actitudes más "sanas, cercanas y sabias" que podemos adoptar en el transcurso de nuestra existencia: Nos proporcionará la paz interior; ahuyentará los "diablos" de nuestra mente; descubriremos otros aspectos positivos, cuando normalmente existen; crearemos unos vínculos más próximos y sólidos. Al relativizar en positivo, establecemos una corriente de cercanía y harmonía de las que anteriormente carecíamos: abrimos las puertas al diálogo y a la concordia, al tiempo que evitamos las nocivas y peligrosas interpretaciones fruto de nuestra imaginación, las que nos abocarán, muy probablemente, a la confrontación.     

Relativizar en negativo -al alza-. Por el contrario, esta es una de las actitudes que más debemos rechazar para evitar contaminar nuestros pensamientos, y sentimientos en la relación con las personas de nuestro medio. De tal modo, evitaremos situaciones desagradables. La práctica de este negativismo, más que probable, puede ser el medio por el cual puede llegar a "aflorar" nuestra parte negativa. 

La personalidad de base de cada uno de nosotros, así como la evolución alcanzada, serán las que condicionen en gran medida, nuestra opinión en positivo o en negativo en la relación de nuestro entorno. Haber vivido situaciones difíciles o en un medio agresivo -en la niñez o de adulto-, de una u otra manera, puede condicionar y fomentar nuestro sentido negativo o, vivirlo como un "falso" mecanismo de defensa que justifique nuestro modo de pensar o de actuar.   

 

Un abrazo sentido.

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN

miércoles, 28 de octubre de 2020

EL RINCÓN DE INMA: 1 DE NOVIEMBRE, ENTRE FLORES Y PLEGARIAS

 



 

Cinco meses desde que no me llamas por teléfono, mamá, a punto de olvidar tu voz, no me equivoqué en nada, la vida ha seguido sin ti. Al principio no me lo podía creer, a la tristeza se le unió la rabia y me invadió la desagradable sensación de hacerlo todo sin ganas.

 

Pasaron algunos días hasta que volví a reír, no me acuerdo porqué lo hice, lo que sí recuerdo es que me sentí mal, no entendía qué hacía riéndome si tú no estabas para contártelo a las ocho.

 

Por aquí seguimos con la mascarilla, pienso en ti y sé que lo llevarías fatal, además ha empezado a refrescar y nos han vuelto a cambiar la hora, total, que ya no sabe uno ni en qué día vive y todo va sucediendo contigo, pero sin ti.

 

Hemos celebrado la fiesta, algunos triunfos cotidianos, los cumpleaños sin velas, que ahora no se pueden soplar no vaya a ser que los deseos se vayan volando y no vamos sobrados de motivos para ir tirando.

 

En cada recuerdo te vuelvo a pasar por el corazón, de ahí sí que no te marchas y tu vela nos ilumina más que nunca.

 

Y te rezo y te hablo;

y te pido y te lloro, a veces sin consuelo, porque es que ya todo sucede contigo, pero sin ti...

 

De tanto imaginarte y pensarte, una noche te soñé; la vida pesaba un poco más de la cuenta, me dormí llorando, echaba de menos tantas cosas…pero sobre todo a ti.

 

Yo estaba en la cocina y entraste; no apareciste con alas, ni brillando encima de una nube, tú no eras así, llevabas la típica bata de flores de todos los colores, era nueva; creo que estás renovando el vestuario.

 

No me hablabas, me mirabas con mucha ternura y una sonrisa, yo no podía parar de llorar, quería abrazarte, pero sabía que era un sueño, no quería que te esfumases; al final me levanté, merecía la pena intentarlo y tu imagen no se escurrió entre mis brazos como temía, pude sentirte, no podía despegarme.

 

Cuando desperté estaba muy tranquila y todo siguió, siguió contigo, pero sin ti.

 

No entiendo mucho de estas cosas, pero llegué a la conclusión de que sólo recordando a las personas que hemos perdido con cariño las podemos traer de vuelta aunque sea en sueños, aunque sea solo un instante; no entiendo mucho, pero estoy segura que ningún sufrimiento, ni ninguna lágrima nos devolverá nada ni a nadie.

 

Entiendo poco de la vida y menos de la muerte, sólo sé que la primera pasa volando y somos responsables de ella; la segunda no es opcional y desconocemos su fecha; son continuidad una de la otra, no tiene sentido luchar contra lo inevitable.

 

Por tanto, no hay tiempo que perder, sólo tiempo que aprovechar; sacúdete, mira al frente, honra a los que no están viviendo por ellos; disfruta de los que están, no te dejes nada por decir, porque todos algún día nos convertiremos en recuerdos y en sueños que otros soñarán.

 

 

   "Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante"

               (El principito).

 

INMA REYERO DE BENITO

jueves, 22 de octubre de 2020

COMO LA VIDA MISMA: AVATAR

 


Imagino que muchos de vosotros habréis visto la película Avatar, dirigida por James Cameron en 2009, en la que unos científicos, con el fin de relacionarse con los Na’vi (seres aparentemente primitivos que habitan en el exuberante planeta Pandora, cuya atmósfera es venenosa para los humanos), adoptan la forma de híbridos, con cuerpo similar al de los Na’vi, pero conectados con sus mentes humanas. El avatar puede moverse, sentir y relacionarse libremente en Pandora, mientras el cuerpo de los protagonistas yace sedente en una cabina de enlace. Me pregunto si nuestra interacción con el mundo material no será parecida y la vida que creemos estar viviendo sea una representación.

Tal vez necesitemos nuestro cuerpo físico, con sus limitaciones, para movernos por la existencia cotidiana: comer, hablar, trabajar, enamorarnos, competir con nuestros congéneres… pero la realidad sea muy otra. La física cuántica viene a decir que lo que percibimos con nuestros sentidos y damos forma con nuestra mente no es verdaderamente así, sino tan sólo la manera en que somos capaces de entender e interactuar en el mundo humano. De hecho, nada tiene que ver lo que perciben un perro o una abeja con lo que nosotros sentimos, pues ven, oyen, huelen… de manera diferente. Al parecer, según los últimos avances de la física, en último término, la materia no existe y todo es vacío y energía.

Muchas tradiciones religiosas y culturales entienden que los seres humanos seríamos una suerte de “avatares”, en los que una entidad espiritual hace uso de nuestra mente, nuestros sentidos y nuestros miembros, pero no se identifica con ellos. Un alma eterna, indestructible, ilimitada. Si es así, existiría otra forma de “saber”, de establecer conexiones, de expandirse… a la que llegaríamos por medios que no tienen que ver con el raciocinio, la sensibilidad o la emoción, sino con la intuición. Se supone que los místicos consiguen llegar a conectar con su propia alma y, a través de ella, con todo lo que “es” y con Dios. Los que dicen haber traspasado ese velo hablan de conciencia, unidad, trascendencia, amor… no de un universo paralelo en el que las cosas son como aquí, pero “mejores”. Aunque igual eso resulta muy esotérico para algunos de nosotros…

No sé si nuestro pequeño planeta y nuestras aparentemente insignificantes vidas son todo lo que existe o no pero, al menos en este escenario y con mi personaje, preferiría “hacer un buen papel” y pasar mi tiempo en esta tierra fomentando la concordia, la armonía y la paz, en lugar de vivir una pesadilla de odio y desunión. Creo en la existencia del alma y de Dios, pero incluso si fuesen una invención humana, tal vez valdría la pena actuar como si fueran reales, porque cuesta pensar cuán intrascendente sería nuestra vida en otro caso. De la misma forma que considero que aunque no existiera el karma, ni nunca hubiéramos de dar cuenta de nuestros actos, el egoísmo de mirar sólo por uno mismo, aunque nos “salgamos con la nuestra”, sólo nos va a producir insatisfacción e infelicidad. Porque la plenitud del individuo, en mi experiencia, implica ir más allá de sí mismo. Pero qué sé yo… ¡si tengo más preguntas que respuestas!

 

ANA CRISTINA LÓPEZ VIÑUELA

lunes, 19 de octubre de 2020

EL RINCÓN DE INMA - VENTANAS QUE SON POEMAS


 

No sé si es la falta de besos, no sé si es la ausencia de abrazos lo que me está llevando a sentir ternura cuando veo que siguen quedando personas que se cuidan, que no les viene mal el compromiso, sino que es algo que les refuerza y les convierte en más grandes.

 

Hace unas semanas mi vecino se rompió la cadera y el otro día su mujer con voz ilusionada me llamó por la ventana del patio para decirme que él ya caminaba.

 

Mi alegría fue enorme y le dije que me gustaría que saliera un día a saludarme y … ¿para qué esperar cuando sobran las ganas?...

 

¡Allí se presentó!, sonriente, con su pijama impoluto, que ella se empeñaba en acuriosar una y otra vez, como si todo fuera poco; se transparentaba una camiseta interior blanca.

¡Cuánto hacía que no veía una! ... ¡cuánto hacía que unos sentimientos puros no me traspasaban la piel!...

 

La escena empezó a ser en blanco y negro, talmente parecía otro universo y por un momento pensé que no era real, que estaba contemplando el mayor espectáculo del mundo.

 

No oí ni una queja, sólo se percibía cariño, aceptación de una circunstancia que seguro no querían, pero les hizo más fuertes, más sabios; no porque sean excepcionales sino porque se eligieron cada día para vivirlo juntos.

 

Él recitó un poema, no sé si existe o se lo inventó, pero me arrancó un aplauso, me hizo ver que lo difícil se puede volver sencillo y el dolor, si tú quieres, se convierte en arte.

 

Me hubiera quedado a vivir allí, pero no quise cansarle, le pedí que se fuera despacio, que no derrapase, con ese humor que a veces nos falta, pero que, cuando aparece, nos salva; su carcajada ya forma parte de la banda sonora de mi vida.

 

Y allí seguí un rato pensando que a veces la desdicha se convierte en suerte si tienes con quien compartirla, y que hay ventanas que son balcones de aire fresco de otros tiempos.

 

Y allí me quedé con la mirada ausente pensando que no son las vistas, sino lo que queramos ver.

 

Se fueron juntos, él se apoyaba en el andador sin saber que era ella quien le sustentaba.

 

Se van juntos, la ventana quedó abierta.

Ventanas que son poemas.

Ventanas que son alma.

Ventanas de hoy construyendo de la mano las ventanas del mañana.

La ventana quedó abierta...

 

INMA REYERO DE BENITO

jueves, 15 de octubre de 2020

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN - ¿PASAMOS PÁGINA?

 


Con cierta frecuencia, ante una situación un tanto comprometida, irresponsablemente, decimos que lo mejor es pasar página como si aquí nada hubiera ocurrido. El problema surge cuando, posterior e inesperadamente, en nuestro interior algo se remueve produciéndonos un "desconocido" malestar, al tiempo que ignoramos su origen. 

Probablemente, los humanos desconocemos que acallamos o reprimimos -consciente o inconscientemente-nuestra conciencia "negativa" de unos actos injustificables a modo de "pasar página para no pensar". Con tal proceder, creemos que "aquí no pasa nada o la culpa es del otro", a modo de autoengaño. Sin embargo, transcurrido un tiempo, este pasar página puede llegar a manifestarse interiormente, y su efecto será el de crear malestar, ansiedad e intranquilidad personal hasta que afloren o encontremos los motivos originarios.  

¿Pasamos página o ponemos cada página en su lugar? Éste es el dilema, no "existe" otro, si deseamos una vida más plena. Afrontar los problemas responsablemente en el presente antes que posponerlos, será como esa llave mágica, actitud valiente y evolutiva que debemos adoptar si no queremos naufragar en un mar de páginas llenas de situaciones no resueltas. Empecemos por afrontarlas en el día a día, para no dar lugar a llenar nuestra "mochila" emocional de actos irresponsables y despropósitos existenciales pendientes de afrontar, y de resolver. Debemos evitar convertirnos en una página de un libro inacabado o de una existencia incompleta… 

Si deseamos cimentar una vida más plena, vivamos el presente con responsabilidad y madurez, donde cada una de sus páginas y las circunstancias de nuestra existencia ocupe su lugar correspondiente por más doloroso que pueda resultar. A su vez, no olvidemos afrontar y ordenar nuestro pasado ─nunca es tarde; tarde será no cobrar conciencia de éste─, para edificar un presente más pleno, en el que basaremos el bienestar de nuestro futuro. Éste no se construye mañana, sino hoy, en el aquí y ahora, con una actitud reflexiva y adulta como es afrontando, elaborando y asumiendo responsablemente el pasado. A partir de este acto de madurez, el pasado dejará de molestarnos, por lo tanto, nos permitirá vivir con mayor plenitud el presente.  

Dejar o postergar vivencias o situaciones comprometidas sin resolver, se convertirán en un lastre y, por consiguiente, en un problema añadido. Atrevámonos a afrontar y a no prolongar más en el tiempo estos conflictos no resueltos para prevenir, y evitar su enquistamiento. Porque, al igual que una herida mal tratada en su momento, provocará que su curación sea más duradera y dolorosa. De tal modo, agrandamos y magnificamos un problema cuya resolución final será más dificultosa y dolorosa, quedando la puerta abierta ─por efecto dominó─ a que surjan en cadena otras situaciones no previstas, conflictivas y dolorosas 

Al final de nuestra existencia quedará escrito el libro de nuestra vida: Aquél en el que todas las páginas han ocupado responsable y ordenadamente su lugar correspondiente, o aquél otro, cuyas páginas estén todavía por ordenar… 

 

lunes, 12 de octubre de 2020

EL RINCÓN DE INMA - INSTANTES

 


 

La lógica le decía que él y ella no envejecerían juntos, que le inventó y en verdad no era para tanto, ni siquiera era para ella.

 

Porque nada es nuestro, todos estamos de paso, de lo que no pudo pasar es de que se le acelerara el corazón cuando se iluminaba la pantalla del móvil y aparecía su nombre al lado de una estrella fugaz, seguro la puse ahí como una premonición, pero no, primero no lo veía y después no quería verlo, somos expertos en escuchar lo que nos interesa.

 

No entendía que para que haya luz tiene que haber también oscuridad, sólo veía su brillo.

 

El corazón le decía que de todo lo que pasó algo fue real porque por un momento sus vidas compartieron un espacio en el que las palabras sobraban y las explicaciones eran innecesarias.

 

Algo en lo más profundo de ella le susurraba que le dejara marchar, aunque ya no pudiera ser del todo, una parte se quedaría con ella, la que le ha devuelto la sonrisa, la que le espera a la vuelta de cada esquina, la que sólo entiende de miradas brillantes, la que le recuerda que si te empeñas en un imposible lo atraes.

Normas no escritas gritan que hay un abismo entre ellos, que nadie en su sano juicio arriesgaría tanto y ya no sabe si es mejor irse o dejarse llevar.

 

La lógica le decía que si no lo hubiese intentado ahora ni siquiera tendría su cálido recuerdo para abrazar en las noches frías, le decía que nunca le tuvo y así no sufrirá porque no puede perderle.

 

Una tarde se iluminó la pantalla, miró de reojo, suspiró, vio borrosa la estrella fugaz, una lágrima resbalaba por su mejilla...ya no sentía nada.

 

INMA REYERO DE BENITO

viernes, 9 de octubre de 2020

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN - FRASES PARA REFLEXIONAR (10/10/2020)

 


-Aprende a escuchar tu silencio si deseas conocerte. 

-Cuando creas ser un gigante, mira con humildad a tú alrededor: observarás que los demás tienen una altura similar.  

 

-La importancia no está tanto en lo que decimos, sino en cómo lo decimos. 

 

-No te preocupes tanto en conocer a tus "enemigos"; preocúpate más por conocer a quienes dicen ser tu amigo o a quienes consideras como tal. 

 

-Empecemos por cambiar nuestro mundo interno para que algún día pueda cambiar el mundo.  

 

-Cuando comprendas e integres en tu persona las vivencias o circunstancias positivas o negativas de tu entorno, dejarás de sorprenderte y serás menos voluble emocionalmente. 

 

-Vive y deja vivir son las palabras de un ser sabio. Observaremos que todos nos beneficiaremos con esta sencilla pero humana y hermosa forma de relacionarnos. 

 

-Dejemos de ser un proyecto de vida para convertirnos en una realidad. Dejemos de ser el diamante en bruto de la juventud, para convertirnos en la joya valiosa que proporciona la madurez.  

 

-El árbol cercano y armonioso produce buena sombra. Esforcémonos en producir buena sombra en beneficio de nuestro semejante: alguien se cobijará a ella. 

 

-El viento es el aliado perfecto de la palabra irresponsable: "se la lleva" cuando no deseamos cumplir con nuestro compromiso. 

 

-La crueldad no la vive ni la siente quien la ejerce, sino quien la recibe y la sufre. 

 

-Las personas pasan por nuestra vida y sólo queda lo profundo: el sentimiento demostrado. 

 

-No necesariamente ha de existir amor en la pareja; el respeto y la comprensión son los pasos imprescindibles para que puedan surgir el cariño y el afecto.  

 

-La inteligencia puede crear barreras, el humanismo las destruye. 

 

-No te mires tanto en el espejo y más hacia tus adentros si realmente deseas conocerte y descubrirte interiormente. Esta visión será tu verdadero espejo. 

- La aceptación libera al ser humano de los sufrimientos y de las frustraciones innecesarias. 

-No magnifiques tanto la ofensa recibida: relativízala a la baja. Conseguirás la paz en dos corazones, el tuyo y el de tu prójimo, y un punto de encuentro. 

-La inteligencia nos facilita el inicio de un camino: la voluntad, acabarlo. 

-Esforcémonos en conseguir una sonrisa de un rostro impasible; habrá valido la pena el esfuerzo realizado. 

-El pobre no puede ofrecer riquezas, pero sí la fortuna de su y humanidad y cercanía. 

-La palabra sincera y responsable empieza por evitar el sufrimiento innecesario en el prójimo. 

-Demos lo mejor de nosotros mismos, para no experimentar el sentimiento de frustración y de soledad por no ser los primeros. 

-Cuando se enfrenten el sentimiento y la razón, no dejes que venza la razón: la razón puede convertirse en la sombra que te acompañe inevitablemente el resto de tu existencia. 

-El paso seguro no procede tanto del pie, sino de la mente. 

-Cobrar conciencia de nuestros actos no moverá el mundo, pero sí es el primer paso para movernos interiormente.  

-Antes de exigir responsabilidad y el respeto de tu semejante, tienes la posibilidad de exigírtelo a ti mismo. Esta actitud, sin duda alguna, nos ayudará a conformar, como seres humanos, una personalidad más equilibrada y sólida. 

-Afrontar todos los problemas al mismo tiempo es sinónimo de no solucionar ninguno de ellos. 

-Cuando creas haber recorrido un gran camino, mira con humildad a tú alrededor: observarás  que solo estás en un medio camino.  

-Si el animal no olvida la caricia recibida, ¿qué clase de "animal" es el ser humano que olvida con tanta facilidad el favor recibido? 

domingo, 4 de octubre de 2020

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN - ESPÍRITU DE SUPERACIÓN. HOMENAJE



Estas líneas pretenden rendir un cálido homenaje a aquellas personas que, viviendo en la oscuridad y en el sufrimiento continuado, desde su espíritu de superación, tienen la voluntad de poner un punto de luz en sus vidas -siempre existe esta posibilidad-; a las que convierten el sufrimiento en un motivo de crecimiento personal  y de esperanza,  lo cual,  les facilitará  cobrar  conciencia de su realidad para  superar sus circunstancias adversas sin sentirse culpables; a las que  consiguen dar un sentido positivo a sus vidas, es decir, trasforman el dolor en paz y sosiego en el inicio de un nueva etapa, con el consiguiente bienestar personal. 

En ocasiones, por diversas circunstancias ajenas a uno mismo o, a la propia irracionalidad de las personas de nuestro entorno, la vida nos "arroja" al fondo de un profundo pozo: en él permaneceremos hasta que, por fin, un día -ese día existe- despertemos de tanto sufrimiento y situaciones irracionales, y nos acojamos a esa voz cálida y mano generosa que nos ayuden a salir de la oscuridad. Lo conseguiremos cuando esta sea nuestra voluntad y nos empeñemos en este propósito. ¡Querer es poder o, por lo menos, nos aproxima a conseguirlo! 

Para ello, deberemos - con humildad exenta de orgullo- escuchar, para creer e interiorizar la ayuda que nos ofrezcan. Como primer paso imprescindible, debemos serenarnos interiormente; dejar de sentirnos culpables, pues cuando una relación se rompe o surge una situación conflictiva, implica la responsabilidad de dos personas, de dos mundos que, por el motivo que fuere, deben de tomar, desde la aceptación, distintos caminos y sus consecuencias, pero jamás, con sentimiento de culpabilidad. Éste, es uno de los sentimientos más destructivos de nuestra persona y esencia: ofusca nuestra mente e impide ver con claridad el principio de realidad; nos involucra en una dinámica de culpabilidad, dolor y de sufrimiento: "Soy el único culpable, por lo tanto, debo sufrir". ¡Desafortunado sentimiento! 

La vida, constantemente, como parte de la propia existencia y dinámica, nos pone a prueba desde los más justificados motivos hasta los más irracionales, crueles y carentes de sentido alguno.  Debemos aceptarlos y afrontarlos sin temor, como parte de la vida: superarlos nos ayudará a conformar una personalidad más firme, sólida y decisiva en nuestro proceso evolutivo.  

Si un día, unas personas fueron capaces de superar sus situaciones más adversas, es prueba evidente que, cada uno de nosotros, también tenemos esta capacidad, facultad y oportunidad. Ante estas situaciones tenemos dos posibilidades: afrontar el problema o, continuar en un mar de llantos y sentimientos de culpabilidad.  

Afrontar el problema, conlleva buscar ayuda para superar el conflicto. Lo haremos con humildad; reconociendo los posibles errores cometidos; escuchando e interiorizando los razonamientos aportados y, lo más importante, desterrar el sentimiento de culpabilidad. Así iniciaremos el camino del encuentro con uno mismo, el que nos proporcionará la tan necesaria paz interior. 

Continuar en un mar de lágrimas agudizará el sufrimiento, el mismo que nos hará vivir en la oscuridad interior. Nos envolverá en una dinámica negativa de dolor sin sentido, del que no podremos salir hasta que, un día, tengamos la suficiente energía interior como para afrontar los problemas para que éstos se conviertan en parte de un pasado elaborado y superado. 

Aprendamos a llorar hoy, para que mañana podamos sonreír. 

Afrontemos los problemas hoy, para tener un mañana venturoso. 

 

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN

jueves, 1 de octubre de 2020

EL RINCÓN DE INMA – EQUIPAJE A LA CARTA

 



Desde que empecé a escribir mis reflexiones, exceptuando algunos momentos que he dejado volar mi imaginación, siempre os he hablado desde mi propia experiencia. No ha sido por egocentrismo, mi objetivo es transmitir que, sin ser ejemplo de nada, porque he cometido mil errores, más los que me quedan, con mucha perseverancia, he sido capaz de aprender de algunos y de corregir otros.

 

En los cursos de crecimiento personal siempre me parecía muy bonita la teoría, pero echaba en falta que a las personas que me hablaban les hubiera pasado algo de lo que contaban  y solucionaban de esa forma tan estupenda con expresiones como: acepta,  hazlo, ponle cara a tus miedos, sal de la zona de confort, la ansiedad es tu amiga, invita a café a tus problemas…¡¡leches!!,pero ¿¡¡cómo!!?, ¡¿no ves que no puedo!?,¿te crees que estoy así por gusto?

 

Hoy con más perspectiva y después de mucho trabajo os quiero hablar de que existe la posibilidad de adaptarse a la situación que nos toque en cada momento. Voy a poner un ejemplo muy sencillo, extrapolable a cualquier otra que se os plantee.

 

Este fin de semana tenía que ir al pueblo; para mí, la palabra viaje era sinónimo de estrés, un gran trastorno en mi vida, preparar cosas, moverme, cansarme...un agobio; se unía que iba a hacer mal tiempo y yo quería que hiciera bueno así que en otra ocasión hubiera elegido ir poco abrigada y sin ganas por supuesto.

 

Esta vez pensé: “si va a llover, será mejor que lleve ropa de abrigo, botas de agua, calcetines de repuesto, paraguas y doble capucha”.

 

Os puede parecer de pura lógica, pero es la primera vez que actúo así, mi resistencia al cambio me está costando bastante vencerla.

 

Por fin he visto la importancia de meter en mi mochila, para cada viaje, lo que necesito y no que me gustaría.


INMA REYERO DE BENITO