Páginas

sábado, 12 de julio de 2025

SI QUIERES SER SABIO/A, MANTÉN ESTOS PRINCIPIOS


La construcción de una vida de serenidad y de plenitud, con la consiguiente felicidad y satisfacción es un camino de perseverancia y de conocimiento de sí mismo, de los demás, de la naturaleza, y de nuestra comunicación con el Amor Infinito o Dios.

Muchos podemos tener formas de mirar o ver la vida de forma diferente, pero si logramos tener una meta común: liberarnos de cientos de necesidades innecesarias y vivir con integridad (ser consecuente con lo que se piensa y se siente) (mantener congruencia), seguro que podemos establecer un verdadero Paraíso en este mundo.

Hay que liberarse de:

1)    La ignorancia.

2)    Las necesidades innecesarias.

3)    La irracionalidad.

4)    El descontrol de las emociones y sentimientos.

5)    Las convenciones sociales que no respetan la individualidad.

6)    Las visiones parciales.

7)    Los juicios descalificadores.

 Un sabio/a desarrolla cinco aspectos esenciales:

1)    Vive de forma consistente con lo que piensa o predica.

2)    Vive asumiendo y aceptando los inconvenientes y molestias de la vida, e incluso sacando posibilidades de esos retos o resistencias.

3)    Sale al paso del sufrimiento humano practicando ejercicios y actividades de relajación, serenidad y armonía.

4)    Vive de forma ética, con valores. Principalmente, de tres tipos:

a.    Valores de creación: Hacer o producir algo. Darse en un proyecto, dejar huellas.

b.    Valores de vivenciación o experiencia. Tiene que ver con “recibir”, “acoger”, todo aquello que la vida nos ofrece en cada instante.

c.    Valores de actitud. Afrontar situaciones inevitables con actitud y firmeza adecuada. Construir a partir de la adversidad.

Estos valores se complementan y apoyan unos con otros. El más importante es el actitudinal.

5 5) Es ejemplo para los demás y para su tiempo.

Te animo a que leas a 4 sabios de la antigüedad y a 1 de nuestro tiempo más cercano:

1)    Sócrates: trabajó, principalmente, para salir de la ignorancia.

2)    Epicuro: trabajó, principalmente, para salir del sufrimiento innecesario.

3)    Diógenes: trabajó, principalmente, para salir de los convencionalismos de la sociedad y de las normas absurdas.

4)   Epícteto: trabajó, principalmente, para salir al paso de las necesidades innecesarias y de las irracionalidades (interpretaciones distorsionadas de la realidad).

5)    Viktor Frankl: trabajó, principalmente, para salir al paso de la ausencia de valores y de la falta de sentido de vida.

Espero os sea de gran ayuda. Un abrazo.


JUAN FERNÁNDEZ QUESADA

miércoles, 2 de abril de 2025

CUENTOS DE LA EDAD ADULTA



Mi Wendy se extravió en el país de Nunca Jamás,

en la espesa tiniebla del olvido,

y ya no sabe jugar a las mamás,

convirtiéndose en otra niña perdida,

dejándome huérfana de cuentos,

sin nadie que me arrope en la cama,

ahora que la sombra de Garfio

parece haber vencido a Peter Pan

y el tictac del reloj suena insistente.

 

¿A quién acudiré ahora

que tus recuerdos se esconden sigilosos,

junto con mis certezas,

detrás de una cordura evanescente?

 

Mi Maga de Oz se ha ido

y con ella el oráculo de todas las respuestas,

y el silencio araña mis oídos.

Se desmoronan bajo mis pies

las baldosas amarillas del sendero.

Me he convertido en un espantapájaros

de hojalata que finge ser león,

pero no siento mi corazón, ni mi valentía,

ni mi cerebro, y mis zapatos rojos

se han teñido de gris y se pegan al suelo.

¿Cómo regresaré a casa sin ti?

 

Solo me queda actuar como Alicia

y tragarme la amarga galleta

que me haga crecer,

aunque su sabor y aroma me repugnen.

Y que tú tomes la poción reductora

que te permita caber entre mis manos,

donde te pueda llevar allá donde yo esté,

con cuidado de no dejarte caer

y que te rompas en mil cristales afilados

que me rasguen la piel del corazón.

 

Buscaré a Campanilla en mis entrañas,

allá donde el temor la tiene secuestrada,

para que nos provea de polvo de hadas

y recuerdos felices, que nos permitan a ambas

sobrevolar nubes oscuras de dolor y de miedo,

hasta sentir el calor del sol entre las alas

y llegar al Hogar primero y último

donde van a parar los momentos pasados,

las ilusiones y esperanzas vanas,

y solo existe la felicidad del eterno presente.

 

Ana Cristina López Viñuela