Decía Shunryu Suzuki Roshi,
maestro Zen Soto (una de las 3 escuelas Zen en Japón, las otras son Rinzai y
Obaku), que “la meditación abre la mente
al mayor misterio que tiene lugar a diario y a cada hora; ensancha el corazón
para que pueda sentir la eternidad del tiempo y la infinitud del espacio en
cada latido; nos da una vida en el mundo como si estuviéramos en el paraíso; y
todas esas acciones espirituales ocurren sin necesidad de refugiarnos en
ninguna doctrina, simplemente por el hecho de asirnos con firmeza a la verdad
que yace en lo más íntimo de nuestro ser”.
Las técnicas de meditación
son métodos de adiestramiento mental y espiritual. Usando la relajación, la
visualización, el adiestramiento de la atención en el aquí y ahora, o la meditación,
muchas personas se han transformado a sí mismas.
Considero la meditación un
medio muy útil para cambiar el dolor de nuestra separación o división personal, así como nuestro distanciamiento con el universo (como dice Un Curso de Milagros, UCDM) hacia una intuitiva y
placentera comprensión de nuestra totalidad y plenitud como seres humanos.
Actualmente se van considerando por parte de las ciencias de la salud a la meditación y a las
técnicas contemplativas como unas ricas fuentes de fomento de la salud, manejo
de la atención, eliminación del estrés, incremento de la creatividad, aumento
de las emociones positivas: empatía, humor, paciencia, placidez y amor
incondicional.
Podríamos decir que la meditación persigue tres metas:
1)
Descubrir y transformar los limitados hábitos
de nuestra mente que bloquean nuestro potencial.
2)
Cultivar activamente y dar vigor a nuestra sabiduría,
inteligencia, serenidad y compasión.
3)
Ganar en eficacia para ayudar a los demás a
conseguir su pleno potencial. Como dice UCDM cuando yo gano, los demás ganan, y
cuando yo pierdo los demás pierden, luego nunca hagas nada que no aporte bien a
todos.
Hay cinco categorías de técnicas meditativas:
1)
Meditación
concentrativa: es la base del resto de meditaciones. Una
mente distraída tiene un poder muy limitado, una mente dirigida tiene un poder
abrumador. Esta unidireccionalidad de la mente desarrollada a través de la
energía de concentración se denomina samadhi
que significa “establecer o dar firmeza”. Imagina una luz difusa y dispersa, y
la potencia de un rayo láser, que concentra toda la energía en un haz.
Convertimos a la mente en un instrumento penetrante de conocimiento de la
verdad. Esa mente concentrada nos da gozo y desarrolla nuestras capacidades
psíquicas. Las técnicas concentrativas se centran en poner nuestra atención en
un objeto o actividad y siempre que la mente se distraiga corregirla para que
vuelva una y otra vez a donde debe estar centrada.
2)
Meditación
consciente: trabaja la receptividad hacia todo lo que
surge en la esfera de nuestra experiencia (darnos cuenta de) Nos ayuda, como
experimenta un niño, a sorprendernos de todo lo que acontece, por lo que
aprendemos a mirar la vida desde el asombro de lo diferente y nuevo de cada
instante. También fomenta el aprecio por todo. Meditaciones como la
instrospectiva o vispassana, el zazen y el dsogchen, el mahamudra, la genuina
conciencia, la conciencia de nosotros mismos, y la oración del corazón, son
ejemplos de meditación consciente. Esta meditación unida a la de concentración
nos permite sentir una íntima relación y co-creatividad con el universo.
3)
Meditación
reflexiva o analítica: se elige un tema o una pregunta y
reflexionamos sobre ello. Al entretenerse nuestra mente con otros asuntos,
volvemos una y otra vez al tema reflexivo. Se suele usar para penetrar en el
significado de la vida, la muerte, la conciencia social, una visión sobre
ciencia, filosofía, textos sagrados o espirituales, etc. Mediante un proceso de
análisis y manteniendo una coherencia y pensamiento integrativo, concluimos con
un fuerte sentimiento de fe y de convicción. Ayuda en la resolución de temas
personales o profesionales de forma creativa. También ayuda a comprender y
resolver conflictos internos.
4)
Meditación
creativa: para cultivar y fortalecer cualidades concretas de la
mente. Trabajar sobre el perdón, la gratitud, la paciencia, la humildad, el
afecto, la inocencia, el amor, la resiliencia, la humildad, la compasión, el
valor, etc., cualidades relacionadas con la Naturaleza, con Dios, con la Vida,
con el Universo. Nos ayuda a hacernos más virtuosos pensando, hablando y actuando
como sí esas cualidades estuvieran ya vivas en nosotros.
5)
Meditación
centrada en el corazón: ayuda a aflorar en nosotros el amor
incondicional y compasivo. Aumento de la empatía, del perdón, de la bondad.
Primero nos centramos en nosotros y lanzamos esa energía profunda interior
hacia nuestro entorno, hacia nuestros seres cercanos, hacia el resto de los
seres que nos rodean, hacia el amor a la naturaleza. Como dice UCDM una
característica del amor incondicional es que cuanto más se da más crece. Es una
meditación inspirada en los demás desde uno mismo. Da una enorme capacidad de
escucha de estar consciente, por lo que tiene muchos ingredientes de la
meditación concentrativa y consciente.
Cada una de las meditaciones
tiene influencias en las otras: la meditación concentrativa aporta paz; la
meditación consciente nos lleva a mayor capacidad de escucha y de estar presente; la
meditación meditación reflexiva nos permite mayor percepción de la naturaleza del
sufrimiento y del sentimiento de interrelación; la meditación creativa conlleva imaginación, intuición, desarrollo de habilidades; y, por último la meditación
centrada en el corazón depara centramiento en uno mismo para dar y por tanto
genera un sentimiento de plenitud para poder entregar.
Espero esta pequeña síntesis
te sea de ayuda para elegir la forma más adecuada de hacer tus prácticas
meditativas.
Un enorme abrazo.
Juan Fernández.
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