martes, 29 de agosto de 2017

LO QUE HAY QUE CONSIDERAR EN UN TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD

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Ya dije en mi anterior artículo que la personalidad es un sistema estructurado dinámico en lo físico, psicológico y social. Por lo tanto, cuando hablamos de un “trastorno de la personalidad”, hablamos de que se ha producido una desestructuración, un desajuste, una disfunción de ese sistema dinámico.

Cuando se hace evaluación de la personalidad hay que prestar atención a 5 aspectos:
1)   Físico o biológico.
2)   Psicológico o vivencial.
3)   Conductual (lo observable).
4)   Cognitivo (ideas y pensamientos).
5)   Social, relacional.

Hay un autor, Arnold Lazarus que desarrolla un modelo muy integral tanto en la evaluación como en el tratamiento (Terapia Multimodal). Trabaja con un cuestionario llamado B.A.S.I.C.Co.S., en el que cada sigla significa cada uno de los aspectos a explorar y tratar:
B – Biológico (Hábitos de alimentación, descanso, ejercicio, postura, medicaciones, etc.).
A – Afectivo (Qué le hace reír, llorar, angustiarse, irritarse, etc.).
S – Sensitivo (Qué le agrada ver, tocar, oler, oír, gustar o qué le desagrada, etc.).
I – Imaginativo (Cómo se describe, autoimagen; cómo se ve dentro de x años; cómo se ve físicamente; qué imágenes le vienen frecuentemente a su mente; etc.).
C – Cognitivo (Cuáles son sus creencias y valores más preciados; cuáles son sus autoexigencias, órdenes; principales intereses y objetivos intelectuales; cómo afectan sus pensamientos a sus emociones; etc.).
Co – Conductual (Qué conductas se interponen en su camino hacia sentirse bien; qué quisiera empezar a hacer; qué quisiera dejar de hacer; qué le agradaría hacer más a menudo; qué le agradaría hacer menos a menudo; qué hábitos considera muy importantes o fuertes en su persona; debilidades, etc.).
S – Social (Quiénes son las personas más importantes de su vida; qué esperan los demás de vd.; las personas importantes de su vida cómo le están afectando ahora; cómo está vd. afectando a los demás en sus vidas, etc.). Aquí también se puede hacer un análisis de la vida sexual de la persona (con quién mantiene relaciones sexuales, si disfruta de ellas, qué prejuicios o miedos tiene al respecto; educación recibida en este sentido, etc.).

Como verá un análisis de esta índole nos da una idea muy integral de la persona y nos proporciona fortalezas y debilidades del sujeto en cada una de las áreas.

El área Cognitiva yo la suelo complementar con el Cuestionario de Creencias Irracionales de Albert Ellis, que nos proporciona una información muy valiosa sobre cómo son las creencias del sujeto con respecto a las 10 áreas principales de creencias irracionales.

En el estudio, como decía, de la personalidad, hay que analizar:
1)   Los patrones duraderos y estables de vivenciaciones, conductas, hábitos, y que se apartan de lo “normal” o de lo que en nuestra cultura entendemos como “sano”. Un patrón desadaptado generará tanto dificultades de adaptación en el propio sujeto, como en su relación con los demás. Es de mencionar que lo que no es normal, no necesariamente es patológico. Hay normalidades estadísticas, funcionales e ideales.
2)   Las alteraciones que persisten en el tiempo. Pautas de conducta negativas que se iniciaron quizás en la adolescencia y han tenido un desarrollo lento pero progresivo.
3) Las manifestaciones rígidas, inflexibles o inadecuadas con respecto a determinadas situaciones. Hay descontrol o dificultades de control de los impulsos.
4)  Las disposiciones subjetivas de malestar. Normalmente la persona sufre y hace sufrir a los de su entorno. Hay calificaciones de estos sujetos como “raros”, “extraños”, “maniáticos”, “difíciles”, “complicados”, “extravagantes”, etc.
5) Si ese desajuste de la personalidad no viene como derivación a haber padecido una depresión, un cuadro de ansiedad, etc.
6) Si ese desajuste de la personalidad tampoco ha venido como derivación de una enfermedad orgánica, un cáncer, una infección aguda.
7) Que estas personas no suelen tener conciencia de su desajuste de personalidad y por lo tanto no creen, en general, que necesiten de ayuda o no la han solicitado.
8)  Suelen existir antecedentes de trastorno de la personalidad en la familia.
9) Los trastornos de la personalidad no se curan con psicofármacos. En el tratamiento hay que integrar algo de farmacoterapia (más bien para poder trabajar adecuadamente, sobre todo controlar aspectos de ansiedad y depresión), psicoterapia y socioterapia. Estas terapias suelen ser largas.

En fin, como vemos para tratar problemáticas de personalidad el tratamiento tiene que ser muy ecléctico y mantenido en el tiempo, persistiendo en todos los aspectos disfuncionales que se encuentren en las diferentes áreas analizadas.

Espero haya sido de su agrado.

Un fuerte abrazo.


Juan Fernández Quesada.

jueves, 24 de agosto de 2017

LA PERSONALIDAD Y CONCEPTOS ASOCIADOS

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Hablar de la personalidad es un tema un tanto complejo porque se forja a través de tres aspectos:
1)   La herencia.
2)   El ambiente.
3)   La experiencia personal.

Personalidad es tener una cierta identidad personal. Es muy absurdo cuando se escucha: “Es una persona que no tiene personalidad”. Esto es falso, todos tenemos personalidad, todos tenemos una identidad.

Ya he comentado en otros artículos de la coherencia entre lo que pensamos, hacemos y sentimos. Hacia esa concordancia o coherencia es hacia lo que tiene que caminar cada persona.

El Dr. Enrique Rojas hace una incursión etimológica muy interesante del concepto de personalidad:
1)   Hay una raíz latina que es personare, que significa “resonar a través de algo”. Del griego se tomaba prosopon que significa “rostro, cara, máscara, careta”. Lo común que tienen estas dos palabras en el mundo grecorromano era la máscara que se ponían los actores y de la cual salía resonando la voz. Así, entonces, es un papel a desempeñar. También hay otra palabra latina perisoma que es “lo que rodea el cuerpo, incluida la ropa”, así muchas veces decimos que por nuestra apariencia descubren nuestra personalidad.
2)   Hay una construcción latina que es per se unum, que sería lo singular, lo único, lo original o propio, lo que nos caracteriza.
3)   Otra palabra latina muy interesante es phersum, que sería “el espejo”. La personalidad sería entonces lo que se ve uno. Puede ser el cuerpo, pero en especial sería la cara, que es la que nos miramos en el espejo. Hay otra palabra muy similar que tiene el mismo significado, speculum.
4)   Y, por último, rostrum que es el “pico de las aves” o el “hocico de los animales”. En las embarcaciones es “la proa o espolón”. De nuevo, como dijimos anteriormente, la cara es lo primero que observamos de alguien. Ese dicho de “la cara es el espejo del alma”. ¡Qué gran verdad!

En base a todas estas palabras etimológicas, podríamos decir que, personalidad es: un conjunto de elementos físicos, psicológicos, sociales y culturales que forman parte de un individuo. También la podemos definir como: el conjunto de pautas de conducta actuales y potenciales que residen en un individuo y que se mueven entre la herencia y el ambiente. Y, de una forma aún más completa: es una estructura organizada y sintética, en movimiento, que abarca el cuerpo, la fisiología, el patrimonio psicológico y las vertientes social, cultural y espiritual. Es decir, todo lo que nutre una forma de ser. De forma sintética podríamos decir que es un estilo de vida que afecta a la forma de pensar, sentir, actuar, interpretar y dirigirse por ella.

A mí me gusta mucho la definición de Gordon Allport que dice que personalidad es una organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determina una forma de pensar y actuar, única en cada sujeto en su proceso de adaptación al medio.

Como dice Rojas, este concepto de personalidad se ha movido entre una perspectiva interiorista, lo que se encuentra almacenado en el sujeto y otra exteriorista, lo que hay fuera de él.

Otro concepto relacionado con el de personalidad es el del CARÁCTER. El carácter es la parte adquirida de la personalidad. Es lo que queda en nuestra vivenciación de las influencias psicológicas, sociales y culturales, mientras que el TEMPERAMENTO, son los patrones de conducta hereditaria. Ambos conceptos, carácter y temperamento, son las dos facetas más importantes de nuestra forma de ser.

Y otro concepto que han manejado mucho los teóricos de la personalidad como Eysenck, Cattell, Allport, es el de RASGO. Rasgo es una disposición psicológica duradera, es decir, un atributo estable de la personalidad. Eysenck, por ejemplo hablaba de los rasgos de Extroversión e Introversión, Cattell hablaba en su cuestionario 16PF de:
A – Afectividad
B – Razonamiento
C- Estabilidad emocional
E- Dominancia
F- Impulsividad
G- Conformidad grupal
H- Atrevimiento
I- Sensibilidad
L- Suspicacia
M- Imaginación
N- Astucia
O- Culpabilidad
Q1- Rebeldía
Q2- Autosuficiencia
Q3- Autocontrol
Q4- Tensión

Luego hay cinco factores de segundo orden que explican de una forma más integrada la personalidad del sujeto y que son la combinación de los anteriores:
-      *QS1 (Introversión versus (vs) Extroversión) – Combinación de A, F, H y Q2.
-         *QS2 (Ansiedad vs Tranquilidad) – Combinación de O, Q4, C, Q3, L y H.
-        *QS3 (Susceptibilidad vs Tenacidad) – Combinación de I, M, A, Q1, F, E y L.
-       *QS4 (Dependencia vs Independencia) – Combinación de E, H, Q1, L, O, N, G, Q2 y M.
-         *QS5 (Alto autocontrol vs Bajo autocontrol) – Combinación de G y Q3.

Lo interesante de este cuestionario es que tiene muchos estudios clínicos.

A modo de resumen, podemos decir que la personalidad:
1)  Es un conjunto de características y cualidades con vertientes morfológicas, psicológicas, fisiológicas, sociales y culturales.
2)   Este conjunto configura un estilo propio del sujeto.
3) Las descompensaciones entre los diferentes elementos puede, en muchos casos, ser la antesala de desajustes.
4) Hay zonas visibles y menos visibles de la personalidad. Las visibles pueden muchas veces ser valoradas objetivamente.
5)  La personalidad es una asociación integrada, no procesos inconexos. Es integración de recursos, habilidades, estilos.
6) Conocer la personalidad de alguien permite predecir su conducta, en general, ante una situación.
7)   La personalidad es dinámica, en constante proceso, cambiante.
8)   Los ingredientes físico, social, cultural y psicológico se complementan.
9)  Una personalidad sana es la que ha logrado un buen equilibrio entre sus componentes, madurez en cuanto su edad, con un buen conocimiento de sí mismo, aceptación, un proyecto de vida y capacidad para hacer coherente su conducta con objetivos realistas y específicos.

Espero que este escrito te haya acercado más a un entendimiento de lo que es la personalidad.

Un fuerte abrazo.


Juan Fernández Quesada.

martes, 22 de agosto de 2017

LA DEPENDENCIA AFECTIVO-EMOCIONAL

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¿Cuándo ponemos nuestros afectos y emociones en manos de otros? La respuesta es sencilla: si no me sé amar, si no soy capaz de quererme adecuadamente, es cuando tengo que poner en manos de otros ese cuidado. Si estoy vacío de mí, tendré que rellenarlo con otros.

Una dependencia es por una necesidad creada. No nos han hecho carentes, nos han hecho abundantes, creadores; pero, al no darnos cuenta de nuestra abundancia personal, buscamos y buscamos fuera, lo que ya tenemos.
Si prestáramos más atención a lo que podemos dar, en lugar de lo que me falta, seríamos más dichosos.

Esto se puede observar en las personas que se dedican al voluntariado, los misioneros, los que se dedican a las emergencias, al rescate, son personas felices. Dando eres feliz porque reconoces tu abundancia y, entonces, no necesitas, ya eres, porque siendo, tienes.

¿Cuántas veces has podido dar y no lo has hecho? ¿Cuántas veces has podido dar una sonrisa y no la has ofrecido? ¿Cuántas veces has podido poner la mano en el hombro de alguien y no lo has hecho? ¿Cuántas veces has podido decir a tu madre o a tu padre que les quieres y te lo has guardado? ¿CUÁNTO TE GUARDAS? ¡¡Suéltalo!! Si no lo haces no reconocerás todo lo que eres y tienes.

Cuando pierdes a un ser querido, no eres consciente que ese ser estaba en otros seres. Un Curso de Milagros nos hace conscientes de que Dios habla de su Unigénito, no habla de muchos hijos, habla de su Único Hijo, y es, porque todos somos Uno. Luego, no has perdido a nadie, busca en los otros a aquel que tenías cerca. Esto es lo que hacen los voluntarios dar a todos sin distinciones, SABEN QUE TODOS SON EL MISMO SER, TÚ TAMBIÉN. Por eso, cuando das, te estás dando a ti mismo.

Puedo crear también dependencia cuando espero de forma desproporcionada reconocimiento, agradecimiento ajeno por lo que hago o me esfuerzo y ese reconocimiento no llega. ¿Estaba disfrutando de la felicidad por lo aportado a otros o estaba esperando los halagos para sentirme importante? YA ERES IMPORTANTE, no hace falta que los otros te lo digan. Tienes ausencia de reconocimiento de ti mismo. Por eso eres o te haces dependiente.

Son nuestros miedos los que nos hacen buscar a otros para que nos cubran. Pero qué es el miedo sino la creencia de que eres débil, vulnerable. La creencia de que eres un cuerpo. ¿Eres un cuerpo? Si has contestado afirmativamente, está claro que cuando ya no seas cuerpo, no serás nada. Con este tipo de creencias, muchos seres buscan “adornar” su cuerpo, hacerlos más bellos, más esbeltos, más fornidos, más …. (pon la etiqueta que quieras), porque de otra forma, no son nada. Conclusión: TE HAS HECHO DEPENDIENTE DE TU IMAGEN.

Las dependencias son creencias en las carencias, en las necesidades. Recuerda, sólo necesitas agua y algo que comer (tampoco mucho), de todo lo demás, no necesitas, tan solo puedes desear.

Dominar o tener afán de dominio, también es dependencia. Creemos que dominando tenemos, pero nada más lejos de la realidad, dejando ser es cuando tienes. Estos son los casos, por ejemplo, de los maltratadores, los manipuladores, los poderosos, creen tener manejando a los demás. Y ¿quiénes creen en estos seres? Los que están en el polo ambivalente, los que creen que estarán a salvo en manos del que dice es “poderoso”, porque ellos se creen débiles; pero ¿acaso no están en el mismo polo? ¿no creen ambos que son débiles? Ambos son dependientes. El carcelero está tan encarcelado como a aquel a quien tiene que vigilar.

Como hemos visto todas las dependencias son falta de confianza en uno mismo, miedos. Si quieres salir de tus dependencias, lucha con tus miedos:
1)   Toma conciencia de lo importante que eres.
2)   Asume riesgos y pérdidas (que no son tales, verdaderamente).
3)   No interpretes como necesario lo que no lo es.
4)   Actúa con valentía dando toda la abundancia de tu ser.
5)   Disfruta de tu entrega.
6)   Ten la certeza de que dando te das a ti mismo.

Espero haya sido de tu agrado y, por favor, compártelo con tus conocidos.
Un fuerte abrazo.

Juan Fernández Quesada. 

domingo, 20 de agosto de 2017

PEOR QUE LAS PÉRDIDAS EXTERNAS ES "ENCONTRARSE PERDIDO"

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Somos nosotros mismos los que nos perdemos en nuestro propio caos interior, cuando repetimos conductas que no nos llevan a ningún lado, cuando repetimos patrones familiares que ya han causado muchos desastres en nuestro entorno. ¿Dónde está nuestra brújula?

Sé un buen observador para aprender a tomar referencias. Es como cuando aparcamos el coche en un parking y no observamos dónde lo hemos dejado situado, cuál es la puerta del lugar por la que he salido, en qué piso estaba, qué color, qué número, etc. Si observo que hay actitudes, conductas, pensamientos, que me llevan, en general, a buen puerto y a sentirme bien conmigo mismo, ¿por qué no las voy anotando como referentes apropiados?

No saber propicia inseguridad, soledad, pero ¿qué tipos de saberes son más necesarios para paliar esto? Lo peor es no saber quién eres, qué eres, tu identidad. Uno se puede perder afuera porque ha estado perdido, ensimismado, dentro. He ido caminando y no he prestado atención a todo aquello de mi entorno que me permitía verme, conocerme. No te olvides que no te puedes conocer sin los otros. El conocimiento de ti mismo es un juego interactivo entre lo que los demás dicen de ti y lo que tú crees de ti. Tu cara es tu parte más identificativa, pero, como decía Jorge Bucay en una entrevista, es una de las partes de ti mismo que sólo te puedes ver en el espejo, pero no la puedes ver con tus propios ojos directamente, como cuando te ves las manos o el ombligo. Los demás son tu espejo. Sal a tu encuentro dándote a los demás, aunque ello te produzca una cierta inseguridad.

Quien se encierra en sí mismo huye de sí mismo más que de los demás. Ésta es la mayor soledad. ¿Cómo voy a conseguir buenas referencias si no me comunico? Los demás me ayudan a salir de mi ignorancia, me ayudan a ver la luz, me ayudan a identificarme. Si aprendo a conocer mis miedos e inseguridades, sabré adoptar una actitud diferente a la que he usado de evitar, escapar y huir de todo ello.

Creer que las adversidades son obstáculos que te pone Dios o la Vida para fastidiarte, es no entender que los obstáculos son ejercicios de aceptación. Si llueve te cabreas porque te mojas, y ya no te acuerdas de que cuando eras niño la lluvia la recibías como una oportunidad para chapotear y disfrutar del agua.

Aceptar es convertir lo etiquetado como “fastidioso” en “asumible”. Cuando no aceptas los inconvenientes y adversidades, te edificas como una persona intransigente. Esto último es no conocerte, porque tienes más fortalezas y adaptaciones de las que crees. Como dice Joan Sánchez-Fortún generas un sufrimiento innecesario por el solo hecho de no conocerte, de no saber quién eres.

Antes de darte las respuestas más adecuadas ante las situaciones, reposa tus emociones. Como dice Un Curso de Milagros, primero encuentra tu paz, ello te dará luz.

Tus brújulas para encontrarte:
1)   Reposa tus emociones.
2)   Entra en comunicación con los demás.
3)   Conoce y afronta tus miedos.
4)   La vida es relación, busca encuentros.
5) Escucha, coge referencias externas, y escúchate, tomas referencias internas.
6)   Acepta.

¡Prueba! ¡Verás que tu brújula funciona!

Un abrazo.

Juan Fernández Quesada. 

martes, 15 de agosto de 2017

CUANDO LA DEPRESIÓN INVADE NUESTRA EXISTENCIA

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La incidencia de la depresión en el ser humano es muy alta. Según datos de la OMS afecta a más de 350 millones de personas en el mundo. Una enfermedad orgánica es más asumible por parte de la persona, pero un estado depresivo cuesta comprenderlo y asumirlo.

Tener una experiencia depresiva puede ser de las cosas más duras que te ocurran, pero también se puede aprender de ella. Yo sufrí una depresión por el año 1988, tras una separación, sólo quería dormitar y me evadía trabajando, apenas comía y los días se me hacían eternos.

Muchas veces creemos que infelicidad y depresión son lo mismo, pero los momentos de infelicidad o insatisfacción pueden muchas veces ser superados con cariño, apoyo y comprensión del entorno, más en el estado depresivo esos elementos muchas veces no llegan a aliviarte e, incluso, muchas veces molestan, te haces una coraza, no hay nada que te consuele. Si eres infeliz, incluso tú mismo te cuidas y consuelas, estando deprimido te criticas, no confías en ti mismo.

Estando deprimido el color de la vida cambia, los tonos brillantes y luminosos se vuelven apagados, tenues, descoloridos, hay algo que parece mantenerte alejado y distante de todo lo que te rodea. Es una sensación de sentirte a solas en una cárcel de la que no sabes salir.

Hay una canción de Joan Baptista Humet, titulada “Canción para una depresión” que describe muy bien lo que a uno le sucede. Te animo a que la escuches: https://www.youtube.com/watch?v=86SqaCDqwuc

La sensación de aislamiento es lo que hace dura la depresión. Para los que trabajamos en psicoterapia, cuesta mucho ayudar a una persona a salir de una depresión, porque, aunque ella racionalmente quiere salir de ahí, se aferra a ella como una tabla de salvación, es como defender lo que no quieres mantener.

La depresión no habría que tratarla como una enfermedad, sino como un mecanismo de defensa cuando tu estructura de significados se derrumba y, sobre todo qué significas tú con respecto a ti mismo.

RECETA PARA DEPRIMIRSE

En síntesis, si quieres deprimirte, debes hacer lo siguiente:
1)   Creer que tú, tu vida y el mundo sois inmutables, tal como te ves y la ves o lo ves.
2)   Creer que haces algo mal o eres malo y que debes esforzarte por ser bueno.
3)   Creer que vives en un mundo de justicia en el que el que es malo es castigado y el que es bueno recompensado.
4)   Creer que te va a sobrevenir un desastre. Con esto último, además, también tendrás angustia.

Esto nos viene por la educación que hemos tenido y las creencias que se han instalado en nuestro procesador. La religión siempre nos ha dicho que si eres bueno vas al Cielo y que si eres malo al Infierno, luego, al final, Dios aplica justicia. Esta promesa de recompensa o castigo ejerce una poderosa influencia en tu vida actual. Esta división polarizada de que al final los buenos tendrán su recompensa y los malos su merecido, focaliza toda la labor de tu vida. Creer en esta división nos hace ser presos de nuestra conciencia. Pasamos toda nuestra vida queriendo dar la imagen de bondad que la familia y la sociedad esperan de nosotros. De esta forma hacemos que el sufrimiento y el sacrificio se nos haga soportable para garantizarnos nuestra recompensa, sin saber que Dios siempre te recompensará hagas lo que hagas. Y alguien dirá: ¡Pero eso es injusto, ¿cómo a este que ha sido un malvado le van a dar lo mismo que a mí? Recuerda la parábola del hijo pródigo, cuando el hermano mayor se quejaba ante el Padre de que agasajase a su hermano después de lo que había hecho.

Tener fe en un mundo justo nos proporciona sensación de seguridad porque podemos predecir lo que va a ocurrir.

Cuando ocurre una desgracia nos preguntamos: ¿Cómo ha ocurrido esto? ¿Por qué ha ocurrido esto?

A la primera pregunta se contesta haciendo un análisis pericial de lo ocurrido. Al “por qué” se contesta con tres respuestas plausibles:
1)   Fue culpa de alguien.
2)   Fue culpa mía.
3)   Ocurrió por casualidad.

En consonancia con la idea del mundo justo, nada ocurre por casualidad, con lo cual la tercera alternativa no es viable. De esta forma los desastres son siempre un castigo a una maldad, es decir, o fue culpa de alguien o fue culpa tuya. De ahí que cuando eres tú el que padeces una adversidad y ésta se instala de una forma más o menos permanente, ya no te vale con culpabilizar a los demás o incluso a Dios, es porque el culpable eres tú. Esto es algo que les suele suceder a las “buenas” personas, tienden a culpabilizarse. Por lo tanto, “ser bueno” es estar predispuesto a culpabilizarte. Si te aíslas los demás no descubrirán lo malvado que eres y, también, por otro lado, no harás maldades hacia los demás. El destino no te ofrece más que castigo y no vas a salir de él. De ahí que te apartas de la posibilidad de un futuro esperanzador. Ya estás instalado en la cárcel de la depresión.

¿Cómo podríamos salir de esta espiral interpretativa absurda? Simplemente aceptando que EL MUNDO ES COMO ES y TÚ ERES COMO ERES. Puedes descubrir que tú, la vida y el mundo no son determinaciones del universo o de Dios, sino significados que has construido y que puedes cambiarlos. Decide a partir de este momento hacerte responsable de tu vida, no culpable, y toma decisiones que te lleven a determinar el destino que quieres y la felicidad que deseas.

Eres un ser bueno porque bueno te hicieron, porque te sientes mejor así, y no porque por ello te van a recompensar con el Cielo. ELIGE AMARTE, NO CASTIGARTE.

Espero la lectura haya sido de tu agrado.

Un fuerte abrazo y, por favor, compártelo con tus conocidos.

Juan Fernández Quesada.


jueves, 10 de agosto de 2017

EL ESTRÉS POSTRAUMÁTICO, SUS SÍNTOMAS

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Este estado está compuesto por tres grupos de síntomas:
1) Los relacionados con la reexperimentación del trauma: aparición recurrente de recuerdos involuntarios e intrusivos en forma de imágenes, pensamientos, sensaciones, pesadillas, sonidos, etc.
2)   Los evitativos: evitación de todo aquello relacionado con el trauma. Evitar dialogar sobre lo acontecido, a las personas que estuvieron o participaron, a las personas que te hablan de lo ocurrido, los lugares del suceso, etc.
3) Los de activación neurovegetativa: encargados de regular el funcionamiento del organismo (trastornos del sueño, falta de concentración, sobresaltos por ruidos, síntomas somáticos difusos y diversos).

Estos síntomas se agrupan en seis criterios y para s que se cumplan esos criterios deben darse, al menos, dos de los elementos que se describen:
Criterio A: La persona ha sufrido una experiencia en la que su vida se ha visto amenazada.
1) La persona ha experimentado uno o más acontecimientos en los que su integridad física se ha visto amenazada o ha presenciado uno o más acontecimientos en los que otras personas han sido amenazadas de muerte, han podido morir o han sido gravemente heridas.
2) La persona ha reaccionado con un terror intenso o con un sentimiento de impotencia o de horror.

Criterio B: La persona revive esta experiencia permanentemente de distintas maneras.
1) Recuerdos recurrentes e intrusos del acontecimiento traumático, que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos, percepciones (reexperimentación).
2)   Sueños de carácter recurrente que producen malestar.
3) Sensación de peligro inminente o actos repentinos “como si” el acontecimiento fuera a ocurrir de nuevo (sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos (flashbacks).
4) Malestar psíquico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
5) Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.

Criterio C: La persona evita cualquier estímulo que le recuerde la experiencia traumática y se siente fuera de la realidad.
1) Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático.
2) Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma.
3) Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma.
4) Reducción acusada del interés o de la participación en determinadas actividades.
5) Sensación de desapego o enajenación frente a los demás.
6) Restricción de la vida afectiva (experimenta menos alegría).
7) Sensación de un futuro desolador en, por ejemplo, el campo profesional, familiar. Se pierden proyectos de vida.

Criterio D: La persona presenta síntomas relacionados con la activación del sistema neurovegetativo.
Presencia de, al menos, dos de los siguientes síntomas:
1)  Trastornos del sueño.
2)   Irritabilidad o ataques de ira.
3)   Dificultad para concentrarse.
4)   Hipervigilancia o prudencia extrema.
5) Respuestas exageradas de sobresalto ante ruidos (teléfono, claxon, sirena, puerta, etc.).

Criterio E: Estos síntomas duran más de un mes (criterios B, C y D).

Criterio F: Estos trastornos provocan un malestar clínico significativo o alteran el funcionamiento social, familiar, profesional o de otro tipo.

Si los trastornos duran menos de 3 meses se consideran agudos, si persisten más de tres meses se consideran crónicos y si aparecen tras un período de latencia de seis meses, se considera de inicio demorado.

Hace años se hablaba de este estado como neurosis de guerra, ya que eran trastornos observados en soldados de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Luego estos síntomas se observaron también en los supervivientes de los campos de concentración, en prisioneros y en personas que habían perdido a familiares de forma violenta. El trauma afecta al pensamiento, al comportamiento y a las emociones. Es un trastorno que está clasificado en los manuales de la comunidad científica como trastorno de ansiedad.

Muchas complicaciones de este trastorno derivan en depresión con gran sintomatología de ansiedad en sus tres niveles, a nivel motor, cognitivo y fisiológico; y en conductas adictivas, alcoholismo, toxicomanía.

Hay dos factores resilientes que posibilitan el afrontamiento positivo y eficaz de las situaciones traumáticas y que impiden un desarrollo patológico crónico:
1) El haber superado con éxito situaciones difíciles (razonablemente soportables) en otras etapas de la vida, haciendo que el sujeto confíe en su capacidad de respuesta.
2) Cuando la persona cuenta con buenos apoyos sociales y familiares que han sido eficaces en otros momentos difíciles; o cuando la persona ha sido preparada para afrontar estos tipos de situaciones (bomberos, militares, policías, médicos de urgencias, rescatadores, etc.).

El primer factor resiliente nos da una buena clave para generar una actitud de afrontamiento positivo ante las dificultades en lugar de una actitud evitativa que, a medio y largo plazo, nos ayudará a tener grandes fortalezas.

Una abrazo.


Juan Fernández Quesada