viernes, 20 de mayo de 2022

EL RINCÓN DE INMA – CUALQUIER DIFERENCIA CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA


Era la hora de la siesta. No se trataba de una hora al azar, la adolescente que le encantan las clases de anatomía sabe que, a esa hora, el cuerpo concentra su energía en el proceso de la digestión y la mente no está en ninguna parte. Aprovechó justo ahí para lanzar la frase: —mamá, necesito un pantalón.

La madre estaba concentrada haciendo dibujos imaginarios con las migas de pan esparcidas por la mesa barajando el orden entre fregar o poner una lavadora. Tras un par de segundos en los que hizo como que no había escuchado nada cogió aire y contestó:  —vamos cuando quieras.

El tiempo en general es muy relativo, pero para un adolescente lo es mucho más. Si le pides que haga la cama, por ejemplo, y dice " ahora voy", se puede referir a diez o doce horas después, en cambio, cuando desean algo la frase " cuando quieras" se convierte en inmediatamente.

Sobre la mesa quedaron las constelaciones de migas de pan.  A cambio, una charla animada sobre planes y proyectos de futuro muy inciertos las condujo a la tienda elegida. En la mente de la madre un único pensamiento " que se vea guapa, por favor". Tras una vuelta de reconocimiento vino el proceso de selección en el que un pantalón rosa fucsia se cruzó en sus vidas: — mamá, me encanta, me lo voy a probar.

Una madre no sería una madre si no intentara ser práctica, por lo que trató de convencer a su hija de las ventajas de comprarse un pantalón vaquero azul básico, de esos que sirven de fondo de armario, que planchan bien y combinan con todo.

Una adolescente no sería una adolescente si hiciera caso a su madre. No coló.

De camino al probador se unieron al pantalón otras prendas. Esta parte era la más sencilla, había tres opciones. Si no salía del probador, prenda descartada; si salía mirando para abajo, le gustaba un poco pero no se la iba a llevar; si salía con la cabeza alta y se miraba al espejo con pose de modelo de Victoria Secret ahí es cuando la madre tenía que aprovechar para decir: —te queda genial. Que encima, era verdad, porque otra cosa no, pero ese cuerpo lo había hecho con mucho arte.

Una vez pasado el filtro de la madre y el de la hija faltaban otros. Ser la sensación en el recreo, acumular likes en Instagram o que su hermana se lo pidiera para una cita, sumaría puntos a favor. De todo eso y mucho más dependería de que, el nuevo inquilino de su mundo adolescente fuera fondo de armario, o acabara al fondo del armario.

En la cola de la caja, una ya estaba mirando el móvil y la otra seguía a lo suyo " que no destiña" y " el azul seguro que también le quedaba bien" pero como sabía que no funciona imponer ideas propias en cabezas ajenas, solo sonrió.

 

INMA REYERO DE BENITO

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