sábado, 24 de diciembre de 2022

NAVIDAD 2022

 


-Cuando nadie te comprenda, ni te quiera, ni te escuche,  

intenta comprenderte, estar bien contigo mismo;  

escucha y habla con tu interior.  

Entonces empezarás a ser emocionalmente una persona libre y equilibrada,  

a pesar de las circunstancias.   

   

 

-No hablemos tanto de amar y más de comprensión; para  

evitar que el amor muera por falta de comprensión.   

     

 

-Cuando no se acuerden de ti y el ritmo de tu corazón siga acompasado,  

estarás en la senda que te conducirá al encuentro de la soledad y el silencio,  

inseparables y fieles amigos. 



 



 Que estas reflexiones pongan un punto de luz y de esperanza a  

nuestras vidas;  

así viviremos en una constante NAVIDAD. 

   

  

 ¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!!!  

   

Joan Sánchez Fortún

domingo, 18 de diciembre de 2022

ENEMIGO INVISIBLE

 


El ego, cuando anida en nuestro ser, se asemeja a esa pesada losa: no podremos desprendernos de ella hasta que nos impliquemos en esta magna tarea, como es la de cobrar conciencia de nuestra realidad; es decir, el cómo y el cuándo el ego gestiona nuestras decisiones y actitudes que adoptaremos. 

Quien esté poseído por tan nefasto sentimiento llamado ego –depredador de nuestros valores y enemigo invisible−, no podrá disfrutar de una vida plena, tanto consigo mismo como en la sana relación con sus semejantes. Porque el ego es uno de los valores negativos más pernicioso en nuestra existencia y en las relaciones sociales. Es decir, pervierte los valores positivos que «normalmente» las personas deberían practicar, como la comprensión, la tolerancia… Porque ante una situación donde el ego se apodera de una persona y, por tanto, también de sus valores, entonces emergen otros, como la soberbia, el orgullo… y el tan nefasto endiosamiento. Entonces, se cree un «ser superior». 

El ego nos disocia y divide interiormente, rompe las conexiones entre las diversas áreas evolutivas y valores personales. Nos impide cobrar conciencia con la realidad cuando esta es adversa o no favorable. Por tanto, no podremos modificar aquellos comportamientos negativos que nos separan de nosotros mismos y de nuestro entorno.  

«Dime qué cantidad de ego tienes y te dirás a ti mismo el camino que tienes pendiente en tu proceso evolutivo.» Regla de tres muy, pero que muy directa. No olvidemos desprendernos de ese ego tan nefasto si deseamos, un día, por fin, culminar nuestro proceso evolutivo lo más completo posible. De lo contrario, nos asemejaremos a ese medio-caminante, el que jamás alcanzará su meta, como tampoco podremos culminar satisfactoriamente nuestro desarrollo interior, de madurez y de plenitud interior.  

 Si bien las personas de nuestro medio pueden llegar a hacernos creer que somos una persona de cuantiosos valores, eso puede llevarnos a caer en el endiosamiento −caemos−. De tal modo, ese insano y dañino ego o endiosamiento nos aleja de nuestra realidad, de reconocer nuestras partes más vulnerables, oscuras y mejorables en el proceso del conocimiento interior, de nuestro conocimiento. ¡Cuán necesario es revivir la palabra humildad! 

Recordemos que quien llega a ese punto o estado de endiosamiento, vivirá el resto de su existencia en una falsa y triste realidad, la que construye desde su patológica neurosis, la cual le impedirá conocerse y cobrar conciencia de sus errores para erradicarlos. «No tocará de pies en el suelo.» 

La persona endiosada bien puede ayudar a superar los problemas de sus semejantes para conseguir mejorar su calidad de vida gracias a sus consejos. Pero ese endiosamiento le impide verse interiormente para crecer y desarrollar una personalidad más harmónica, completa y equilibrada. A su vez, favorece y potencia su incapacidad de escuchar, de comprender, de sentir, de reconocer errores y de una evidente falta de humildad… por repetido. 

El ego no entiende, no sabe en qué ser humano «toma su poder», el que tan fatídicamente dirige su existencia. Pero nosotros, mortales y racionales, a fin de cuentas, tenemos el deber desde la humildad −gran valor− de cobrar conciencia de nuestra realidad para cuestionarnos aquellas situaciones en las que indiscriminada y repetidamente rechazamos las opiniones que no nos favorecen. Este es el punto de partida si deseamos conocernos para desprendernos de ese ego que «corroe» negativamente nuestra esencia de seres humanos y que tanto nos separa de la realidad y de nuestros semejantes.  

La persona dominada o «poseída» por el ego, improbablemente − ¿jamás? − podrá culminar su proceso evolutivo. Porque el ego es el desestabilizador «perfecto» de la esencia de la persona, pues, como hemos indicado anteriormente, pervierte los valores positivos que puede llegar a atesorar. Es el enemigo invisible que favorece y propicia la pérdida de nuestros valores. 

 

QUERIDOS AMIGOS:  

¡FELICIDADES EN ESTOS DÍAS NAVIDEÑOS  

Y PAZ EN NUESTROS CORAZONES! 

 

Joan Sánchez Fortún

domingo, 4 de diciembre de 2022

Intensivo de Dones y Talentos. Toma ciento tres. Acción. (Nov 2022)

 


Suena Kevin Kern de fondo, un pianista que nos recomendó Juan, porque es una delicia, Machín también, pero le reservamos para los atascos. Una vela dibuja sombras sobre un folio en blanco, mientras pienso que no sé si darle la razón  a mi madre que decía que el que llega tarde ni oye misa ni come carne, o a los que defienden que más vale tarde que nunca.

Lo importante es que llegué. Me senté en la última fila, la sala era acogedora, las sillas cómodas, muchas espaldas conocidas, a los lados algunas ausencias y de frente, como siempre, Juan. Salió la pregunta del millón ¿qué quieres en tu vida? Salió la reflexión de ¿Cómo te va? ¿Mal? Pues cambia.

Nos invitaba a quitarnos la careta y mostrar nuestras emociones de una manera modulada. Anoté frases sueltas:  "Nuestra inocencia es nuestra fortaleza (UCDM). Las cadenas siempre te las pones tú. La vida nos regala cada día tiempo, y tenemos que establecer prioridades respecto a cómo invertirlo. Amor y libertad van de la mano, el amor no tiene condiciones".

No me digáis que no dice cosas muy interesantes este hombre, respiré y me sentí afortunada de estar allí.

Una parte del intensivo trataba sobre el eneagrama, una herramienta de desarrollo personal que sostiene que todos tenemos nueve tendencias de personalidad que adquirimos en la infancia y nos alejan de nuestro Yo esencial o el niño interior que salta en los charcos sin miedo.

Con ayuda de unos cuestionarios descubrimos, unos más que otros,  con qué número nos sentimos identificados y a partir de ahí con percepción consciente, autoobservación, comprensión de lo que experimentamos y sin juicios, pasamos  de reaccionar a responder, a autogestionarnos para lidiar con el ego sin que nos tiranice. Comprendernos y comprender a los demás facilita la empatía y la compasión.

Detrás de Juan había un escenario y mi mente empezó a imaginar una pequeña obra de teatro con los números como protagonistas.

El 4 mantenía las distancias entre su colorida vestimenta y el resto, por si se le pegaba algo de la gente gris y de paso para que se fijaran en él, porque él era especial, muy especial, original y único. Se le veía muy centrado en su ombligo, a punto de caer en el río como Narciso.

El 7 llegó tarde, venía de otro evento, y se iba rápido porque había quedado en dos sitios distintos a la misma hora, aprovechó para pedir el Instagram de todos los asistentes y compró por internet una maleta y un patinete eléctrico para tener más tiempo y poder hacer más actividades. El que sufre es porque quiere, se aprieta un poco más la agenda y listo, se decía.

Al 9 le costó arrancar, esos cursos remueven, mejor empezar suave, buscó la calma acercándose a una persona con una conversación muy amena que le permitía no intervenir mucho. Hizo de mediador entre un 1 y un 7, el primero no comprendía  porqué el segundo llegaba tarde, decía que le parecía intolerable interrumpir al resto, ¡una falta de ética total! repetía indignado. Las normas están para cumplirlas. Caminaba muy rígido, como si llevara un corsé. En un descanso puso recto un cuadro, que estaba torcido y no le permitía concentrarse.

El 8 se cambió de sitio para controlar mejor y al pasar arrastró una silla, el 9 enseguida la colocó para evitar otro conflicto. En ese momento,  el 2 se vino abajo porque el 8 le gritó que era un blandengue, que había que tirar para adelante como él, sin tanta pamplina, enseguida se acercaron otros números a decirle que no hiciera caso, que era un amor, eso le animó, era justo lo que necesitaba, amor. Rápido pasó a la acción de nuevo, muchas personas allí tenían problemas y él todas las soluciones. Sabía que ocupándose de los demás no le quedaba tiempo para pensar en sus necesidades.

El 5 no fue a las charlas porque temía que tuviera que expresar sentimientos y prefería aprovechar para leer sobre los últimos descubrimientos de restos arqueológicos.  En la comida era el que más sabía de vinos, y de hacer paella, y de todo, se sentó al lado de  un 8  con el que tuvo sus más y sus menos. Les gustó todo, porque ahí no hay fallo, Sergio lo borda.

El 3 llegó el primero, y abrió la puerta, y se fue el último, y cerró la puerta, y se encargó de colocar las mesas, y de que no faltara nada de nada, y cuando fue al baño no funcionaba el dispensador de jabón y lo arregló, y vendió lotería, y estaba pensando en el próximo intensivo, y se encargó de que funcionaran los equipos informáticos… y se lo fue contando a todos ( porque yo, porque yo, porque yo…) para que le confirmaran que ya era bastante valioso y le dijeron que si, para que se callara y parara un poco.

El 6 tenía dudas, no sabía de quién fiarse. Necesitaba sentirse seguro, por eso buscó personas afines con las que hacer piña y sentirse como en familia. Analizaba tanto que lo que interpretó como una  muestra de deslealtad de una persona le provocó un pequeño ataque de ansiedad, yo nunca lo haría, pensó.

Por mayoría absoluta, con un voto en contra y ninguna abstención dimos por finalizado el único intensivo del mundo en el que está permitido montar el numerito.

Nos despedimos con besos y abrazos, en la calle llovía, pero agua de lluvia no quita riego, dicen en mi pueblo. Caminé hacia casa dispuesta a ponerme manos a la obra para empaparme por dentro y aprobar mi asignatura pendiente: amar a los demás COMO A MI MISMA.

 

INMA REYERO DE BENITO