lunes, 29 de agosto de 2016

RESILIENCIA


RESILIENCIA

Esta palabra ha sido tomada de la física para definir la energía de deformación por unidad de volumen que puede ser recuperada de un cuerpo deformado cuando cesa el esfuerzo que causa la deformación. En el campo psicológico es la capacidad de recuperación de una persona después de adversidades, conflictos, etc.

Es curioso observar cómo determinadas personas en lugar de sufrir un deterioro después de un suceso traumático, no solo no se derrumban, sino que, además, salen fortalecidas de la experiencia vivida. En palabras del filósofo Friederich Nietzsche: “Lo que no me mata me hace más fuerte”.

Como manifiesta la psicología cognitiva, a la hora de evaluar los acontecimientos que vivimos, podemos manifestar dos tipos de pensamiento: a) racional e b) irracional. a) Un pensamiento racional es un pensamiento que se ajusta más a la realidad de lo acontecido. Produce emociones adecuadas y moderadas, permitiéndonos actuar de forma más eficaz y organizada ante la situación. Mientras que b) Un pensamiento irracional está alejado de la realidad, suele tender a ser absolutista, indemostrable, y produce emociones “negativas” como la culpabilidad, ira, frustración, impotencia, etc. Observe que he puesto “negativas” entre comillas porque realmente no podemos decir que estas emociones sean en sí mismas “negativas”, simplemente son señales que nos avisan de que el procesamiento que estamos haciendo de la situación es inadecuado o no se ajusta a la realidad y hay que modificarlo. En síntesis, podemos decir que, cuando nuestro pensamiento es realista, exacto y flexible, tenemos un pensamiento resiliente.

Hay una creencia muy generalizada de que cuantos más problemas tienen una persona, más desdichada es. Pero siendo buenos observadores, nos damos cuenta de que hay seres que tienen muchos problemas y graves, más no se derrumban fácilmente, mientras que hay otros seres que tienen pocos problemas y sin gravedad y, sin embargo, se sienten desdichados y se desmoronan con facilidad.

Hay que recordar que ha sido gracias a los problemas el que tengamos un cerebro nuevo y desarrollado. En nuestro devenir evolutivo fuimos viviendo situaciones difíciles e íbamos desarrollando estrategias de afrontamiento para salir airosos de todas ellas. De ahí surgió ese cerebro nuevo, creativo. Por lo tanto, más que quejarnos de los problemas o las dificultades, deberíamos dar gracias por ellas.

De hecho de los tres ingredientes principales con los que podemos definir a una persona resiliente, uno es el de:
1) Inquebrantable capacidad de mejora.  Es imposible el desarrollo personal sin esta actitud de perseverancia, de búsqueda de la mejora y de afinación en nuestros recursos. La vida en esta tierra no es sino un camino de aprendizaje temporal. Quien dice que ya ha aprendido todo en esta vida, ha tirado la toalla, se ha dado por vencido. Sabemos perfectamente que aquellos individuos que se sienten atraídos, como el niño, por la curiosidad, por el aprendizaje, por la mejora personal, se mantiene siempre en mejores condiciones, son más saludables psicológicamente y, por ende, físicamente. Este aspecto también requiere de un uso de nuestro cerebro derecho, el que nos aporta creatividad, intuición. El mundo actual nos incita mucho al uso del cerebro izquierdo, el del lenguaje y la lógica, en detrimento del cerebro derecho.
Los otros dos son:
2)    Aceptan la realidad tal como es. Aceptar no es lo mismo que resignarse. Aceptar es saber que a pesar de que la vida a veces se nos presenta de forma adversa, ello no quiere decir que por ello ya vamos a ser desgraciados. Una falta de aceptación de la realidad tiene que ver con crearnos necesidades inadecuadas o falsas expectativas de forma exigente. La vida, a pesar de no ser como quisiéramos que fuese, nos da más de los que creemos la mayoría de las veces. De hecho, quienes hacen un buen ejercicio cotidiano de gratitud por lo que son y por lo que tienen, viven la vida con más intensidad y ésta les devuelve esa gratitud.
3)    Creen en el sentido de la vida. Cuando no damos sentido a nuestras vidas, la vida no tiene sentido. Viktor Frankl en su libro “El hombre en busca de sentido” (la historia en un campo de concentración) nos habla de una forma muy clara de la importancia de este ingrediente. Es curioso cómo los sujetos que llevaban una cierta vida espiritual, eran capaces de sobrellevar mejor el sufrimiento. Este dato ya lo habían aportado otras investigaciones. También, los sujetos en los campos de concentración que se centraban en el presente y usaban el humor como medio de escapar de su desdicha diaria, sobrellevaban mejor la situación. El propio Viktor Frankl dio sentido a su subsistencia allí tomando nota y estudiando todo lo que acontecía. Caían víctimas de las influencias degenerantes del campo todos aquellos que carecían de un buen sostén moral y espiritual, nuestra fuerza interior..

Espero haya sido de tu agrado esta lectura y empieces a trabajar en tu capacidad resiliente. Sé como el bambú que ante los temporales se dobla y adapta al furioso viento, sin doblegarse, flexibilizándose, adaptándose al vendaval y volviendo a la posición inicial cuando cesa la tempestad. Si eres rígido mentalmente, te romperás

Recuerda que la tempestad dura solo un tiempo.

Un abrazo.

Juan Fernández Quesada

2 comentarios:

  1. Muy interesante, ojalá nos enseñaran desde pequeños estos conceptos de educación emocional, seríamos adultos mucho más eficaces a la hora de manejar nuestras emociones "negativas" y encarar las dificultades del día a día.
    Afortunadamente, nunca es tarde para aprender, así que tomemos nota del concepto y todo lo que engloba, y a ponerlo en práctica en el día a día.
    Gracias por tan enriquecedor artículo.

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  2. Gracias Judith, precisamente, además de las características comentadas de las personas resilientes, hay algunos ingredientes más dignos de destacar:
    a) Estas personas se esfuerzan en identificar de manera precisa cuáles son las causas de sus problemas. b) Controlan sus emociones para dar respuestas eficaces en situaciones de emergencia. c) Tienen un optimismo realista, sin irse al mundo de Yupi. d) Se consideran, en general competentes y confían en sus capacidades. e) Tratan de empatizar con los demás. Y f) Buscan nuevos retos y oportunidades para crecer. Un besín.

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