CREA
UN ESPACIO LIMPIO Y DESPEJADO
Para todos es deseable tener
un lugar, un espacio, un rincón, donde encontrarnos a gusto. Pon los objetos o
estímulos que te agraden, aquellos que estimulen tu sentimiento positivo.
Normalmente los budistas desalojan de estímulos, lo más posible, los lugares
donde desarrollan sus actividades. Puedes utilizar un asiento cómodo o una
alfombrilla o esterilla que sea mullida. El lugar, como si estuviésemos
esperando a un huésped de nuestro agrado, debe estar recogido y limpio. Ese
espacio es deseable que esté libre de contaminación auditiva, lumínica y de
otros tipos de energías electromagnéticas, por lo tanto no conviene que haya
móviles, microondas, ruidos, luces fuertes, etc. Entrar en ese espacio es
entrar en un lugar especial, un lugar de culto al espíritu, en el que hay una
maravillosa energía, belleza, tranquilidad, paz, armonía. Un lugar que conecta
tu corazón con el universo, con nuestra Fuente.
TOMA
CONCIENCIA DE TU CUERPO
Antes de sentarte a meditar
realiza algunos estiramientos que te sean útiles. Puedes usar los indicados en esta
siguiente página: https://www.youtube.com/watch?v=bnjavaJYJT8,
pero puedes utilizar cualesquiera tomados
del Tai Chi, del Yoga o de Pilates.
Si tu mente está demasiado
agitada, quizás te convenga hacer una
meditación en movimiento, por ejemplo:
Concentrarte
caminando.
-Cuentas tus cinco primeros
pasos.
-Con el siguiente paso vuelve
al uno y cuenta seis pasos.
-Con el siguiente paso veulve
al uno y cuenta siete pasos.
-Sigue contando de esta
forma hasta llegar a diez.
-Vuelves de nuevo a contar
cinco pasos.
-Repite toda la secuencia
hasta llegar de nuevo al diez. Y así cuantas veces lo desees. Si te pierdes,
inicia el ciclo con los 5 pasos.
También
puedes hacer lo que te gusta. Meditación no es la
actividad en sí misma, sino “calidad de atención en la actividad”.
-Elige la actividad. Podría
ser limpiar y regar nuestro jardín.
-Decide poner gran atención
en lo que haces.
-Hazlo despacio, consciente
y con ternura. Mantente relajado y entusiasmado.
-Si nuestra atención se
pierde, volvemos a ella de forma suave, sin culpabilidad ni exigencia.
-Si te tensas, suelta los
músculos y disfruta.
-Cuando hayas terminado,
reflexiona sobre la experiencia que acabas de vivir. ¿Qué riqueza has
encontrado?
Caminar
conscientemente. El movimiento empieza y termina en la
quietud. Para empezar siente el cuerpo mientras estás parado. Céntrate en la
respiración y sonríe a la vida. Al empezar a caminar nota el equilibrio y cómo
cambia la presión sobre cada pie. Nota el pie que se levanta, como toca el
suelo, y como cambias y logras de nuevo el equilibrio. Cada paso tiene 4 fases:
-Cambiando.
-Levantando.
-Moviendo.
-Apoyando en el suelo.
Se consciente de cada fase.
Después de haber hecho esto, tan solo observa todo el proceso.
Forma
de meditar. En general hay que meditar sentado con las
piernas cruzadas en una esterilla de meditación o cojín, o sobre una silla. Lo
que es muy importante es que la columna esté muy recta y el cuerpo relajado, no
tenso.No fuerces el cuerpo con posturas incómodas. Cierra los ojos o mantenlos
semiabiertos. La práctica te irá llevando a que podrás meditar haciendo todo lo
que desees: una actividad, sentado, de pie, caminando, tumbado, etc.
En el próximo escrito
hablaremos de más elementos de los aspectos a considerar en la meditación.
Espero que estos dos primeros te sean de ayuda.
Un abrazo.
Juan Fernández