Así, como el murmullo
de las olas percibo yo la vida: misterio en las profundidades marinas,
aventuras por doquier.
Por un lado, me gusta ser osada, arriesgar, por otro, ser precavida y usar
espacios limitantes para que ninguna persona alcance a dañarme. Me agrada
disfrutar de la brisa marina, de los deportes náuticos; ante una tormenta
comprobar su intensidad, divisar el oleaje, apreciar los precipicios. Las zonas
rocosas son muy apreciadas ante mi mirada, cuando las rozan los pies me
suelen lastimar cual herida en mi alma, esa que aún curada se refleja en una
cicatriz marcando un antes y un después en este " impredecible"
viaje.
No tengo habilidad con la brújula, sostengo una en mis manos señalo un destino.
Tengo 4 posibilidades: norte, sur, este, y oeste. En el momento en el que elijo
una estoy desechando las demás; soy dueña del destino en cierta manera, no hay
probabilidad de volver atrás, la decisión una vez tomada me marcará, asumir el
fracaso, si se produjese, es una parte de la elección con la que contaré.
Empiezo a navegar, descubro una libertad, no ausente de dificultades, aun así
me agrada el desafío, ese desafío al que no podía enfrentarme hace
décadas.
Ahora estoy yo conmigo misma, descubriéndome, aceptándome como soy, no quiero
depender del exterior, si estoy a cargo de mi persona no me asusta la soledad
porque no existe.
Ahí tengo preparado mi salvavidas, un anclaje al que recurriré cuando el
desánimo me perturbe, este anclaje me reforzará interiormente, al dibujar
satisfacción en mi cara, me animará a proseguir el viaje.
Yo dirijo el timón, ese que me llevará a buen puerto: Sentirme plena y feliz.
ANA ROSA GUTIÉRREZ ÁLVAREZ
Enhorabuena Ana Rosa, tanto por la belleza de tu escrito como por la profundidad de tu toma de conciencia. Estoy segura de que serás buena capitana y llegarás a todos los puertos que anhelas.
ResponderEliminar