Resulta que no es una metáfora
decir que “la vida es un juego”, como he podido comprobar jugando al June´s Journey, tratando de encontrar los
objetos ocultos en una escena.
Este juego de móvil incluye
una modalidad llamada reveladoramente “Arrasa con todo”, que consiste en cinco
rondas diferentes, distribuidas en 45 niveles. Los premios se van acumulando
conforme aumenta la dificultad, pero sólo se reciben cuando se ha finalizado
una ronda y se llega a un “punto de control”. Si no logras alcanzar los
objetivos en el tiempo establecido, retrocedes al comienzo de la fase en que te
encuentras, perdiendo todo lo logrado hasta entonces. Cuando estás en el nivel 33
y te encuentras de nuevo en el 22, a falta de un solo objeto por encontrar, te
da una rabia loca. Tienes que volver a acumular “tiques” que te permitan volver
a intentarlo, siempre con el riesgo de recaer en el último momento. Es tan
decepcionante que a veces olvido que ya he afianzado dos rondas y no estoy, ni
de lejos, en el mismo lugar en el que comencé. Y que ya he disfrutado de varias
recompensas.
El parecido con la vida
resulta sorprendente. Ahora que están de moda los propósitos de año nuevo,
recordemos los que nos planteamos al comienzo de 2021. Tal vez los acogimos con
muchas ganas en enero, en febrero nos desanimamos un poco, en marzo perdimos
gas, en julio los retomamos con renovada energía, nos desinflamos en septiembre
y, ahora, en enero de 2022, nos recriminamos que no los hemos conseguido. Por
ejemplo, yo me propuse practicar yoga. Después de seguir unas cuantas sesiones
por internet, me apunté en un centro (pero no el 1 de enero, sino en noviembre)
y he faltado a algunas clases (a veces por necesidad y otras por pereza). No
puedo trazar una muesca en el cabecero de la cama y decir “objetivo logrado”,
pero ya he adquirido un hábito bueno para mí, que este año me va a resultar más
fácil de mantener.
La zona de confort es como una
muralla medieval: parece imponente e inamovible, y cuesta traspasar sus límites
tanto para entrar como para salir, pero conforme crece la población se acaba
agrandando su contorno con ampliaciones, se abren nuevas puertas o incluso es
derribada, por la propia expansión de la ciudad o por los enemigos externos. De
igual manera, un objetivo a primera vista muy
ambicioso o incluso “imposible”, cuando se concreta y se le va dando
forma real, con hechos acumulados, deja de ser inalcanzable.
Safiye, una de las
protagonistas de la serie Inocentes,
no era capaz de salir de su casa debido a un trastorno psicológico. Por amor a
Naci y con mucha paciencia, logró quedar con él dentro del edificio, luego
salir al exterior, más tarde consiguió cruzar la calle, ir a lugares cercanos…
en progresión lenta pero constante. Con temor, esfuerzo, recaídas… pero hasta
que no perdió la ilusión de estar con su amado, fue siempre ganando en libertad
y seguridad en sí misma. ¡Ojalá no perdamos nosotros la esperanza de nuevos
horizontes, que nos animen a limar los barrotes que nos mantienen presos en la cárcel del miedo!
No hay ningún niño al que le
falten ideas para escribir la carta de los Reyes Magos, pero abundamos los
adultos que no tenemos ocurrencias y parece que ya nada nos hace ilusión. Dejemos
que nuestro niño interior nos diga cuáles son sus deseos y ¡a por ellos! Todo
es posible para el que cree. Sigue tu rastro de luz y juega a cumplir tus
sueños, sin desanimarte porque tus planes no salen a la primera o de la forma
que habías previsto.
Ana Cristina López Viñuela
Yo me propongo pocas cositas: la más importante es no volverme loca en el intento de conseguir todas las demás. 😉
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