A
menudo alzo la vista al cielo y contemplo las estrellas en mitad de la noche.
Normalmente algunas centellean con más intensidad, yo imagino que eres una de
ellas.
Llegará
un día en el que no te llore. Simplemente, que te comparta en mis espacios vacíos.
Ojalá que siga tu esencia a mi lado.
El
cuerpo se difumina en el espacio, y tu energía es el motor que mueve el
acelerador de mi vida. El freno ya lo utilicé demasiado, y ahora lo uso para
ocasiones especiales.
Mi
gran lema “sin pausa, pero sin prisa”. Me he vestido de constancia, verdad,
justicia, prudencia, humildad, generosidad, paciencia.
Mi
velocidad corporal está limitada, siento de todas formas un ansia “loca” de
vivir que inunda mis sentidos.
Si algún
día mi cuerpo decide apagarse, buscaré algún aliciente para seguir mi camino,
sola o acompañada, y eso que importa, si me tengo a mi misma.
Califican
el hecho de nacer como traumático, yo evidentemente no me acuerdo, entiendo que
al cortar el cordón umbilical una conexión muy profunda se rompe. Ya no estaba en
ese saco amniótico que me protegía y me ayudaba a regular mi temperatura.
Salí
al exterior a conocer un mundo nuevo y un poco abrupto a la hora de adaptarme, y
sin ser consciente, fui creando una dependencia materna que se deshizo el día
mismo en el que falleció mi madre. Una caída en picado hacia un abismo. Alguien
lo llamaría “terribilitis”.
Una
persona me recordó que por aquel entonces que me miraba mucho mi ombligo,
expresión que me pareció que no era adecuada. Hoy llego a pensar que era
correcta después de analizar mi comodidad dentro de una dependencia que me
abrigaba. La realidad que viví en un momento de mi vida fue dura, complicada y
no supe enfrentarme a ella. Hoy desde mis experiencias, reconozco la madurez
con la que he decidido caminar por la vida.
Mamá:
te busco en la oscuridad porque calmas mis miedos, te busco en la adversidad
porque me das consejos. No me decepcionas.
Ya no
te busco en el cementerio, allí están tus restos. Te llevo flores por
tradición, a ti te entusiasmaban, era tu regalo preferido de cumpleaños.
Te
llevo conmigo, eres mi energía, mi paso adelante, mi valentía. Tú me llevaste
dentro de forma física, ahora te llevo yo de una forma espiritual, no hay quién
me pueda dañar aunque ataquen mi cuerpo.
Mi
felicidad está servida porque la llevo dentro. Somos energía plenamente
integrada en el universo.
ANA ROSA GUTIÉRREZ ÁLVAREZ
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