Es una barbaridad ir
poniendo etiquetas y calificativos a las personas. Las personas son más que sus
pensamientos, conductas, sentimientos, actitudes, sensaciones, etc. Una
etiqueta se puede usar de forma situacional (en relación a un espacio y tiempo)
para lo que emitimos en un momento determinado, pero no para la persona. Si yo
actúo en algún momento torpemente no significa que yo sea torpe, porque si me
etiqueto o me etiquetan de torpe, significaría que yo tendría una esencia de
torpeza y, por lo tanto, todas mis emisiones serían o estarían contaminadas de
dicha torpeza.
Pues lo mismo ocurre con las
etiquetas diagnósticas. Muchos profesionales de la psicología estamos en contra
de ir poniendo etiquetas diagnósticas a las personas. Una vez que un
profesional carga una etiqueta diagnóstica a una persona no sabe el daño que le
está haciendo, porque esa persona es muy posible que a partir de ese momento
crea que siempre su vida será así y que ya no se podrá liberar de ello. Es como
cuando de pequeños nos decían que éramos tímidos, por ejemplo, y a los
cincuenta años sigues deambulando por la vida con tu complejo de timidez. ¡Ya
está bien! Usted se puede liberar de esas cargas porque usted es un ser hecho
perfecto con unas fortalezas increíbles para liberarse de todo lo que le han
dicho. Los profesionales estamos para liberar a las personas de sus cargas,
para hacer que los seres humanos descubran lo grandioso que hay en ellos, no
para poner una losa sobre sus espaldas.
Claro está, en este sistema social que tenemos, interesa mucho que las personas sean “enfermas” de por vida
(no que vivan un momento determinado de sus vidas con dificultad, que no es lo
mismo), porque de esta forma venderemos muchos fármacos, ganaremos mucho dinero
con psicoterapias larguísimas y costosas, y seguiremos teniendo mucho poder
ante los demás, porque somos los que “sabemos” y los otros son unos “pardillos”.
Pues bien, algunas creencias
por parte de personas e instituciones, hacen perdurar estos programas sociales
y encorsetan a las personas. Un día escuchando a una de las personas que más
saben en el mundo de drogas, Antonio Escohotado, decía que las personas que
tienen problemas con las drogas tienen un problema de autocontrol. Es decir,
que si tienen problemas con las drogas y quitásemos las drogas de la faz de la
tierra, se engancharían a otros tipos de drogas: alcohol, internet, sexo,
juego, etc.
Si usted ha visto o leído,
alguna vez, sobre el experimento de la golosina (véalo en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=9a85QTcqJ8M
), las personas que son capaces de posponer los estímulos o las gratificaciones
inmediatas, tienen más probabilidades de obtener éxito en la mayoría de las
actividades de su vida futura. Pero ¿quiere decir esto que las personas que no
pospusieron estos estímulos no pueden ganar en autocontrol? Por supuesto que
todos podemos mejorar en nuestro autocontrol, es cuestión de perseverancia,
manejo de la atención, toma de conciencia de los diálogos internos (baja
tolerancia a la frustración, “no puedo aguantar sin tomármelo”, “necesito
esto”, etc), modificación de esos diálogos, autoinstrucciones, relajación,
técnicas respiratorias, ejercicio físico, meditación, etc. Sepa usted que hay
muchos recursos a su alcance para ganar en autocontrol, solo tiene que
practicar, practicar y practicar.
Cuando una persona va al
médico o al psicólogo quiere mejorar su situación, su estado, y espera recursos o
apoyos para poder solucionarlo, pero no un calificativo que lo derrumbe de por
vida.
Todos podemos hacer una gran
labor en este sentido. No vayamos por la vida poniendo calificaciones o
descalificaciones a los maravillosos seres que somos y les aseguro que ganaremos
todos en una gran paz interna que nos
permitirá llevar muy bien nuestra vida y la empresa a la que estamos llamados, aportando nuestro granito de arena:
UN MUNDO MEJOR. Este es el granito que le pido aporte a su día a día, DEJE LAS ETIQUETAS.
Espero le haya sido de
ayuda.
Un fuerte abrazo.
Juan Fernández Quesada.
Nunca me lo había planteado así: Me parece muy acertado. Las etiquetas para la ropa.
ResponderEliminarJe, je. Me ha gustado eso, Abilio de "Las etiquetas para la ropa". Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con esta lectura, y ganar en paz es ganar en vida.
ResponderEliminarAsí es. Cuando uno deja de hacer juicios de valor la paz llega a nuestras vidas. Un besín, Isabel y gracias.
ResponderEliminarMuy buen articulo Juan, me ha encantado y eso me ayuda para todo tipo de relaciones, muchas gracias por tu labor incondicional.
ResponderEliminarGracias, Mercedes. Gracias a ti también por tu entrega. Un besín fuerte.
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