Suelen ser pensamientos del
tipo:
·
¡Y a
mí qué me importa!
·
¡Pues
vaya rollo!
·
¡Yo
paso de eso!
·
¡Vaya
tontería!
·
¡Ese
no es mi problema!
·
……………………… (ponga los suyos).
Con estos tipos de
pensamientos contenemos nuestros sentimientos, intentando negarlos. No cabe
duda de que muchas veces podemos hacer tremendismo de las cosas, situaciones o
personas y, esta no es una forma adecuada de pensar, pero con la
racionalización, hacemos lo opuesto,
negamos que eso sea importante en nuestra vida y, de esa forma no actuamos o lo
hacemos con falta de decisión y resolución. No deja de ser una forma evitativa
ante los problemas. Usted no se enfrenta
negando el problema.
Imaginemos que tenemos
problemas o dificultades con nuestro hijo. Podemos generar un pensamiento racionalizador
del tipo:
·
“No
voy a seguir atormentándome por él, si quiere seguir así, yo desisto de
prestarle atención”.
·
“Si
quiere arruinarse la vida, allá él”.
·
“No
voy a preocuparme más por él. Ya he tenido bastante!.
·
“Son
elecciones que él hace que no tienen que ver conmigo”.
·
……………………………..
Estos tipos de pensamiento
se suelen dar después de haber tenido los antagónicos, los tremendistas, es una forma exagerada de defenderse del
dolor. De esta forma el sujeto suele oscilar de pensamientos tremendistas a
pensamientos racionalizadores (negadores).
Muchos sujetos que realizan
estas racionalizaciones, en el fondo están continuamente rumiando y sufriendo.
Estas ideas las solemos usar
mucho para justificar el no enfrentarnos (ganancias secundarias). Si, por
ejemplo, quiere conocer a una chica, y hay muchas personas, puede justificarlo
diciéndose: “Este no es un buen momento para decirle algo, en otra ocasión será”.
“Ya habrá más momentos”.
Estas racionalizaciones
funcionan cuando nos encontramos en una situación de “quiero pero….”. En
psicología lo solemos denominar “disonancia cognoscitiva”, como una forma de
dar una interpretación deseable a nuestras dudas. La racionalización es una
forma de quitarnos convicción y determinación en nuestras decisiones.
Por ejemplo, una mujer que
se dio cuenta de que tenía un bulto en un pecho, empezó a decirse cosas del
tipo:
·
”Será
un bulto de esos de grasa”.
·
“Ya iré
cuando tenga tiempo, no creo que sea grave”.
·
“Si
fuese grave ya me habría muerto”.
·
“Si
por cada cosa que nos vemos hubiese que acudir al médico…!”.
· “Yo
no quiero ser como esas mujeres que están todo el día en el médico”.
·
“Si
no lo miro, desaparecerá”.
·
………………
Estos tipos de diálogo son,
si se da cuenta los contrarios u opuestos a los tremendistas:
·
“Esto
va a ser un tumor grave”.
·
“Porqué
me ha tenido que ocurrir a mí esto”.
·
“¡Dios
mío! Qué va a ser de mí y de los míos!”.
· "Me
van a empezar a dar radiación y quimioterapia, y lo voy a pasar fatal”.
·
“Debería
haberme mirado con más frecuencia”.
·
……………………………….
Si observa, entre rechazar
la oportunidad de ver qué es lo que tiene y el otro caso, dar por hecho de que
es un tumor maligno, hay un punto
intermedio que es resolutivo, coherente y racional.
Si usted es de las personas
que se inhibe de tomar decisiones importantes, negando que tiene algún problema
o dificultad, está rechazando su capacidad de afrontamiento, su creatividad, y
la posibilidad de hacer cosas interesantes por su vida.
Espero le sea de ayuda.
Un fuerte abrazo.
Juan Fernández Quesada.
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