viernes, 1 de noviembre de 2019

EL RINCÓN DE INMA: ORO PARECE PLATA NO ES.




Mi vida transcurre fiel al rol de persona dispuesta a agradar y complacer, a mayores soy madre lo que implica ser multitarea, cocinera, mediadora de conflictos, enfermera, asistenta, economista, detector de objetos perdidos, psicóloga, detective privado…

Cuando metes todos estos ingredientes en una coctelera suele salir un cóctel equilibrado y sabroso pero como te pases agitando corres el riesgo de que salte por los aires.

Si llegas a este punto ya no hay vuelta atrás, te pones en modo piloto automático y no puedes pensar con claridad porque parece ser que las partes capaces de reflexionar con claridad no tienen suficiente riego sanguíneo.

Para los más centrados y para las más centradas, ya sabéis, antes de explotar tres respiraciones conscientes, pensais, decidís y solucionado.

Yo, cuando me siento desbordada por una situación practico "el juego del adivino", pretendo que la persona o personas implicadas en la situación adivinen lo que necesito, cosa que nunca pasa, entonces me pongo en modo: me enfado y no respiro.

Los demás no sé cómo se sienten porque nunca se lo he preguntado, pero se crea una situación de lo más desagradable y desproporcionada. Si alguien muy atrevido me dice:  ¿qué te pasa? (si hace dos minutos eras un tierno osito de peluche y ahora pareces la niña del exorcista, muda, eso si), lo que va entre paréntesis supongo que es lo que piensan pero nunca me lo dicen, claro, yo contesto indignada y sin establecer contacto visual: NADA y que se den por contentos que no les digo aquello de: tú sabrás.

A partir de ahí, el silencio…

Bueno, no, hay una posibilidad aún peor para mí y es que la persona implicada se sienta culpable y empiece a hablar todo el rato, sin parar, de lo que sea, de la película que vimos hace seis meses, de si creo que debería cambiarse el corte de pelo, del cambio climático… supongo que lo hace en un intento desesperado de que me olvide y perdone su "tremendo fallo" al no haber sido capaz de adivinar lo que yo quería.

¿Cómo reaccionáis cuando se desborda vuestra coctelera? ¿Os pasa lo mismo? ¿Os toca estar en el otro lado y jugar al adivino? ¿Perdéis las formas?

Definitivamente, he decidido cambiar este patrón de conducta, veo mucho más efectivo poner límites para hacer un cóctel de menos ingredientes y aprender a comunicarse y decir de una forma clara y asertiva lo que queremos ¿no?

INMA REYERO DE BENITO


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario aparecerá una vez revisado por el moderador de la página. Gracias.