Esta semana reflexiono sobre el protagonismo del móvil
en nuestras vidas. Son evidentes sus ventajas siempre que tengamos el control
sobre su uso. Una vez más es cuestión de sentido común y equilibrio.
Convivo con tres adolescentes y su comportamiento me hizo
de espejo. Por momentos éramos cuatro zombies pegados a un trozo de plástico
rectangular que tenía más importancia que nosotros mismos.
Supongo que podría haber solventado mi comportamiento
con un "yo controlo" o un "no es para tanto", pero preferí asumir
que mi conducta no era la más apropiada, decidí que deseaba hacer un cambio y
empecé a practicar.
La frase "Cuando algo es gratis el producto eres
tú" empezó a resonar en mi cabeza.
Resulta paradójico que el teléfono para lo que menos
se utiliza es para hacer y recibir llamadas. Sirve para escuchar música; de
agenda; de alarma; tiene una aplicación para saber el tiempo; es una cámara de
fotos, con su correspondiente galería infinita; WhatsApp; el bendito Google; podemos tener descargada
alguna red social; juegos; las aplicaciones para correr, para comprar online …
Muchas veces utilizamos la tecnología cuando estamos
estresados o aburridos.
La curiosidad me llevó a investigar. He descubierto
que el hipocampo, una parte del cerebro que se encarga del aprendizaje, se va
haciendo más pequeño por falta de estimulación. ¿Cuántos números de teléfono os
sabéis de memoria? Yo, cinco números fijos que utilizaba hace muchos años y el
mío ¿Por qué? Porque he dejado de trabajar esa habilidad. Si queremos resolver una
operación matemática por sencilla que resulte sacamos la calculadora, cuando
queremos llegar a un sitio que no conocemos ponemos Google Maps, con lo cual no
memorizamos y así con infinidad de actividades.
Además, la corteza prefrontal de los bebés se estimula
con luz, sonido y movimiento; justo lo que nos proporcionan las pantallas.
Cuando crecen debemos fomentar que reaccionen a otros estímulos carentes de
luz, sonido y movimiento, por ejemplo, estar sentado en una silla escuchando a
un profesor cincuenta y cinco minutos. Si no estimulan esta área cerebral, su
capacidad de prestar atención va a disminuir, así como la concentración. Van a experimentar también dificultad para
resolver problemas y una baja tolerancia a la frustración que les puede convertir
en impulsivos.
"Mi mayor enemigo es el sueño" ¿Sabéis de
quién es esta frase? Del creador de Netflix. Buscan tenernos conectados el
mayor tiempo posible, retener nuestra atención.
Podemos tomar una serie de medidas para no perder el
control sin dejar de disfrutar de sus ventajas, como quitar las notificaciones
y así elegir cuando queremos entrar en determinada aplicación; evitar el uso de
pantallas por la noche, ya que interfieren en los ritmos del sueño; elegir los
momentos en los que queremos conectarnos, esto generará espacios de calma que
contrarrestarán los chispazos de dopamina que generan las notificaciones y los
likes.
El objetivo es poner las tecnologías al servicio de la
vida que nosotros queremos vivir y no de la que los demás necesitan que vivamos.
"Quién
logra serenidad en lo pequeño, adquiere fortaleza en la adversidad".
INMA REYERO DE BENITO
Es cierto. La tecnología se ha metido tanto en nuestras vidas,que nos impide ver todo lo que nos rodea e incluso ver nuestro propio interior.
ResponderEliminarGracias por tu acertada reflexión.