miércoles, 30 de junio de 2021

EL RINCÓN DE INMA – FUERA DE JUEGO


 

Ya se ha repetido hasta convertirlo en reiterativo que las palabras crean realidad y provocan en nuestro organismo cambios incluso a nivel molecular.

Es interesante practicar el ejercicio de escuchar el lenguaje que utilizamos en la vida cotidiana con el firme propósito de ser consciente del nuestro para modificarlo cuando sea necesario.

La televisión y la prensa escrita contribuyen a fomentar la tendencia a creer que los sucesos son terribles o insoportables con palabras desacordes con las noticias que comparten.

Por poner un ejemplo reciente un periódico de tirada nacional sacaba este titular " España elimina a Croacia en un partido dramático". Si calificamos un partido de fútbol como dramático cuando perdamos un familiar, nos echen del trabajo, nos diagnostiquen una enfermedad ¿Qué adjetivo le pondremos?

En este caso "dramático" se podría sustituir por emocionante, con mucho suspense o igualado.

Siguiendo en el marco futbolístico podemos analizar comportamientos que vivimos a diario en nuestro entorno. Hay personas que solo se suben al carro cuando vienen bien dadas. Otras se dedican a criticar, a abuchear a los de su equipo o a insultar parapetados en el anonimato de las redes sociales; eso sí, cuando les vean consiguiendo sus objetivos dirán que ellos siempre lo supieron.

En cualquier caso, están dando rienda suelta a sus propias frustraciones (lo que Juan dice de Pedro dice más de Juan que de Pedro). Olvidamos que no somos perfectos, todos fallamos. El que esté libre de pecado que tire el primer penalti o el último…

Puede fallar un cirujano, un piloto, falló el profesor de Einstein que le invitó a irse del colegio porque "nunca iba a llegar a nada". En todo caso falla el que lo está haciendo.

Una vez más, no podemos elegir la situación, pero sí nuestra actitud. Tenemos varias opciones que nos convertirán en personas coherentes y responsables; dejar de seguir el fútbol hasta que se juegue como nos gusta y con los deportistas que creemos más capacitados en cada puesto; formarnos como entrenadores o árbitros para ocupar su lugar; animar a otro equipo que consideremos más afín a nuestros gustos.

Si nos decantamos por opinar que sea para sumar y desde dos principios innegociables, que me gustaría fueran inherentes al ser humano: la empatía y la humildad.

 

INMA REYERO DE BENITO

jueves, 24 de junio de 2021

JOAN SÁNCHEZ FORTÚN - DETENER NUESTROS PASOS ANTE UNA FRASE NOS AYUDARÁ A PENSAR.

 


 -La vida, en ocasiones, ha podido ofrecernos flores; seamos genero­sos ofreciendo una rosa a la muerte.

 -Si la muerte es parte de la vida, ¿por qué magnificarla?

 -Amar es sentir la proximidad en la lejanía, y no sentir la lejanía en la proximidad.

 -Aceptar es el paso necesario para que la frustración se convierta en circunstancia.

 -Dime tu capacidad de dialogar y me dirás de tus capacidades humanas.

 -Si la vida es un eco, ¿propiciamos con nuestra actitud el eco nega­tivo?

 -Los números o las cifras, así como la inteligencia, son fríos, no «admiten» emociones.

 -humanicemos la inteligencia para que ésta sea bene­factora a la humanidad.

 -Malgastamos energías innecesarias en metas inalcanzables, despre­ciando lo alcanzable.

 -El sentimiento de frustración es la vivencia dolorosa no elaborada. Su elaboración convierte la frustración en circunstancia.

 -Evitaremos el sufrimiento innecesario cuando las vivencias doloro­sas las transformemos en circunstancias.

 -Cuando desde la frivolidad prejuzgamos el mundo externo, ¿no será para huir de nuestro mundo interno?

-¿De qué le sirve al hombre conquistar el mundo si al final de su pirámide sólo encuentra la compañía de la soledad?

 -Cuando no encuentre la respuesta lógica a mis adversidades, mi circunstancia personal puede ser la respuesta.

-Miramos con amor a los ojos del niño; ¿miramos con ira a los ojos del adulto? 

 

Besos no virtuales.

Joan.

miércoles, 23 de junio de 2021

EL RINCÓN DE INMA – CUESTIÓN DE GRAVEDAD


 

Con el paso de los días se complicaba su estancia en la Luna. Comenzaba a echar de menos el enjambre de calles perpendiculares de su gran ciudad. Nunca hubiera considerado tener que añadir la desorientación a su lista de problemas allí arriba. El caso era que en el paisaje lunar no existían elementos destacables; ni los cráteres, ni las depresiones rellenas por el océano de magma, ni las mareas dejadas por los efluvios de lava le aportaban ninguna emoción.

Desconocer si iba o venía no dejaba de ser anecdótico comparado con el olor a pólvora mojada, tan irrespirable que tenía la sensación de vivir en una mascletá perpetua. Alguien se lo había descrito como suave, sabroso y maloliente, algo que no pudo constatar porque el polvo lunar es inoloro cuando llega a la Tierra y entra en contacto con la humedad y el aire. Su olor se adhería como si de electricidad estática se tratara en el par de botas, en el casco y en sus pensamientos.

Para olvidar esa sensación áspera, como a carbón quemado que activaba su olfato, recordaba con escaso éxito el aroma de una taza de café recién molido, o el de las palomitas de mantequilla, sus preferidas para las maratones de Netflix.

"Los problemas pierden gravedad aquí" - se dijo para tranquilizarse.

Sentía muy lejano el día en el que, tras casi media hora, su cuerpo se adaptó a la escafandra reflectante apta para disipar la mayor cantidad de luz posible. El peso del traje, superior a cien kilos, le provocaba una incomodidad que contrarrestaba el algodón que recubría el interior para darle un tacto agradable y mantener el calor. Esta sensación era lo único que le evocaba a un hogar.

Mientras descansaba en su cabina recordó los pensamientos que pasaban por su mente cuando aún pisaba tierra firme. Se imaginaba otra realidad. Tal vez la cercanía transmuta las lunas llenas en cuartos menguantes. Tal vez buscar oxígeno en la Luna sea un oxímoron. Tal vez sea más fácil mirar al cielo y seguir soñando.

 

INMA REYERO DE BENITO

miércoles, 16 de junio de 2021

JOAN SÁNCHEZ FORTÚN - HUMANIDAD Y HUMILDAD



Todos los comportamientos positivos aportados a la sociedad mediante la palabra o las acciones, adquieren una importancia añadida cuando son ofrecidos mediante valores −tan profundamente cercanos y plenos de sentimiento− como son la como son la humanidad y humildad. En estas dos sencillas, pero profundas palabras conjugamos y concentramos la grandeza que habita -debería habitar- en el ser humano; materializado en el trato que ofrecemos a nuestros semejantes desde las diversas áreas de la convivencia, desde el ser y el estar en una dimensión superior y más profunda. 

 

Es necesario desarrollar la inteligencia no como un fin, sino que su fin, prioritariamente, debe ser el de humanizarla en beneficio de la sociedad. Así sí; la inteligencia al servicio de la especie humana y del bien común. Como en ocasiones propongo, no ensalcemos tanto la inteligencia como tal, sino que debemos potenciarla humanamente unida a una gran dosis de humildad, al servicio de la sociedad, si deseamos conseguir un mundo mejor, donde ningún ser humano viva en un lamentable estado, al carecer de lo más necesario y elemental para una vida digna en consonancia a nuestro tiempo. Todos merecemos un mundo mejor. 

 

Ante una situación conflictiva que afecte a la relación humana, desde el humanismo, la humildad y desde los sentimientos, antes que, desde el raciocinio, encontraremos la respuesta conciliadora. Los primeros nos ayudan a sentir; el segundo, a pensar. Esta es la gran diferencia.  



¿De qué nos sirve la inteligencia individual y la colectiva si continúan existiendo seres humanos −como usted o como yo− malviviendo en la más pura indigencia, mientras que algunos privilegiados disponemos de un techo acogedor en invierno? Esta inteligencia, ¿al servicio de qué y de quién está y para qué nos sirve, si no es para transformarla en protectora y benefactora de los más desprotegidos, para que dé respuestas a sus necesidades vitales a fin de no crear tantas diferencias sociales?  

 

Así sí, bienvenida sea esta inteligencia humanizada, donde el hombre ha debido, necesariamente, humanizarse para crecer, madurar y desprenderse de lo superfluo, desterrar ese desgraciado y despreciable ego, no crear tantas diferencias sociales, valorar lo profundo, como la preocupación por las personas de nuestro entorno. Desde este sentimiento, conseguiremos la erradicación de la indiferencia y del egoísmo -entre otros valores-, tan indeseables. 

 

El día en que la humanidad y la humildad vivan en nuestros corazones, porque los tenemos entrañablemente enraizados en nuestros sentimientos, estaremos más abiertos al sufrimiento de las personas; no nos resultarán tan indiferentes, seremos más afectuosos, más personas, más sensibles y menos indiferentes… 

 

De no existir el sol, deberíamos inventarlo para producir calor: el calor físico. La humanidad y humildad son esos valores que se asemejan al sol, valores que tanto necesitamos para no perecer por el frío afectivo, el mismo que, en silencio y en soledad, tanto nos mata, como mata la ausencia de unos oídos acogedores, de unas cálidas palabras y de una mirada fraternal... De un trato más humano, humilde y profundo... 

 

Humanicemos al hombre, para que el fruto de su inteligencia esté al servicio de la humanidad. Para conseguir un mundo mejor, más unido, más fraternal y humano; 

para que haya menos sufrimiento: Más humanidad y más humildad. 

 

La inteligencia nos ayuda a pensar, a racionalizar; el humanismo, ¡a sentir! 

Deberíamos cuestionarnos de el por qué, ante una situación, necesitamos racionalizar tanto antes que dejar fluir los sentimientos. 

 


domingo, 13 de junio de 2021

EL RINCÓN DE INMA – ENTRE LÍNEAS

En la vida es importante dar espacios, permitir que el otro pueda expresarse, ser el mismo.

Sugerir, leer personas. No dar nada por hecho ni todo por perdido. Hay muchas formas correctas de escribir la historia.

A veces lo mejor está tras una página en blanco.


El presente mostraba una cara bucólica y desnuda. Decidió mirar al futuro en busca de nuevos horizontes. A ella siempre le habían encantado los colores.

 

INMA REYERO DE BENITO


sábado, 12 de junio de 2021

JOAN SÁNCHEZ FORTÚN - FRASES QUE NOS AYUDEN A REFLEXIONAR

 


-La felicidad puede ser un mito. La plenitud interior es la realidad que nos puede conducir a la felicidad,

-Cuando una pareja decide iniciar y compartir un camino en común, ambos son afortunados en la misma medida a pesar de las diferencias (culturales, sociales, económicas, etc.) que puedan existir.

-Sentirnos agredidos, es la consecuencia de estar en un proceso evolutivo un tanto primario.

-Existen diversos tratamientos a los que unos pocos logran acceder. El más valioso está al alcance de todos, aunque no todos logran alcanzar: el de Señor.

-Cuando no sepas quién eres ni dónde estás, piensa que eres hijo del destino y de una circunstancia.

-Seamos una totalidad, para evitar convertirnos en una parcialidad inconexa y desintegrada de nuestra totalidad.

-La libertad de expresión empieza por el respeto hacia la persona y la palabra ajena.

-No magnifiquemos tanto las palabras amor y pareja; son inestables e inseguras. Pueden depender más de nuestro estado emocional que de una evidente realidad.

-Cuando crees ser el más poderoso y una mosca te hace sombra, ¿cómo lo aceptas? Ése eres tú.

-Si Dios fue un hombre bueno, tú puedes ser ese dios... si eres un hombre bueno.

-Quiero tener un sueño. Sueño en que un día el SER HUMANO se transforme en PERSONA.  Ese día no existirá guerra ni sufrimiento, ni distinción por el color de la piel, ni ricos ni pobres… Sueño que… deseo que no sea un sueño…

-Si el dinero es el «padre» de tanto egoísmo e irracionalidad, pobreza y destrucción de la concordia humana, desigualdad y sufrimiento, ¿qué o quién nos impide ignorarlo o suprimirlo?

-Sobran árboles gigantes. Faltan árboles cercanos.

-Cuando tu cuerpo flaquee, puedes apoyarte en la fuerza de tu mente.

-Si deseas ser querido, antes deberás querer.

 

Besines.

Joan.

 

 

 

viernes, 4 de junio de 2021

EL RINCÓN DE INMA – DIVINOS COMEDIANTES. GULA

 


Con motivo del 700 aniversario de la muerte de Dante tuve el honor de rendir homenaje a la Divina Comedia junto a un grupo de pecadores estupendos. En la Biblioteca Pública de León de la mano, mejor dicho, de las alas de Mariposa Ediciones, hicimos una representación interpretando nuestros textos. Aquí os dejo el mío que es para comérselo. Si queréis leer también el resto, en la caseta catorce en la Feria del libro de León lo podéis adquirir.

 

Si vuestros sueños son mayores que vuestros miedos la hormiga os marcará el camino. 🐜

 

¡Uy, qué susto señorita! ¡No me mire con esa cara de acelga!

Me empiezo a caer gorda, usted también se ha dado cuenta ¿Verdad?

Verá, y para que se apiade de mí, tengo que decir a mi favor que la suma de semanas, meses y años que precedieron al día D, se podrían agrupar bajo el nombre de virtuosismo.

Una historia vital intachable hasta que, según la leyenda, un mamífero que duerme boca abajo desempolvó un arca y sacó una palabra encerrada bajo siete llaves y conservada con bolas de alcanfor: confinamiento. ¡Qué tufillo! ¿ehh?

 

Dicen que no hay nada como una prohibición para que todos tus sentidos, órganos, aparatos y sistemas confabulen hasta conseguir el oscuro objeto de deseo.

 

Estaba la opción de salir siendo mejor persona, pero me pareció más entretenido armarla gorda, ya puestos, y después de comprobar que iba al infierno en todas las religiones me propuse desparramarme. Esto me llevó a empezar por la gula, por eso de que nos íbamos a comer el mundo, me vino a pedir de boca. Llego a ser Eva en el paraíso y la que se tiene que preocupar de no acabar en la barbacoa es la serpiente.

 

Mi templanza me cazó con las manos en la masa una y otra vez sin atisbo de hacer mutis por el foro.

 

Era más fácil que se acabaran las series de Netflix que las palomitas de mantequilla; ¡hasta amasé! ¡Ya hay que tener hambre!

 

Con el chocolate lo llevaba bien. Empecé a seguir el "método Simón", e ingería tabletas esporádicas, como mucho una o dos al día.

 

Una cosa que no entiendo es que pecar en León sea pecado siendo el paraíso gastronómico; cecina, chorizo, queso de Valdeón, Prieto Picudo. Vale que de vez en cuando matamos algún judío, pero no creo que sea para tanto.

 

Estaba claro que acabar en el purgatorio iba a ser pan comido ¿Veis? ¡Estoy obsesionada! Mi lema era "Cuánta más masa, mejor se pasa".

En aquella época vivía pensando que la canción "ellos las prefieren gordas" de la Orquesta Mondragón era el nuevo himno nacional, por lo menos tiene letra que eso anima mucho en los mundiales.

 

Lo estaba haciendo tan, tan bien, que creo me merezco el indulto. A las 20:00 me aplaudían. Comer dos paquetes de pipas de una sentada es de héroes, lo reconozco. Haciendo un gran esfuerzo salía al balcón a saludar -hay que tener amigos hasta en el infierno- más que nada por si escasean las provisiones.

 

La vida me empezó a parecer de toma pan y moja y yo me volví adicta a estar en todas las salsas. Mi vida era Divina, no niego que también una Comedia. De cena en cena; del azúcar a la grasa; de bufete en bufete...libre. Hasta que un día, no recuerdo muy bien cómo, las digestiones pesadas me dejan un poco amodorrada. El caso es que vi una luz y ahora estoy aquí. Será que acertó toda esa gente que me decía que iba a explotar ¡Y yo pensando que me veían cara de petardo!

 

Ya hay que tener mal gusto atándome aquí entre dos árboles sin dejarme alcanzar la fruta. Mire, las manzanas para los cuentos de princesas y brujas, yo los príncipes ya me los busco en Glovo que me ponen más y como os imaginareis son mis ¡¡¡herrrrmanos!!!

 

Empiezo a estar un poco empachada de darle explicaciones que le importarán un pimiento señorita, pero por esto cocretamente rodé, exploté o estoy aquí hablando con usted.

 

INMA REYERO DE BENITO