Dice Thich Nhat Hanh que cuando uno se dispersa en los
pensamientos hay que usar la respiración para volver a tomar el control de
ellos. “La respiración es el puente que enlaza la vida y la conciencia,
que une el cuerpo con las ideas”.
Las religiones han utilizado durante cientos de años
determinados ritos para despejar la mente. En nuestra religión católica siempre
se han realizado los ejercicios espirituales, las novenas del rosario, los
cánticos de los monjes, como en los monasterios de Silos o Leyre. Pero también
en otras culturas se usaron y siguen usando, otros tipos de actividades para
resultados similares como las elaboraciones con arenas de colores de mandalas
de los monjes tibetanos, que requieren perseverancia, concentración y una gran
dosis de veneración y respeto.
La utilización de símbolos que entran por nuestros
sentidos: velas, ropas, olores de incienso, sonidos de cánticos, etc., nos
transportan casi de forma automática a determinados estados mentales y de
ánimo. Cuando usamos todos estos elementos, nos son muy útiles para llevarnos a
estados de reverencia, a recogimiento, a reflexión, a consciencia.
Los antropólogos los han denominado “ritos de
intensificación”. Son una forma de unión de los grupos, una manera de
identificarse los individuos los unos con los otros. Algunas costumbres ya han
decaído, pero todos recordaremos, como, por ejemplo, en algunos pueblos sacaban
al santo patrón en procesión para pedir que lloviera, que saliera el sol, o
para que hubiera fertilidad en los campos, animales o en las mujeres. Las
fiestas de los pueblos siguen siendo un rito de intensificación para
manifestación de estados de alegría, comunión y encuentro. Las familias y
amigos se vuelven a ver en las fiestas.
Pero también hay otras formas de llegar a encontrar un
cierto estado de relax o de equilibrio y concentración. Así, las personas que
hacen jardinería tienen un buen mecanismo de admiración de la belleza de lo
natural, de un buen cuidado de la tierra.
¿Qué cosas realizas para encontrar una cierta serenidad y
equilibrio o encuentro contigo y con otros? Yo, ahora, estaba recordando a la
madre de un amigo que encuentra gran sosiego montando puzles. Recuerdo también
a mi padre como, de vez en cuando, se ponía él solo a hacer un solitario con
las cartas de la baraja española que parecía darle cierta templanza.
Últimamente se han puesto de moda otras técnicas, como la
meditación, en la que la concentración en la postura y la respiración son
esenciales, de tal forma que cuando la mente comienza a divagar se la hace
volver a concentrarse una y otra vez en esos dos aspectos: postura y
respiración, en el aquí y ahora.
Te recomiendo desarrolles algunos tipos de actividad o
rituales que te lleven a ese estado de serenidad, equilibrio, templanza. No
importa lo que hagas, lo importante es que a ti te sea útil para llegar a esos
estados. Y los rituales pueden ser individuales o comunitarios.
Hay una ermita en Trobajo del Camino, León, donde suelo entrar a
realizar alguna pequeña oración. Me encanta porque suele estar en silencio y
con poca gente. Es humilde, con pocas figuras y un cierto olor a incienso. Me
reconforta ese encuentro conmigo mismo, y con Dios, aunque sea corto.
Cuando el pensamiento se dispersa hay que hacerlo regresar
al estanque de la paz.
Recuerda los mensajes de sabiduría vistos hasta ahora:
01)
Despertar a la necesidad de cambio.
02)
Cuestionar el presente.
03)
Alimentar nuestras creencias potenciadoras.
04)
Confiar en ti mismo y en tu espíritu.
05)
Ser una vasija, vaciarte para llenarte.
06)
Observa sin distraerte de lo importante.
07)
Compromiso con lo sencillo.
08)
Equilibrio cuerpo-mente.
09)
Ganar en sensación de serenidad.
10)
Los hábitos que nos ayudan.
Hasta mi próximo mensaje de sabiduría.
Un abrazo, aunque sea virtual, pero sí sentido.
Juan Fernández Quesada.
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