viernes, 25 de marzo de 2022

EL RINCÓN DE INMA – DE NUEVO DIVIRTIÉNDOSE EN EL HORMIGUERO

 


Si me dices, por ejemplo, que llegas a las cuatro de la tarde, yo estaré feliz desde las tres.

                                                                                                              (El principito)

 

Como si todo estuviese dicho, como si cada cruce de miradas lo hubiese registrado todo, como si las emociones permanecieran encapsuladas en una burbuja del tiempo.

 

Pasan los días acompañados de prisas, rutina y ruido, nada parecido a lo que sentí en el hormiguero. Presto atención, busco el camino de migas de pan que me lleve, otra vez, a esa sensación de que todo fluye, de que encontré mi lugar. Tal vez sea el propósito el que impulsa a la pasión para que demos nuestra mejor versión. Allí mi propósito estaba claro: leer personas, dar abrazos muy largos, aportar y adquirir herramientas para ganar en autoestima y así descubrir en qué medida me amo, confío en mí y me valoro.

 

A lo largo de nuestra vida en una búsqueda de afecto, valoración y protección vamos distorsionando la idea que tenemos de nosotros, según nos ven los demás nos vemos reflejados en espejos cóncavos o convexos que nos alejan tanto de nuestra esencia que no somos capaces de responder a la pregunta ¿Quién soy?

 

Si algo tienen los intensivos es intensidad y empiezan mucho antes del viernes por la tarde. Listas de participantes, programación, listas de voluntarios para colocar, llevar, traer, poner, subir, bajar, mover, quitar, pedir. Listas de comidas y bebidas.

 

En estos encuentros muchas cosas quedan claras y otras no son lo que parecen, porque no siempre "lo que é, é". Joan era un niño en el parque de atracciones, qué puñetas, a Pepe le brillaban los ojos como si sólo soplara un número en la tarta de su cumpleaños, Juan vino a ponernos en órbita y fuimos nosotros los que le dimos un buen viaje, Mar fue Mayra y Sergio, Kim.

 

Manu Ferrero nos contó que somos mente, corazón y acción. Cuando hablaba de acción se tocaba la barriga, es ese aspecto creo que salimos fortalecidos.

 

Qué decir de la mente, tan mental ella. Está bien analizar, razonar o tomar decisiones, pero a veces es mejor convertirla en un cero a la izquierda, los pensamientos irracionales restan, la culpa y la preocupación dan resultados negativos, rumiar siempre tiende a infinito y la queja y el drama dividen.

 

Sin duda me quedo con el corazón, con el amor incondicional que es el hilván, el auténtico hilo rojo que nos conecta y da sentido a lo que somos.

 

Recuerdos atrapados en la mente como mensajes en la botella. Brindis por nosotros y los otros, rosquillas, esquejes, risas de la noche que se quedan en la noche, leche frita, el grupo pequeño en el que fuimos surfistas de la vida. Juan barriendo el comedor el domingo a las ocho con una sonrisa es la imagen del compromiso y la humildad.

 

Ya puedo comer miguelitos, el arroz volvió a quedar en su punto y aprobados los estatutos.

 

Es tiempo de parar, ser consciente de lo que queremos y pasar a la acción.

 

Y mientras sigo perdida entre líneas, anotando en los márgenes lo que el ojo no ve, os espero con entusiasmo en una nueva página en blanco.

 

INMA REYERO DE BENITO

4 comentarios:

  1. Gracias, tesoro. Has sabido sintetizar muy bien el intensivo, que intenso es. Un besote.

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  2. Me encanta como siempre Inma.Cada dia te superas. Un abrazo

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