El ego es uno de los
valores negativos más desestabilizadores en la conducta y relación
del ser humano en su quehacer personal y conexión con sus
semejantes.
Ese ego lo desconecta, a
quién lo sufre, de la realidad, hecho que le impide
verse interiormente: la persona se siente herida por cualquier comentario
cuando no le es favorable. Tiende a ser comprendido, antes que comprender.
Encontrará justificaciones a sus actos, aunque estén fuera de
lugar.
A su vez, incurre en un
alto valor y culto por su persona. Ese ego puede actuar a modo de “sublimar”
unos valores de los que, probablemente, carece -ley de las
compensaciones-.
La escucha estará
condicionada en función del valor de los comentarios vertidos sobre la propia
persona. Consecuentemente, cuando son negativos, no escucha, no
valora, no reacciona, por lo tanto, rechaza toda información con la que no se
sienta plenamente identificado, con tal actitud abre la vía a la incomunicación
personal y social.
El orgullo, la soberbia
y la vanidad, como hipótesis de trabajo, pueden ser la consecuencia de ese ego
desmedido. Esos valores negativos le dificultarán aceptar e introyectar
positivamente comentario alguno que no le favorezca. Por lo tanto, la posesión
de ese ego desmedido le producirá la asfixia en su proyecto evolutivo, humano
y de por vida. La humildad, valor tan necesario en la relación
humana, no forma parte de su ADN personal ni evolutivo.
Tienen dificultad para
entablar conversación en la que no exista, previamente, un nexo favorable,
con lo cual puede llegar a propiciar cierta tensión. Ese ego lo aleja del trato
humano y cercano, pues actúa a modo “rompedor” o insalvable barrera
comunicativa: favorece la mentira, miente, a modo de excusa con expresiones; no
sé, no recuerdo… para no aceptar actitudes irresponsables, pues sólo me importo
“yo”. El pensamiento “único” es otra de las cualidades negativas que acompaña
al ego.
Esos caracteres
negativos influenciarán de una manera visible y variable, en función de la
intensidad de lo acontecido y del ego que cada ser humano
“atesora”. Sin olvidar ni menospreciar el efecto dominó que todos
esos signos negativos ejercerán sobre la persona, a título individual como
relacional.
La persona poseída por el ego podrá
aportar sus conocimientos evolutivos a la sociedad, pero, improbablemente,
dichos conocimientos se los podrá aportar y aplicar a sí mismo. Esta es la gran
diferencia y la consecuencia de ese ego destructivo.
Ante una opinión
negativa generalizada -cuando generalizamos en un tema concreto-, las personas
con un ego acentuado se revelan –no aceptan dicha generalización-, pues se
consideran agredidas a pesar de no haber mención explícita respecto a ellos.
Este es un valor añadido a tener en cuenta.
Consecuencias del ego, entre otros valores, desestabilizadores en la
relación humana:
-Alta valoración
¿neurótica? de su persona.
-Necesidad de ser
valorados.
-Neurótica sensación de
valía.
- ¿Complejos? Ley de las
compensaciones, ¿en qué materia o aspectos?
-Dificultad en aceptar
otros pensamientos o planteamientos no favorables.
-Impositivos en los
desacuerdos.
-Cerrados en su mundo.
Propicia un tipo de “autismo” con sus graves consecuencias.
-Alejados del principio
de realidad. Inicio de innumerables conflictos.
-Dificultad en la
comunicación.
-Dicen no ser escuchados
ni comprendidos, cuando este es su conflicto personal a consecuencia de su ego
desmedido.
-La mentira, en una u
otra medida, son la consecuencia del ego. La necesitan a modo de auto
justificación.
-Propicia el
enfrentamiento.
-Impide crecer y madurar
como ser humano en una amplísima parcela. Recordemos el efecto
dominó.
-Es la antítesis de la
evolución, del conocimiento y crecimiento personal. El otro es el que está
equivocado.
-Propicia falta de
humildad. No reconocen sus errores.
-Quien vive en el ego,
se asemeja a ese gigante que calza unas botas de barro: cuando llueve; se
desmorona. El ego les proporciona una realidad de la que
carecen.
El hombre sabio no está dominado por el
ego. “No necesita demostrar nada”. Está abierto, incondicionalmente, a todo
tipo de comentarios: Es más, los agradece. Tiene la posibilidad de
aprender.
El ego puede anidar en la persona
inteligente, pero jamás en la persona Sabia.
JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN