jueves, 23 de febrero de 2017

DESCUBRIENDO NUESTRO MUNDO SOMBRÍO

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La mayoría de las dependencias son un problema de nuestra sombra, es una búsqueda desorganizada de nuestra parte oscura. Creer que el alcohol, internet, las drogas, el sexo, etc.,  es malo, es una forma infantil de achacar la culpa (mejor responsabilidad) a aspectos externos, quitándonos responsabilidades a nosotros mismos. En todo conflicto debe haber un proceso integrador entre nuestra parte inconsciente y nuestra parte consciente. Nuestra parte equilibrada con alguna de las dependencias, tiene que reencontrarse con nuestra parte adictiva inconsciente.

En nuestra sombra también encontramos nuestras creatividades, potencialidades ocultas. Cuando las incorporamos al consciente, aflora una vitalidad intensa y contamina de inspiración nuestra vida de forma general.

Una falta de incorporación de nuestras zonas, que hemos catalogado como “oscuras”, en nuestra vida, rechazándolas, en lugar de aceptándolas forzará a que se produzcan proyecciones sobre los demás, provocando una falta de percepción real. Cualidades y aspectos que hemos rechazado serán atribuidos a otros (lo que Jung denominaba “máscaras”). De esta forma lo que vamos haciendo es despreciar, temer o idealizar a otros. Esas proyecciones serán nuestros propios miedos. De ahí, podemos entender que una persona en conflicto estará luchando contra sí mismo constantemente. Las luchas contra otros, son luchas personales.

Cuando proyectamos nuestros defectos o debilidades sobre los demás, esos otros se convierten en “insoportables” “en desagradables”. De ahí que una buena forma de identificar nuestros miedos es prestando atención a nuestras reacciones desorbitadas hacia otros.

Jung consideraba que tomar conciencia de estas proyecciones sobre los demás y la acogida hacia uno mismo producía una mejora de las relaciones interpersonales y un beneficio a toda la sociedad. QUIEN REINTEGRA SU SOMBRA AYUDA AL MUNDO.

Decía Jung: “La sombra es un problema moral que desafía al conjunto del ego de la personalidad. Porque nadie puede llegar a ser consciente de la sombra sin realizar un esfuerzo moral considerable. Llegar a ser consciente implica reconocer como presentes y actuales los lados sombríos de la persona”.

Un discípulo de Jung, Erich Neumann, decía que la conciencia moral, en los estadios primeros es una simple obediencia a las reglas y códigos morales transmitidos por el entorno y de forma más explícita por la familia. Pero todo sujeto tiene que avanzar en esta conciencia moral, porque todo este conjunto de normas morales favorece un tipo de comportamientos en detrimento de otros.  Por ejemplo, la sociedad capitalista en la que vivimos fomenta la competitividad, el individualismo, la ley del más fuerte, en detrimento de un tipo de sociedad comunitaria. Pero si prestamos atención al mundo de los animales, son los seres que viven en comunidad o con un gran sentido de ésta, los que sobreviven mejor. No tiene sentido que tengamos un cerebro con una gran capacidad verbal, COMUNICADORA (para interrelacionarnos) y no tengamos un modelo más comunitario que individual de vida. Es decir, esa conciencia moral va en contra de la propia identidad del sujeto.


Estas concepciones tan desarraigadas de lo que el ser es producen unas erróneas conciencias morales. Tenemos un buen ejemplo con el conflicto judío con su ley del talión del “ojo por ojo y diente por diente”, que como decía Ghandi: “Seguid así y tendréis un mundo sin ojos y sin dientes”. Estas concepciones morales tienen mucho que ver en el tipo de sombra formada, con prejuicios morales rígidos, descalificaciones, en síntesis un mundo dividido en “buenos” y “malos”. 

Espero que la lectura haya sido de tu agrado.

Un abrazo.

Juan Fernández Quesada.

jueves, 16 de febrero de 2017

NUESTRA SOMBRA

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Carl Jung: “No es mirando a la luz como se vuelve uno luminoso, sino hundiéndose en la oscuridad. Pero esta labor es a menudo desagradable y, por lo tanto, impopular”.

Un sábado, el hijo de un rabino fue a rezar a una sinagoga diferente de la de su padre. Cuando volvió, su padre, el rabino, inmediatamente le preguntó: “¿Has aprendido algo nuevo?”. A lo que el hijo respondió: “Sí, padre”. Ante esta contestación escueta, el padre un poco picado en su orgullo reiteró: “¿Qué te enseñaron?”. El hijo contestó: “Ama a tu enemigo”. Y el rabino le replicó: “Predican lo mismo que predico yo y, por lo tanto, ¿cómo dices que has aprendido algo nuevo?”. Y el hijo respondió: “Me enseñaron a amar al enemigo que habita en mí, mientras yo me encarnizo en combatirlo”.

Según Jung, la SOMBRA es todo lo que hemos enviado a nuestro inconsciente en aquellas etapas en las que hemos temido ser rechazados por las personas que considerábamos importantes en nuestras vidas. Teníamos miedo a perder su afecto, quizás decepcionándolas, creándoles un dolor por un comportamiento que no les gustaba, siendo de una manera o de alguna forma que no les agradaba. Tiene mucho que ver con la creencia irracional de “para una persona existe una necesidad absoluta de cariño y aprobación de sus semejantes, familia y amigos”. De esta manera tratábamos de mostrarnos amables, educados, considerados, casi perfectos, consecuentes y quitando de nuestro comportamiento cualquier atisbo de aquello que pudiese parecer vergonzoso, reprobable, inadecuado, desviado, etc.

BIEN VISTO
MAL VISTO
Ser servicial
Pensar en uno mismo
Obedecer
Afirmarse a uno mismo
Ser dulce
Enfadarse o irritarse
Disimular una inclinación sexual
Manifestar una inclinación sexual
Decir por favor y gracias siempre
No decir por favor o gracias en todo momento y situación
Cuidar de tus familiares cuando sean mayores
Pensar en ti mismo en lugar de primero en el cuidado de tus padres
Mantener una imagen de una familia respetable, a pesar de no serlo
Cortar con la familia cuando consideras que te impide vivir lo que quieres vivir
Hay que tener más y más
Conformarte con lo que tienes
Tener pareja
No tener pareja
Pon aquí las normas que te inculcaron en tu pasado y lo que te dijeron que tenías que hacer………….
………………………………..

En la sombra están todas aquellas represiones y rechazos sentidos que se convierte en una energía psíquica interna comprimida, pero viva y activa.

En esa sombra encontramos aspectos infantiles del ser, apegos, síntomas neuróticos, pero también los dones y talentos que no hemos podido desarrollar. Ahí, en esa sombra está nuestra creatividad, por ello hay una fuerza vital inconmensurable. Por supuesto es una parte de nosotros no trabajada, no cultivada, que está en estado puro, pero que exige ser reconocida y desarrollada, de ahí nuestra insatisfacción cuando no hemos podido ser lo que queríamos naturalmente ser. Por eso, he dicho al principio que es una parte de nosotros a acoger para que afloren nuestras riquezas, nuestras potencialidades internas. Hay que reintegrar estas zonas ocultas del sujeto al Yo consciente para mejorar psicológicamente y socialmente, y, también en los ámbitos moral y espiritual.

En el templo de Delfos hay inscrita una frase que dice: “Conócete a ti mismo”. Pues tenemos una tarea pendiente, que es conocer esta parte tan importante de nosotros. Jung decía que quien rehúsa integrar su sombra, tendrá desequilibrios de todo tipo.

No odies tus partes oscuras, aprende a aceptarlas y a amarlas, e integrarlas en tu yo consciente, porque son parte de ti.

Espero la lectura haya sido de tu agrado.

Un abrazo.

Juan Fernández Quesada.

jueves, 9 de febrero de 2017

LAS ETIQUETAS, EL MAL QUE NOS DEJA SIN PAZ

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Es una barbaridad ir poniendo etiquetas y calificativos a las personas. Las personas son más que sus pensamientos, conductas, sentimientos, actitudes, sensaciones, etc. Una etiqueta se puede usar de forma situacional (en relación a un espacio y tiempo) para lo que emitimos en un momento determinado, pero no para la persona. Si yo actúo en algún momento torpemente no significa que yo sea torpe, porque si me etiqueto o me etiquetan de torpe, significaría que yo tendría una esencia de torpeza y, por lo tanto, todas mis emisiones serían o estarían contaminadas de dicha torpeza.

Pues lo mismo ocurre con las etiquetas diagnósticas. Muchos profesionales de la psicología estamos en contra de ir poniendo etiquetas diagnósticas a las personas. Una vez que un profesional carga una etiqueta diagnóstica a una persona no sabe el daño que le está haciendo, porque esa persona es muy posible que a partir de ese momento crea que siempre su vida será así y que ya no se podrá liberar de ello. Es como cuando de pequeños nos decían que éramos tímidos, por ejemplo, y a los cincuenta años sigues deambulando por la vida con tu complejo de timidez. ¡Ya está bien! Usted se puede liberar de esas cargas porque usted es un ser hecho perfecto con unas fortalezas increíbles para liberarse de todo lo que le han dicho. Los profesionales estamos para liberar a las personas de sus cargas, para hacer que los seres humanos descubran lo grandioso que hay en ellos, no para poner una losa sobre sus espaldas.

Claro está, en este sistema social que tenemos, interesa mucho que las personas sean “enfermas” de por vida (no que vivan un momento determinado de sus vidas con dificultad, que no es lo mismo), porque de esta forma venderemos muchos fármacos, ganaremos mucho dinero con psicoterapias larguísimas y costosas, y seguiremos teniendo mucho poder ante los demás, porque somos los que “sabemos” y los otros son unos “pardillos”.

Pues bien, algunas creencias por parte de personas e instituciones, hacen perdurar estos programas sociales y encorsetan a las personas. Un día escuchando a una de las personas que más saben en el mundo de drogas, Antonio Escohotado, decía que las personas que tienen problemas con las drogas tienen un problema de autocontrol. Es decir, que si tienen problemas con las drogas y quitásemos las drogas de la faz de la tierra, se engancharían a otros tipos de drogas: alcohol, internet, sexo, juego, etc.

Si usted ha visto o leído, alguna vez, sobre el experimento de la golosina (véalo en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=9a85QTcqJ8M ), las personas que son capaces de posponer los estímulos o las gratificaciones inmediatas, tienen más probabilidades de obtener éxito en la mayoría de las actividades de su vida futura. Pero ¿quiere decir esto que las personas que no pospusieron estos estímulos no pueden ganar en autocontrol? Por supuesto que todos podemos mejorar en nuestro autocontrol, es cuestión de perseverancia, manejo de la atención, toma de conciencia de los diálogos internos (baja tolerancia a la frustración, “no puedo aguantar sin tomármelo”, “necesito esto”, etc), modificación de esos diálogos, autoinstrucciones, relajación, técnicas respiratorias, ejercicio físico, meditación, etc. Sepa usted que hay muchos recursos a su alcance para ganar en autocontrol, solo tiene que practicar, practicar y practicar.

Cuando una persona va al médico o al psicólogo quiere mejorar su situación, su estado, y espera recursos o apoyos para poder solucionarlo, pero no un calificativo que lo derrumbe de por vida.

Todos podemos hacer una gran labor en este sentido. No vayamos por la vida poniendo calificaciones o descalificaciones a los maravillosos seres que somos y les aseguro que ganaremos todos en una gran paz  interna que nos permitirá llevar muy bien nuestra vida y la empresa a la que estamos llamados, aportando nuestro granito de arena: UN MUNDO MEJOR. Este es el granito que le pido aporte a su día a día, DEJE LAS ETIQUETAS.

Espero le haya sido de ayuda.

Un fuerte abrazo.


Juan Fernández Quesada.

miércoles, 8 de febrero de 2017

PENSAR DE FORMA REAL Y RACIONAL, PENSAMIENTO PREFERENCIAL

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Habrá observado en estos últimos artículos que hemos hablado de aspectos muy importantes:

·        Distinguir lo racional de lo irracional.
·        Enfrentar las situaciones, no evitarlas.
·        El pensamiento tremendista.
·        El pensamiento absolutista.
·        La racionalización.

Los tres últimos artículos son formas que nos complican enormemente el enfrentarnos a las situaciones difíciles, sintiéndonos muy inválidos en nuestras actuaciones. Recuerde que no son las situaciones las que a usted le perturban o le hacen estar bien, sino cómo usted piensa y reacciona ante esas situaciones, es decir, es usted el principal responsable de todo lo que le ocurre. En esta ocasión voy a procurar enseñarle qué hacer de un modo más efectivo, pero recuerde, siempre hay que trabajarlo, de otra manera usted seguirá con sus hábitos de pensamiento indeseables. Si cree que en todo esto hay varitas mágicas, está usted muy equivocado. Conozco a cientos de personas que van a cursos de esto y de lo otro creyendo que van a encontrar panaceas y no las encuentran.

Un pensamiento real y racional piensa en términos de PREFERENCIAS. Por lo tanto los verbos que usted, a partir de ahora le sería interesante utilizar son:
·        Preferir.
·        Querer.
·        Gustar.
·        Desear.
·        Agradar.
·        ………….

Vamos a empezar a cambiar sus pensamientos tremendistas y absolutistas, por PREFERENCIALES. Por ejemplo: en lugar de decir de forma exigente “Tengo que hacer este trabajo muy bien o perfectamente”, me voy a decir: “Me gustaría hacer este trabajo muy bien o perfectamente”. Si usted se da cuenta, en la primera oración no me dejo opción a ser falible, tengo que hacerlo muy bien o perfectamente sí o sí, pero en la segunda oración me dejo la vía abierta a ser congruente con lo que soy, FALIBLE, y por lo tanto, si no lo hago me puedo sentir contrariado, pero no fatal conmigo mismo. Este pensamiento preferencial, se hace cargo de que no podemos obtener en la vida todo lo que queremos o deseamos, y, que por eso, no pasa nada, siempre puedo intentarlo de nuevo y mejorar, y, si algún caso no obtengo todo lo que deseo, pues tampoco se acaba el mundo ni mi vida, tendré otras opciones en otros campos o ámbitos y podré seguir siendo feliz y disfrutando de otras múltiples cosas, personas o situaciones.

Este pensamiento preferencial es una forma de desafiar el pensamiento negativo y absurdo de los absolutismos y tremendismos. Este mecanismo reduce la ansiedad a unos niveles manejables. No crea que la ansiedad es negativa de forma total. Los estudios han comprobado que la relación ansiedad-rendimiento es positiva, es decir, a unos niveles apropiados de ansiedad, le corresponden unos niveles apropiados de rendimiento, hasta un punto, llamado crítico, que es diferencial en cada sujeto, en el que el rendimiento cae en picado, produciéndose una desorganización o bloqueo en la respuesta del individuo.

Este pensamiento preferencial nos permite evaluar nuestras respuestas con bastante objetividad, siendo más coherentes con la realidad de uno, de los demás y del entorno.

Tampoco caiga en la racionalización, diciendo que si las cosas no le salen bien da igual. No da igual, mejorar es una cosa muy deseable y saludable en el ser humano.

Usted no elige amigos que sean exactos, correctos y perfectos. Desea tener amigos que hagan las cosas bien y que se esfuercen por ello, pero acepta que se puedan equivocar. Si a usted alguien le elige por ser exacto, correcto y perfecto, cuídese de no cometer ningún error porque será tratado como un ser despreciable ¿Conoce usted algún sistema de aprendizaje en el que no exista el error y la corrección? El error nos enseña, el error nos ayuda a mejorarnos. Mientras usted siga en este mundo seguirá equivocándose y corrigiendo, y pobre de usted el día que ya no quiera errar y corregir, habrá dado por zanjado su interés por crecer y por vivir.

Espero le haya sido de ayuda.

Un fuerte abrazo.


Juan Fernández Quesada.

miércoles, 1 de febrero de 2017

UN PENSAMIENTO QUE PARECE DESEABLE, PERO QUE NO LO ES: LA RACIONALIZACIÓN

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Este tipo de pensamiento, el de RACIONALIZACIÓN, realmente es una FALTA DE REACCIÓN. Son formas de encubrir la toma de decisiones, negando o restando importancia a lo que sí lo tiene.

Suelen ser pensamientos del tipo:
·        ¡Y a mí qué me importa!
·        ¡Pues vaya rollo!
·        ¡Yo paso de eso!
·        ¡Vaya tontería!
·        ¡Ese no es mi problema!
·        ……………………… (ponga los suyos).

Con estos tipos de pensamientos contenemos nuestros sentimientos, intentando negarlos. No cabe duda de que muchas veces podemos hacer tremendismo de las cosas, situaciones o personas y, esta no es una forma adecuada de pensar, pero con la racionalización, hacemos lo opuesto, negamos que eso sea importante en nuestra vida y, de esa forma no actuamos o lo hacemos con falta de decisión y resolución. No deja de ser una forma evitativa ante los problemas. Usted no se enfrenta negando el problema.

Imaginemos que tenemos problemas o dificultades con nuestro hijo. Podemos generar un pensamiento racionalizador del tipo:
·        “No voy a seguir atormentándome por él, si quiere seguir así, yo desisto de prestarle atención”.
·        “Si quiere arruinarse la vida, allá él”.
·        “No voy a preocuparme más por él. Ya he tenido bastante!.
·        “Son elecciones que él hace que no tienen que ver conmigo”.
·        ……………………………..

Estos tipos de pensamiento se suelen dar después de haber tenido los antagónicos, los tremendistas, es una forma exagerada de defenderse del dolor. De esta forma el sujeto suele oscilar de pensamientos tremendistas a pensamientos racionalizadores (negadores).

Muchos sujetos que realizan estas racionalizaciones, en el fondo están continuamente rumiando y sufriendo.

Estas ideas las solemos usar mucho para justificar el no enfrentarnos (ganancias secundarias). Si, por ejemplo, quiere conocer a una chica, y hay muchas personas, puede justificarlo diciéndose: “Este no es un buen momento para decirle algo, en otra ocasión será”. “Ya habrá más momentos”.

Estas racionalizaciones funcionan cuando nos encontramos en una situación de “quiero pero….”. En psicología lo solemos denominar “disonancia cognoscitiva”, como una forma de dar una interpretación deseable a nuestras dudas. La racionalización es una forma de quitarnos convicción y determinación en nuestras decisiones.

Por ejemplo, una mujer que se dio cuenta de que tenía un bulto en un pecho, empezó a decirse cosas del tipo:
·        ”Será un bulto de esos de grasa”.
·        “Ya iré cuando tenga tiempo, no creo que sea grave”.
·        “Si fuese grave ya me habría muerto”.
·        “Si por cada cosa que nos vemos hubiese que acudir al médico…!”.
·   “Yo no quiero ser como esas mujeres que están todo el día en el médico”.
·        “Si no lo miro, desaparecerá”.
·        ………………

Estos tipos de diálogo son, si se da cuenta los contrarios u opuestos a los tremendistas:
·        “Esto va a ser un tumor grave”.
·        “Porqué me ha tenido que ocurrir a mí esto”.
·        “¡Dios mío! Qué va a ser de mí y de los míos!”.
·    "Me van a empezar a dar radiación y quimioterapia, y lo voy a pasar fatal”.
·        “Debería haberme mirado con más frecuencia”.
·        ……………………………….

Si observa, entre rechazar la oportunidad de ver qué es lo que tiene y el otro caso, dar por hecho de que es un tumor maligno, hay un punto intermedio que es resolutivo, coherente y racional.

Si usted es de las personas que se inhibe de tomar decisiones importantes, negando que tiene algún problema o dificultad, está rechazando su capacidad de afrontamiento, su creatividad, y la posibilidad de hacer cosas interesantes por su vida.

Espero le sea de ayuda.

Un fuerte abrazo.

Juan Fernández Quesada.