domingo, 29 de enero de 2017

EL PENSAMIENTO ABSOLUTISTA

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El segundo tipo de pensamiento que nos hace mucho daño es el PENSAMIENTO ABSOLUTISTA. Estos pensamientos se suelen expresar de la siguiente forma:
·        “Yo debería……”.
·        “Yo tendría que……”.
·        “Yo necesito….”.
·        “Yo necesitaría……”.
·        “Yo debo…..”.
·        “Yo tengo que….”.

La primera autora que habló del daño de estos tipos de pensamiento fue la psiquiatra Karen Horney. Esta autora explicaba las neurosis en términos de imagen del self (sí mismo). Según Horney el self es el centro de la persona, su potencial, que otros autores como Abraham Maslow o Carl Rogers denominaron autorrealización. Así, en una persona sana mentalmente, se desarrolla un concepto de sí mismo integrado que le permite autoimpulsarse, pero en el caso de las personas con dificultades, hay un sí mismo escindido, separado, del que también habla Un Curso de Milagros (UCDM). Esa escisión consiste en un self idealizado y un self despreciado. De esta forma, cuando erramos o fallamos en algo, el sujeto no deja opciones intermedias, o es perfecto o se descalifica. De esta forma manejamos un yo por encima de nuestras posibilidades. Un self que no admite o acepta nuestra fabilidad, que nos podemos equivocar, y que podemos aprender y mejorar de esos errores, es un ego castigador, lo que dará origen a problemas de autoestima. Una persona con estas conductas neuróticas (no que sea neurótica) (nadie es neurótico u otra calificación) tiende a oscilar entre odiarse a sí mismo o ser perfecto.

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Karen Horney llamó a esta relación estrecha entre los yo ideales y despreciados como "la tiranía de los posibles" y de los neuróticos la "lucha por la gloria".

Así, por ejemplo, una persona sumisa cree que "debería ser dulce, auto-sacrificado y santo". Una persona agresiva cree que "debería ser fuerte, reconocido y un ganador". Una persona introvertida cree que "debería ser independiente, reservado y perfecto".

Mientras oscila entre estos dos sí mismos imposibles, la persona se ve alienada de su propio yo y retraído de llevar a cabo sus potenciales verdaderos.

Nos pasamos el día metiéndonos presión:
·        “Tengo que hacer….”.
·        “Tengo que decirle a ….”.
·        “Necesito ser….”.
·        “Debo ser más….”.
·        “Tengo que ser menos….”.
·        “Debería aprender a ……”.
·        ……………… (Incluya los suyos).

Si se hace consciente de este diálogo, verá que indica en todo momento que USTED ES CARENTE, y, por lo tanto, se sentirá muy mal consigo mismo.

Estamos comparándonos constantemente con los demás cuando hacemos este juego y nos dejamos tiranizar por estos “debos” o “tengos que”:
·        “Tengo que ser tan alto como….”.
·        “Tengo que ser tan inteligente como….”.
·        “Tengo que ser más rápido de respuesta que…..”.
·        “Debería hacer tanto ejercicio como….”.
·        …………………..

Preste atención tanto a los debo o tengo que, como a las etiquetas, calificativos o descalificativos, que se pone. Usted NO ES ni esto ni lo otro. USTED ES un ser dinámico, cambiante y, por lo tanto puede ser todo lo que usted quiera, dependerá de sus decisiones y esfuerzos, pero SIN MACHACARSE.

Usted cuando hace este ejercicio tiránico con los debo o tengo que, también lo hace con los demás:
·        “Mariano debería ser más….”.
·        “Pilar no tendría que haber…..”.
·        “Necesitarías…….”.
·        “No deberías haberle dicho eso a….”.
·        ……………………

Todos estos tengo que o debo vienen o proceden de figuras exigentes que hemos tenido en nuestro entorno formativo y educativo. Pero también tenemos modelos exigentes en los medios de comunicación, la televisión, la radio, la prensa, el cine. Con el marketing se utiliza como medio manipulativo:
·        “Usted debería comer….. para estar más saludable”.
·        “Vista…. para ser halagado”.
·        “Necesita….. para ser dichoso”.
·        ……………………………..

También utilizan estos tengo que o debo en forma de imágenes ideales, no solo palabras.

Hay una forma sutil de imponernos estos mensajes y a sentirnos incómodos por lo que pensarán los demás de nosotros si no actuamos en relación a ello.
Tanto el TREMENDISMO, como el PENSAMIENTO ABSOLUTISTA, nos hacen vulnerables ante los demás y ante nuestro diálogo exigente. Damos un poder tremendo a los otros.

No obstante, no todos los tengo que o debo son reales. Tenemos unos hábitos verbales tan fuertemente adquiridos que casi todo lo hablamos de este modo:
·        “Tengo que ir a comprar el pan”.
·        “Tengo que ir a trabajar”.
·        “Debo salir porque he quedado con Roberto”.
·        ……………………………..

Quien le dice claramente si está funcionando un tengo que o debo tiránico es su síntoma. Si usted por no hacerlo se siente francamente muy desgraciado consigo mismo, corrija. No obstante, le aconsejo que empiece a cambiar su forma de hablar con respecto a estas cosas y aprenda a darse sosiego, porque no por ser más exigente consigo mismo será mejor persona. Así, por ejemplo diga usted: “Deseo ir a por el pan…. pero si no voy, tampoco pasa nada”.

Muchas personas temen que si no se imponen estas exigencias se van a convertir en “pasotas” y personas reprobables. Nada más lejos de la realidad, aunque un cierto pasotismo también le irá bien.

Espero le haya sido de ayuda.

Un fuerte abrazo.

Juan Fernández Quesada.

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