Ya dije en mi anterior
artículo que la personalidad es un sistema estructurado dinámico en lo físico,
psicológico y social. Por lo tanto, cuando hablamos de un “trastorno de la
personalidad”, hablamos de que se ha producido una desestructuración, un
desajuste, una disfunción de ese sistema dinámico.
Cuando se hace evaluación de
la personalidad hay que prestar atención a 5 aspectos:
1)
Físico o biológico.
2)
Psicológico o vivencial.
3)
Conductual (lo observable).
4)
Cognitivo (ideas y pensamientos).
5)
Social, relacional.
Hay un autor, Arnold Lazarus
que desarrolla un modelo muy integral tanto en la evaluación como en el
tratamiento (Terapia Multimodal). Trabaja con un cuestionario llamado
B.A.S.I.C.Co.S., en el que cada sigla significa cada uno de los aspectos a
explorar y tratar:
B
– Biológico (Hábitos de alimentación, descanso,
ejercicio, postura, medicaciones, etc.).
A
– Afectivo (Qué le hace reír, llorar, angustiarse, irritarse,
etc.).
S
– Sensitivo (Qué le agrada ver, tocar, oler, oír, gustar
o qué le desagrada, etc.).
I
– Imaginativo (Cómo se describe, autoimagen; cómo se ve
dentro de x años; cómo se ve físicamente; qué imágenes le vienen frecuentemente
a su mente; etc.).
C
– Cognitivo (Cuáles son sus creencias y valores más
preciados; cuáles son sus autoexigencias, órdenes; principales intereses y
objetivos intelectuales; cómo afectan sus pensamientos a sus emociones; etc.).
Co
– Conductual (Qué conductas se interponen en su camino
hacia sentirse bien; qué quisiera empezar a hacer; qué quisiera dejar de hacer;
qué le agradaría hacer más a menudo; qué le agradaría hacer menos a menudo; qué
hábitos considera muy importantes o fuertes en su persona; debilidades, etc.).
S
– Social (Quiénes son las personas más importantes de su vida;
qué esperan los demás de vd.; las personas importantes de su vida cómo le están
afectando ahora; cómo está vd. afectando a los demás en sus vidas, etc.). Aquí
también se puede hacer un análisis de la vida sexual de la persona (con quién
mantiene relaciones sexuales, si disfruta de ellas, qué prejuicios o miedos
tiene al respecto; educación recibida en este sentido, etc.).
Como verá un análisis de
esta índole nos da una idea muy integral de la persona y nos proporciona
fortalezas y debilidades del sujeto en cada una de las áreas.
El área Cognitiva yo la suelo complementar con el Cuestionario de Creencias Irracionales de Albert
Ellis, que nos proporciona una información muy valiosa sobre cómo son las
creencias del sujeto con respecto a las 10 áreas principales de creencias
irracionales.
En el estudio, como decía,
de la personalidad, hay que analizar:
1)
Los patrones duraderos y estables de
vivenciaciones, conductas, hábitos, y que se apartan de lo “normal” o de lo que
en nuestra cultura entendemos como “sano”. Un patrón desadaptado generará tanto
dificultades de adaptación en el propio sujeto, como en su relación con los
demás. Es de mencionar que lo que no es normal, no necesariamente es
patológico. Hay normalidades estadísticas, funcionales e ideales.
2)
Las alteraciones que persisten en el tiempo. Pautas
de conducta negativas que se iniciaron quizás en la adolescencia y han tenido
un desarrollo lento pero progresivo.
3) Las manifestaciones rígidas, inflexibles o
inadecuadas con respecto a determinadas situaciones. Hay descontrol o
dificultades de control de los impulsos.
4) Las disposiciones subjetivas de malestar.
Normalmente la persona sufre y hace sufrir a los de su entorno. Hay calificaciones
de estos sujetos como “raros”, “extraños”, “maniáticos”, “difíciles”, “complicados”,
“extravagantes”, etc.
5) Si ese desajuste de la personalidad no viene
como derivación a haber padecido una depresión, un cuadro de ansiedad, etc.
6) Si ese desajuste de la personalidad tampoco
ha venido como derivación de una enfermedad orgánica, un cáncer, una infección
aguda.
7) Que estas personas no suelen tener conciencia
de su desajuste de personalidad y por lo tanto no creen, en general, que
necesiten de ayuda o no la han solicitado.
8) Suelen existir antecedentes de trastorno
de la personalidad en la familia.
9) Los trastornos de la personalidad no se curan
con psicofármacos. En el tratamiento hay que integrar algo de farmacoterapia
(más bien para poder trabajar adecuadamente, sobre todo controlar aspectos de
ansiedad y depresión), psicoterapia y socioterapia. Estas terapias suelen ser
largas.
En fin, como vemos para
tratar problemáticas de personalidad el tratamiento tiene que ser muy ecléctico
y mantenido en el tiempo, persistiendo en todos los aspectos disfuncionales que
se encuentren en las diferentes áreas analizadas.
Espero haya sido de su
agrado.
Un fuerte abrazo.
Juan Fernández Quesada.