El 30 de abril de 2014 el Diario de León mostraba el siguiente artículo:
Urgencias del Hospital de León apuesta por un sistema
que facilita la identificación de la enfermedad psiquiátrica y deriva a los
pacientes al recurso más adecuado.
Antonio
Serrano García, coordinador de las urgencias psiquiátricas del Hospital.
Carmen Tapia
| León
30/04/2014
30/04/2014
«La conducta
suicida no traduce un no quiero estar aquí sino un no quiero estar así». El
psiquiatra Antonio Serrano García coordina desde hace 21 meses las urgencias de
psiquiatría del Hospital de León, un nuevo servicio hospitalario que tiene como
objetivo que cada paciente, según su patología, sea derivado al recurso
sanitario más adecuado para estabilizar su estado y que ninguna persona con
tendencia suicida se quede sin el tratamiento preciso, aunque en el 27% de los
casos no padecen un trastorno psiquiátrico. En el otro 73% hay trastornos
mentales orgánicos (131), abusos de sustancias (254), psicosis y esquizofrenia
(465), afectivos (503), Neuróticos (508). Al servicio de urgencias
psiquiátricas del Hospital de León han llegado 2.414 pacientes en 21 meses de
los que aproximadamente el 20% —463— han intentado quitarse la vida, uno de los
cinco que cruzan la puerta de urgencias cada día en demanda de asistencia
médica. La causa hay que buscarla en los malestares propios de la vida. Los
trastornos de la personalidad (88 casos) y los trastornos neuróticos (113) son
los que más inducen a los leoneses a intentar acabar con su vida pero «el
suicidio o el intento de suicidio no es una patología psiquiátrica, a veces el
paciente demanda ayuda para soportar la vida», explica el psiquiatra, que
considera que la sociedad está excesivamente medicalizada. «El 20% de la
población toma psicofármacos, una barbaridad porque la ansiedad no es una
patología psiquiátrica y no hay que confundir depresión con tristeza. Esta
última no se puede evitar, existe en la vida con la alegría. No se deben
medicalizar reacciones normales del organismo y hay que plantearle al paciente
que tiene que resolver el conflicto que le provoca ese estado». Y el psiquiatra
tiene poco que hacer en ese conflicto «salvo escuchar y orientar».
El papel
social
En ese
escuchar y orientar la medicina tiene pocos recursos, que son competencia de
los sistemas de protección social. «La crisis no aumenta los suicidios, los
suicidios surgen cuando fallan los sistemas de protección social. Si hay
protección social los suicidios se estabilizan». Y, de momento, es lo que pasa
en León. Las estadísticas demuestran que los intentos de suicidio están
estabilizados, no han aumentado en el último año y medio en el que se hacen las
estadísticas en Urgencias. «Los recursos sociales todavía funcionan,
principalmente con el apoyo de las familias».
Las personas
con una crisis por trastornos de personalidad o estados neuróticos son los que
más demandan ingresos hospitalarios. «Hay personas que se encuentran tan mal
que quieren que les ingreses, con todo lo traumático que resulta una
hospitalización en psiquiatría, pero la psiquiatría no puede resolverles el
problema». Serrano llama la atención que, pese a la crisis, «son los problemas
de relación entre las personas los que más ansiedad provocan, son muchos más
importantes que los económicos». El psiquiatra afirma que «es un buen síntoma
que las personas den más importancia a las relaciones que a la economía».
El 63% de
las personas que han intentado quitarse la vida en este periodo de tiempo son
mujeres. Ellas lo intentan más, pero son los hombres los que más consuman el
suicidio. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE),
36 personas se suicidaron en León en 2012, 31 hombres. «Los hombres utilizan
métodos más agresivos que las mujeres y no hay posibilidad de intervención
médica», explica el psiquiatra.
Pero lo que
más llama la atención de las estadísticas de urgencias es el aumento de los
intentos de suicidio en menores. Los psiquiatras de urgencias atienden a un
menor cada tres días, una media de nueve casos al mes en abril cuando hace año
y medio no superaban los dos mensuales. El 26% de los 109 casos atendidos han
intentado suicidarse. «Es tremendo», asegura el psiquiatra. Los menores
necesitan asistencia por problemas de conducta y agresividad. «En mi opinión
las causas no son médicas, tienen que ver con el estilo de vida, es educacional
y filosófico. Las familias tienen la responsabilidad de enseñar a pensar bien a
los hijos. La vida no es consumo continuado. Hay que aceptar las frustraciones
y evitar el pensamiento dicotómico de que algo es bueno o malo».
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