Solo
es un mal día se repetía, pero su mente dispuesta a jugarle una mala pasada una
vez más le decía: no, no puedes, vas a volver al principio, al principio del
fin, me he reído en tu cara, te he dado ventaja para que te confiaras, yo
controlo tu mundo.
La
alarma seguía sonando en el móvil, pesaba demasiado el cuerpo, otra vez...no se
lo podía creer, posponer 10 minutos...seguro que en ese tiempo encontraba la
canción perfecta, el monólogo que la hiciera reír, la frase ideal o llegaría
ese mensaje que invariablemente conseguía iluminar su mirada…
No
puedes...posponer 10 minutos...ese día todo apuntaba a que tocaba posponer la
vida...10 minutos...10 meses… ¿otros 10 años?...
¿Cuántas
veces te crees a tu mente como si de una alarma se tratara y desactivas toda
posibilidad de avanzar?
Probó
a hacer las cinco respiraciones profundas antes de levantarse pero el aire no
entraba en los pulmones, sólo consiguió arrancar un pesado suspiro que la
invitó a posponer…
Por
fin se levantó dispuesta a asumir que todos podemos tener un mal día, eso sí,
después de haberlo intentado ¡ni siquiera había dado el primer paso!
El
agua caliente resbalando por su espalda arrastró parte de sus temores, mientras
se ponía el colorete pensaba que ojalá fuera tan fácil maquillar los
sentimientos, el espejo le devolvía su reflejo y a decir verdad aquellos
vaqueros no le sentaban nada mal...el café caliente en su taza preferida y unas
tostadas crujientes hicieron el resto.
Al
fin y al cabo ella era experta en inventar finales felices, en pedir deseos a
estrellas fugaces, había convertido en un arte sacar algo positivo de lo
negativo, caminar por la cuerda floja su especialidad.
Es
cierto que no había brillo en sus ojos pero bailar bajo la lluvia siempre será
mucho mejor que esperar a que pase la tormenta...
INMA
REYERO DE BENITO
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