"Ahora
estoy genial...pero voy a más, lo mejor está por llegar", era la frase que
repetía, casi como un mantra, cuando le preguntaban ¿qué tal? junto a una
sonrisa y un brillo especial en la mirada.
Por
eso el día que su terapeuta le dió cita, después de bastante tiempo se sintió
insegura ¿qué había pasado? ¿algo iba mal?
Llegó
con el tiempo justo, un poco nerviosa y muy ilusionada, dispuesta a aprovechar
al máximo, al fin y al cabo que alguien piense en tí para compartir su tiempo
es un lujo.
Empezaron
las preguntas, siempre tanta pregunta:
-
¿qué sientes? ¿por qué te bloqueas? ¿en qué situaciones?
quiero que hagas un registro…
Su
cabeza iba analizando cada pregunta a la velocidad de la luz y la conclusión
estaba clara, se bloqueaba ante cualquier situación nueva por miedo a no saber
controlarla y por vergüenza porque parece ser que nunca iba a estar a la altura
de las circunstancias.
-
¡Ya!, si sientes vergüenza es porque te comparas…
Te
comparas, te comparas, te comparas...las palabras resonaban en su cabeza como
el eco en medio de una montaña.
La
sesión terminó como es habitual con besos y abrazos, pero cada final es en
realidad un nuevo comienzo, un punto y seguido, porque cuando acaba la sesión
empieza la vida y es el momento de aclarar ideas, experimentar y enfrentar miedos.
Mientras
caminaba pensaba que realmente es muy absurdo compararnos porque esto nos hace
tender a ser como otras personas cuando en realidad lo único válido y lo más
fácil es ser nosotr@s mism@s, sin estancarnos, lógicamente, dando siempre nuestra
mejor versión y reivindicándonos como los seres valiosos que somos.
Te
comparas, te comparas, te comparas...no seas tu peor enemig@, permítete
descubrir la cantidad de cosas que puedes hacer, experimenta, arriesga, sal de
tu zona de confort, despéinate, crece, evoluciona,
¡Vive!
INMA
REYERO DE BENITO
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