Hay
heridas de las que no se sale ileso y lo peor es que no tienen cura, la de la
decepción es una de ellas, sólo espero que cicatrice y no duela cuando cambie
el tiempo.
Como
si de un dejá vu estuviéramos hablando, se repitió la escena, con una macabra
variante, esa mañana la protagonista era
yo.
Reconocí
al instante esa voz segura, esa sangre fría, esa decisión inamovible fruto de
sopesar mil hipótesis y combinarlas aleatoriamente. Esta vez, la suerte me dio
la espalda y la única bala de la pistola me daría de lleno, son los riesgos de
jugar a la ruleta rusa sin coraza, porque te has abierto y te has dejado el
alma.
El
disparo nubló mi vista, hizo que me tambaleara al flaquearme las piernas, como
tantas veces lo hicieron, viejos síntomas, lo nuevo es que siempre estabas ahí
para ayudarme, esta vez seguro que hubieras disfrutado viéndome caer.
En
la calle hacía calor aunque no el suficiente, mi corazón quedó helado, resquebrajado
como cuando metes un hielo en una bebida caliente, sin compasión, sin posible
negociación, nadie le pregunta al hielo si quiere ese final que le condena
inexorablemente a convertirse en nada, en mero frío.
Desconozco
la lección que me quiere enseñar la vida, es muy pronto, el dolor lo nubla
todo, leeré entre líneas y seguiré adelante, una vez más, como siempre, fiel a
mis valores, con mil errores; todo pasa por algo y así está bien, es la
afirmación a la que me anclo como un mantra desgastado.
Todo
pasa por algo y así está bien, gracias y adiós...
INMA
REYERO DE BENITO
Bonito mensaje:
ResponderEliminarToda herida tiene cura: si sabemos ser curanderos de nuestras heridas...
Debemos abrirnos:¿pero, es necesario dejar el alma?
Si esa voz segura y sangre fría era la de siempre:¿ qué esperábamos de ella?
Como bien dices: la vida quiere enseñarme algo: el tiempo, posiblemente, da su respuesta.
La vida no nos pregunta lo que queremos: pero uno mismo, sí debería saberlo, sino hoy, mañana.
Todo pasa por algo y así está bien, gracias...
Recibe un cordial abrazo.
JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN