¿Os habéis preguntado qué pasa cuando nos resistimos a algo? Nos sentimos mal, eso es evidente, pero además biológicamente se reduce nuestra capacidad de abordar el reto que se nos presente. Mi inteligencia, mi creatividad, mi espíritu emprendedor y mi capacidad de tomar buenas decisiones disminuye.
Queda más claro con un ejemplo. La inteligencia es
como una ventana, nos permite ver lo que hay, pero una ventana puede tener una
persiana, por muy grande que sea mi ventana si bajo la persiana no veo nada. La
persiana es el mundo de las emociones. Nuestro intelecto está influido por el
mundo afectivo, entonces si yo me digo que no puedo, que es difícil, que no me
lo merezco, estoy bajando la persiana. Veo menos, mi inteligencia baja. A
medida que me angustio la persiana sigue bajando y concluyo que no soy capaz.
Te dices que no ves nada y así es, no ves nada porque has bajado la persiana no
porque no tengas capacidad para ver. Puede estar pasando delante de ti una
oportunidad y no te enteras.
Si establecemos una relación distinta con el
sentimiento que nos hace sentir mal, mirándolo desde otro punto de vista,
podemos dar la vuelta a la situación y encontrar opciones que solo se pueden
contemplar con la persiana subida.
Este ejemplo está extraído de una charla de Mario
Alonso Puig, me parece muy gráfico, espero que os aporte claridad.
Ley del espejo:
Cuando abro la
ventana
se asoma el
mundo.
Mario
Benedetti.
INMA REYERO DE BENITO
Apreciada Inma:
ResponderEliminarDespués de leer tu reflexión cabría preguntarnos, ¿qué nos induce a bajar la persiana?
Dice Mario: Cuando abro la ventana se asoma el mundo. Nosotros podemos decir: cuando bajamos la persiana, ¡qué cosa no queremos ver!. También; qué motivos nos induce a bajarla.
Abrazos.
Joan
Hola Joan!
ResponderEliminarLo primero gracias por leer mi entrada en el blog, que genere conversación me parece un lujo. Es obvio que me falta información, estoy en proceso de adentrarme en el apasionante mundo de la psicología por eso solo puedo hablar desde mi punto de vista y desde las cosas que he verificado.
Que las palabras crean realidad es un hecho. El lenguaje nos lleva a otra forma de mirar. Un lenguaje negativo crea resistencia, esto activa el sistema primitivo de lucha o huida, la sangre se va a los músculos, con lo cuál nuestra capacidad de dar mejores respuestas disminuye al tener el cerebro menos sangre.Además las palabras cambian nuestro estado de ánimo, esto va a determinar como nos comprometemos.
Respecto a lo que nos induce a bajar la persiana, estará por ahí el miedo como casi siempre y que a priori es más fácil justificarse que cambiar.
Un saludo🐜🙏
Saludos Inma:
ResponderEliminarFelicidades por tus sabias palabras y reflexiones aportadas. Hay un importante trabajo previo. Como posiblemente, un largo camino recorrido.
De nuevo; felicidades.
Abrazos,
Joan