-No enseñemos a reír a quien debería llorar; enseñémosle hoy a llorar para que mañana sepa y pueda reír.
-Una sonrisa mejor que una
risa; una palabra mejor que una frase.
-Antes de decir tanto lo que has conseguido, demuestra lo que eres capaz de
volver a hacer.
-Cuando reconozcas tus defectos estarás más preparado para valorar tus
virtudes.
-La agresividad en sus distintas formas de ser, ¿es la consecuencia de
nuestra irracionalidad, así como la raíz de nuestros actos instintivos?
-El fondo y la forma deben complementarse, antes que colisionar, si
deseamos crear entendimiento y vínculos de unión.
-La grandeza y la
dignidad en el uso de la palabra no reside tanto en lo que dices, sino en
lo que silencias.
-El mayor desarraigo no es el que podamos sentir hacia nuestro prójimo,
sino con uno mismo.
-En ocasiones, el silencio responsable es la mejor de las palabras.
-Puedes perder la moneda, pero no pierdas los valores que viven en
ti.
-Vivimos entre dos formas de anorexia: la primera rechaza los alimentos; la
segunda, la palabra razonada cuando no es favorable. Una nos impide crecer
físicamente; la otra, dificulta evolucionar y madurar como seres
humanos.
-La palabra sabia no debe hacer inmortal al hombre; sino que es
la sabiduría de la palabra la que la convierte en inmortal. El hombre solo
es el intermediario.
-Querer para ser querido es como esa rosa que lanzas al mar: se alejará de
ti. No serás considerado, querido ni recordado a pesar de ofrecer tu amor,
amistad o pertenencias.
-Dos amigos tiene el
hombre "de rostros desconocidos": la soledad y el silencio: una, te
acompaña; el otro, te habla
y te escucha,
cuando estás bien contigo mismo.
Abrazos.
Joan.
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