viernes, 31 de diciembre de 2021

EL RINCÓN DE INMA – NO SE VAN, SON, ESTÁN

 

Es tradición que la recta final de año vaya acompañada de luces que me acaban saturando. Frente ellas me siento como cuando te miras en esos espejos que distorsionan la realidad. La felicidad impuesta tampoco es una de mis fortalezas, quizá por eso para terminar diciembre he querido rendir homenaje a los que no se van, a los que se quedan y siempre están. A los que no dejaron un brillo pasajero y daríamos todo por volver a abrazar.

Ahora que la Navidad es un ticket regalo y los afectos se pueden devolver antes de 30 días si no quedas satisfecho, os deseo un año nuevo lleno de compromiso, salud y paz. Que dedicar tiempo sea nuestro mejor regalo y la mayor demostración de amor.

Feliz 2022.


No se van,

viven atrapados en el olor de su plato favorito,

en el contacto del teléfono que no borras

y será la eterna llamada (en espera),

son el café con risas

y la tarde de compras sin prisas.

 

No, no se van,

siguen aquí reflejados

en la humedad de otras pupilas cada aniversario,

en un niño volando su cometa,

en dos adolescentes de la mano

una tarde de verano.

 

Son el billete de veinte

que aparece en la cazadora

justo el día que saliste de casa

sin cartera, sin móvil

y                                      sin ganas.

Están en los recuerdos,

en las fotos que miras y no ves,

en aquella mágica vez,

son la primera flor de la primavera

y el post it en la nevera.

 

Son la vela encendida,

las estrellas y el rocío,

el ángel que te guía,

la mano que te dice ten

y cada deseo de que todo te vaya bien.

 

 

INMA REYERO DE BENITO


sábado, 25 de diciembre de 2021

COMO LA VIDA MISMA – UNA NAVIDAD GENUINA

 


Cuando hace ya más de veinte años pasé parte de la Navidad en Panamá, con mi hermano y su familia, me pareció increíblemente postizo que, a cuarenta grados de temperatura y en un ambiente tropical, los centros comerciales estuvieran llenos de paisajes nevados, trineos y papás Noeles abrigados hasta las orejas. Pero incluso aquí, en España, a veces siento que estamos siendo invadidos por las costumbres e iconografía que vemos en las películas “navideñas” americanas, que tanto abundan, mientras que nuestro cine, por el contrario, parece que le ha cogido tirria a estas fiestas desde que se perdió Chencho en el mercadillo de la Plaza Mayor de Madrid en “La gran familia”.

En cualquier caso, Santa Claus no deja de ser un poderoso empresario del juguete, a la cabeza de una compañía multinacional que explota a sus elfos y sus renos, que más que trabajadores finlandeses parecen africanos o del sudeste asiático. No veo mayor diferencia entre escribir la carta a él y hacer un pedido a Amazon. Pero ya que parece que no podemos prescindir de los “suministradores de regalos”, prefiero potenciar la economía tradicional y encargarlos a los Reyes Magos, de los que he sido cliente toda la vida y siempre me han tratado bien.

En cambio, la simbología del árbol o del ramo me parece muy hermosa, pues se trata de adornar la vida con los regalos que nos da la tierra, para celebrar y agradecer tanta plenitud. O la de la luz, en forma de estrella o de vela encendida, pues la razón de que festejemos el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre no se debe a que, siglos después de la muerte de todos los testigos presenciales, apareciese de repente una partida de nacimiento o una reveladora felicitación de cumpleaños, sino a que el solsticio de invierno significa el triunfo del sol sobre la oscuridad, trayendo la esperanza de días más largos y el inicio de un nuevo ciclo natural. Y así el cristianismo entronca con nuestras raíces más ancestrales, porque lo espiritual sólo se puede asentar sobre lo más profundamente humano.

Pero lo que me encanta es el belén, porque allí tienen cabida la familia, la fiesta, la música y la comida, el compartir con los vecinos, el acogimiento del forastero, la mezcolanza alegre de intelectuales, soldados y los más humildes trabajadores con los animales, o incluso los ángeles… Todos encuentran su lugar en el nacimiento. ¡Qué mayor riqueza que descubrir lo divino en todas esas pequeñas cosas cotidianas, que solemos tener tan olvidadas, como el procurar el bienestar de nuestros seres queridos o el sentir que todos los seres humanos formamos parte de la misma comunidad! Tal vez, como los Magos de Oriente, hemos emprendido un largo viaje buscando la felicidad, la satisfacción personal, la “perfección”… y al final del camino descubrimos que siempre estuvieron con nosotros, en nuestro interior y en el entorno habitual, pero sólo las pueden reconocer quienes son como niños y se abren con curiosidad y sin prejuicios a la realidad. Limpia tu mirada y saborea lo que esta Navidad trae para ti y para mí, más allá de las rutinas navideñas y de los objetos materiales.

Feliz Navidad.

ANA CRISTINA LÓPEZ VIÑUELA

viernes, 24 de diciembre de 2021

EL RINCÓN DE INMA - CARTA A VERÓNICA FORQUÉ

 


Querida Verónica:

Te escribo estas letras de mi para ti, de piel a piel. No podría hacerlo si siguieras aquí porque no tengo tu dirección. No sería creíble fingir que me sé tu vida igual que si fuéramos viejas amigas. Por eso aprovecho para hacerlo ahora que el espacio y  el tiempo importan menos.

 

No sabía que habías ganado cuatro Goyas, y mucho menos que no fuiste a recoger ninguno porque estabas trabajando, tal vez, porque tu vida fue puro teatro, con giro dramático incluido. Lo bordaste en cada papel que interpretaste, hasta que llegó el más difícil porque para Vero no había guion, nadie podía apuntarte como ser tú misma.

 

Sonrío recordando cuánto nos hiciste reír con esa alcaldesa que se mudó de manera provisional a la calle Desengaño 21, como si ya intuyeras la que se avecinaba

 

Se ha formado un gran revuelo aquí abajo desde que te suicidaste para dejar de sufrir. La depresión y la salud mental están en boca de todos. Un tema complejo para el que no hay una solución fácil porque depende de múltiples factores. Urge que, como sociedad, cada uno desde donde se encuentre, aportemos nuestro granito de arena a favor de su prevención.

 

Ni te imaginas cuántos expertos han aparecido en el tema. Saben lo que hay que hacer para que no sucedan estas cosas, no sé dónde estarían antes porque se ve que controlan del tema. Supongo que estarían haciendo de vulcanólogos o epidemiólogos de barra de bar. Y opinan sobre si fuiste valiente o cobarde, sobre dónde estaban los que te querían, y tampoco entienden, en eso me incluyo, porqué en los últimos meses te dejaron a los pies de los caballos por un puñado de lentejas.

Pienso en todo el dolor que puede caber en un estoy bien, no me pasa nada. De qué te quejas si tienes de todo. Tú arréglate y a la calle. Duele ver cómo puede una enfermedad empujar a alguien a acabar arrinconado por una soledad que le acabará matando.

 

Te prometo escuchar más, medir mis palabras, acoger con respetuosos silencios y estar atenta por si te reconozco gritando auxilio en otra sonrisa fingida. Descansa en paz Vero.

 

INMA REYERO DE BENITO

FELICITACIONES DE JOAN SÁNCHEZ FORTÚN

 


Hagamos de estas Fiestas Navideñas, en las que 

 finaliza el año 2021,  

             un punto de reflexión y de encuentro en la gestión de  

nuestra existencia.  

 

Fortalezcamos nuestras bondades y valores  

demostrando afecto y cercanía hacia nuestros seres  

queridos.  

 

También hacia todos los Seres Humanos, pobladores  

de este planeta.  

 

-------- 

 

 

Llena de paz y de armonía tu corazón, para llenar el del  

prójimo.  

 

Escúchate con atención, así estarás más preparado  

para escuchar a tu semejante.  

 

Compréndete si deseas llegar a comprenderme.  

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¡Abrazos! ¡Felicidades! 

 

Joan 

 

miércoles, 22 de diciembre de 2021

NAVIDAD EN UN CAMPO DE REFUGIADOS

 


Vivir en un campo de refugiados no es vivir. ¿Cuál es el sentido de la vida para poder sobrevivir en estas condiciones? ¿Como enfrentar cada mañana la misma situación, cuando no hay expectativas que propicien la más mínima posibilidad de poder encontrar una solución?

 

Estas familias viven en la incertidumbre, se les cuentan medias verdades, y la falta de información crea desconfianza, miedo, desilusión, tristeza, enfermedad y muerte.

 

A estas familias confinadas en esos antros, se les esta robando su vida y a los niños, en particular, se les está privando  de su infancia.  Por eso es crucial que su viaje finalice ya mismo, pero no ahí en ese lugar desolador, sino en otro sitio donde poder vivir dignamente.

 

Visitando la exposición “Vida(en El Palacín)  y realizando un recorrido comentado por su propio autor  Gervasio Sánchez, la frase de inicio fue: “Los conflictos no se acaban cuando lo dice Wikipedia, finalizan cuando se superan sus consecuencias”. Fue entonces cuando, a través de la mirada de un niño de una de sus múltiples fotografías, un Elfo que rondaba por ahí, con sus polvos mágicos, consiguió parar el mundo y transmitir, por videoconferencia,  un mensaje a tod@s los dirigentes responsables de la situación que viven estas personas.

 

Al comienzo de la misma se les aparece el fantasma de Jacob Marley, (Cuento de Navidad), arrastrando unas pesadas cadenas que  hacen temblar los cimientos de sus grandes residencias, y les explica cual ha sido el resultado de haber vivido una existencia dedicada a cultivar la avaricia, el poder y la manipulación. Antes de desaparecer Marley les advierte que van a recibir tres visitas, y les pide que presten mucha atención.

 

A continuación la pantalla se tiñe de azul y aparece el espectro del pasado empuñando una Bobina de Tesla. Con un rápido movimiento se traslada al pasado y con la luz de su bobina les muestra como eran las vidas de estos refugiados antes de huir de la atrocidad. Eran familias que llevaban una vida normal, que vendieron todo lo que poseían para  salir en busca de una vida mejor, y ahora después de muchas penurias se encuentran atrapados y privados de libertad en un campo de concentración a cielo abierto.

 

Atención ahora la pantalla toma un color rojo intenso, aparece el fantasma del presente que muestra su huella digital,  y recrimina a estos dirigentes su falta de generosidad, su falta de compromiso y su pasividad ante este gran drama que están viviendo estas personas. Adiós a camuflar los datos, adiós a las mentiras encubiertas, adiós a la falta de información; ha llegado el momento de mostrar la realidad tal y como es y de ponerse a buscar soluciones. La inactividad ya no es una opción.

 

Finalmente la pantalla torna a un color verde esperanza y hace su aparición el fantasma del futuro, este adopta la forma de mujer que porta en sus manos la Escala de la Justicia, y pide, a lo Superior, que ilumine a estos dirigentes para que se vuelvan más sabios, más resolutivos, más empáticos, más humanos y que unan sus esfuerzos para luchar al unísono  y encontrar una solución definitiva para que todas estas familias puedan vivir con dignidad.

 

El mundo ha recuperado el ritmo nuevamente. Así como la exposición “Vida” muestra como ésta resurge de sus cenizas,  el Elfo confía en que la responsabilidad unida al Espíritu Navideño,  que embargó al avaro Ebenezer Scrooge, también haga mella en los corazones de los Responsables de esta situación y con la ayuda y colaboración de tod@s, se pueda contribuir a que, en estas fechas tan señaladas, la espera de estás familias pueda ser más agradable, tranquila y feliz; y lo más importante que muy pronto puedan disfrutar de un hogar y una vida digna.

 

Papá Noel sabe que en este campo de refugiados se encuentran los niños más especiales del mundo y Rudolph encontrará el camino.

 

León 20 de Diciembre de 2021

 

Autora: Mª Nieves Valderrey

 

 

domingo, 12 de diciembre de 2021

EL RINCÓN DE INMA – LA DESPEDIDA


 

Nadie, ni siquiera el calor de la chimenea, lograron evitar lo que ocurrió a continuación de una cena para tres muy animada hasta que llegaron los postres con sabor a despedida.

 

De fondo, en la televisión se anunciaba un fuerte temporal preludio del frío que colapsaría sus corazones.

 

En ese momento, el abuelo se levanta, tratando de poner en marcha su mejor número de escapismo. El objetivo: no expresar sus emociones. Los chicos no lloran, sé fuerte, le grita en un susurro su voz interior.

 

Su nieta conoce sus trucos y no se lo va a poner fácil.

 

—Espera, que nosotras madrugamos, y ya no te vemos, despídete.

El hombre, como un animal herido, nota que está a una lágrima del desbordamiento y sigue caminando sin apenas moverse del sitio.

—Mamá, el abuelo se ha ido sin despedirse— asombro y tristeza se unen como pan con chocolate en su cara y en su voz.

—El abuelo tenía prisa hija y evita las despedidas— contesta al borde del desbordamiento una madre que también es hija.

 

Las personas que queremos a veces no se comportan como nos gustaría. Es muy fácil cuestionar los comportamientos de los demás. Nosotros también fallamos muchas veces. ¿Cómo hacemos sentir a los demás? ¿Les exigimos que cumplan nuestras expectativas? ¿Pensamos en nuestras palabras antes de pronunciarlas? ¿Y si fuera la última vez que ves a esa persona?

 

INMA REYERO DE BENITO

sábado, 4 de diciembre de 2021

COMO LA VIDA MISMA – LA LUMINOSA OSCURIDAD



Uno de los ejercicios de visión natural para dejar atrás la miopía es el “baño de oscuridad”. Cada mañana, desde hace varios meses, me ducho con la luz apagada, en la penumbra si ya ha amanecido y se filtra algún entrometido rayo de sol por la ranura de la puerta, o en la oscuridad total en los meses de invierno.

 

En cuanto una se acostumbra a localizar a palpo los grifos, el gel, los botes de crema, la toalla… lo cual se logra en un par de días, se puede concentrar en las sensaciones. Los ojos intuyen sin ver, los aromas se intensifican, puedes percibir la música del silencio, sentir en tu piel el contacto del agua cálida y el intercambio de temperaturas, la energía que las palmas de tus manos transmiten y reciben del resto de tu cuerpo. Muchas pequeñas percepciones sutiles que se escapan cuando la mirada se desliza distraída por los contornos de las cosas.

 

La luz del sol siempre es diferente. Recuerdo, por ejemplo, cómo los edificios de Salamanca fundían sus delicados tonos anaranjados con el aire transparente. O la brusca nitidez con la que se dibujaban los cantos de la piedra rosa de Toulouse en un azul inmisericordemente claro. Y los rayos solares presentan cualidades curativas, permitiéndome derretirme como si fuera de chocolate o sintiéndome mimada por sus cálidas manitas luminosas.

 

Las llamas del fuego poseen capacidades hipnóticas, lamiendo el aire entorno a ellas, transportándome a los mundos atávicos del subconsciente. Purificando mi energía en una hoguera sanadora y permitiéndome ver lo oculto, misterioso e invisible.

 

La luz eléctrica ha sido un gran invento porque ha aumentado los días, de forma que podemos vernos unos a otros con claridad en la noche, leer o practicar nuestras aficiones, acompañando la soledad y el aburrimiento. Cierto que nos empuja a trabajar cuando es momento de descanso, o a sobreexcitarnos antes del sueño, o que nos engaña a veces, haciéndonos sentir que la realidad es otra, pero esos inconvenientes no proceden de ella misma sino del uso que nosotros le damos.

 

Pero nos hemos olvidado de la oscuridad o pensamos que es dañina para nosotros, cuando es una caricia de la vida, que nos conecta con el útero materno. La luz puede ser agresiva e invita a la acción, la oscuridad nos hace recogernos en nosotros mismos, nos acoge con su abrazo protector y nos enseña a integrar todo lo vivido durante el día, teniendo en cuenta lo que sentimos interiormente, en lugar de estar permanentemente volcados al exterior.

 

La oscuridad tiene su propia luz. ¡Qué deliciosa la penumbra que nos permite disfrutar de los sutiles matices de la luna y las estrellas, o del embriagador aroma de los jazmines, o del sutil contacto de la brisa en la piel, o de la intimidad con otra persona!

 

No se puede vivir ajeno al exterior, pero muchos aspectos de la vida pueden pasar desapercibidos si no cerramos a veces los ojos y los dirigimos hacia dentro, dando su espacio a los otros sentidos y, sobre todo, a la intuición. La noche es el ambiente de las hadas y de las brujas, de lo sobrenatural, de lo íntimo, de las historias, de los sueños. La noche, con su luminosa oscuridad, es nuestra amiga.

 

Ana Cristina López Viñuela