sábado, 30 de julio de 2022

UN CASO DE RESILIENCIA (CASO 1) (PARTE 5 Y ÚLTIMA)

 



Has hablado de lo importante que es el apoyo de la gente, pero me da la impresión de que hay que ayudarles a que te ayuden, ¿no? ¿Cómo haces tú para que te ayuden?

Mira, cuando volví a Madrid, durante la quimio, sin pelo, reuní a todo mi equipo de Canal+ y les dije: “Chicos, esta es mi situación. No voy a dejar de trabajar en ningún momento, que lo sepáis, pero me voy a cansar mucho más de lo normal porque cuando hago cien metros, se me pone a 180 pulsaciones el corazón. Nos vamos a reír, miradme sin peluca, voy a engordar muchísimo. Sigo siendo el de siempre, pero físicamente me vais a ver un poco cambiado. Por favor, no quiero compasión ninguna, ninguna en absoluto. Lo que quiero es que me deis la misma caña que siempre. Sigo siendo la misma persona. Lo que estoy pasando es temporal y lo liquidaré yo mismo”. Y seguimos haciendo el mismo trabajo como si no pasase nada. Pero les pones al tanto, no les dejas que se imaginen cosas a partir de rumores, porque entonces tú mismo, te estás creando una barrera y estás alejando a la gente de ti, mientras que de esta forma estás integrado como siempre. Tienes que buscar la proximidad con la gente; y con tu familia lo mismo. Les das explicaciones y no dejas que la gente te compadezca ni te ignore. Así buscas su apoyo.

Esta resiliencia que tú has demostrado, incluso desde niño, ¿hasta qué punto se puede aprender? Piensa no ya en casos de enfermedades o traumas físicos, sino de depresión, de problemas psicológicos…

Mi padre era una persona con mucha ambición, muy próspero, muy optimista, jovial, muy buen vividor, y de repente se viene abajo porque se da cuenta de que su hermano mayor no era como él había pensado toda su vida -recto, honrado- y, además, le había estado engañando. Mi padre fue educado en la tradición judía, en la que te enseñan a respetar a tu hermano mayor, y mi padre no solamente le respetaba, sino que le ponía de ejemplo tantas y tantas veces… ¡Fue extremadamente duro para él! Nunca se repuso de eso, y a partir de entonces mi padre se encerró en sí mismo y está totalmente desconectado del mundo ahora mismo. Se sienta a esperar el final del día. Y está así día tras día, por más que le sacudo. Recuerdo que ya hace años le decía para hacerle reaccionar: “papá, si te llega a pasar lo que me ha pasado a mí, ¿cómo hubieses actuado?”. Y no me respondía. Muy muy triste para todos nosotros.

Yo pienso que el apoyo de tu entorno, el que tú no te sientas externo a un círculo, eso es fundamental y quizá sea lo que falla en mi padre. Es como si se hubiera bajado del tren y hubiera dejado que el tren siga. Está sentado fuera. Ha dejado que el mundo pase sin que él esté dentro durante veinte años. Hay que evitar esto. A la gente hay que decirle: “métete aquí, dentro, pelea por estar aquí dentro, no hagas que la fuerza centrífuga te eche para fuera”.

El cáncer le costó una pierna, pero no le quitó la vida ni la sonrisa (ver vídeo):

https://youtu.be/s37XaxyneC8

 

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