lunes, 25 de julio de 2022

UN CASO DE RESILIENCIA (CASO 1) (PARTE 1)

 



Os animo a que leáis el libro de Pilar Gómez-Acebo y Otros, titulado Resiliencia, Gestión del Naufragio, de editorial LID.

Este primer caso tiene a continuación un vídeo corto de la propia persona que es entrevistada en el libro.

SI QUIERES, PUEDES (LARRY BENSADON)

Larry Bensadon es un directivo y empresario del sector de las telecomunicaciones, conocido por haber sido el responsable comercial de lanzar en España varios productos tecnológicos que hoy consideramos esenciales: la televisión de pago (Canal +), el teléfono móvil (Airtel) y el correo en movilidad (Blackberry), entre otros.

Cuando tenía 16 años, un accidente doméstico le causó una lesión de columna que supuestamente le dejaría parapléjico en pocos años; él no aceptó este diagnóstico, se dedicó a buscar alternativas y finalmente consiguió recuperarse sin perder movilidad alguna. Esta experiencia forjó su carácter resiliente y le permitió años más tarde superar un cáncer linfático que a punto estuvo de costarle la vida. Al final solo le costó una pierna, pero Larry nunca dejó que eso le influyera; a lo largo de veinte años, desarrolló una exitosa carrera de directivo internacional viajando sin parar. Solo sus allegados sabían que llevaba una pierna artificial. Su resiliencia y optimismo contagioso le han hecho ayudar a otros a superar circunstancias negativas.

Podrías identificar en tu vida alguna experiencia de la que pienses: “esta es la que me parece más difícil, más complicada”, pensar en ella y contarnos algo. ¿Cómo saliste adelante?

Posiblemente la más grave, la más difícil, fue cuando tuve que tomar la decisión de amputarme la pierna. Porque claro, cuando te detectan un cáncer, tú lo que ves inmediatamente es un agujero delante de ti. Y entonces es una lucha de o todo o nada; sin no sobrevives, se acabó todo. Pero cuando una persona como yo, dinámica -me gusta el deporte y mi trabajo siempre ha sido viajar por el mundo entero-, se planeta que tiene que quitarse la pierna de encima porque está podrida y duele horrores, entonces me digo: “¿qué va a ser de mí, personal y profesionalmente, sin una pierna, cuando yo, de verdad, me muevo muchísimo?”. Entonces, tomé la decisión de quitármela porque no podía más de los dolores, pero realmente me costó.

¿No te parecía que estuvieras haciendo lo correcto?

Creo que estaba haciendo lo correcto porque no podía seguir viviendo con dolor permanentemente: me estaba amargando la vida, estaba estropeando mi relación con mi entorno. Cuando estás con dolor todo el tiempo, te aseguro que cambias tu carácter, cambias tu forma de ser. Claro, la amputación no fue una amputación traumática como cuando tienes un accidente y te despiertas del accidente sin pierna. No, no. Fue muy meditada. Fui a ver a muchos médicos antes de tomar la decisión de con quien iba a hacerlo y por dónde cortar la pierna. Y cuando ya me metí en el quirófano, posiblemente el recuerdo más horroroso que pasé antes de la opreaicón fue estar con mi mujer sentado, esperando a que te llamen para la amputación, y de repente suena el teléfono. Estábamos los dos solos. Cojo el teléfono y es la enfermera del quirófano que me dice: “Sr. Bensadon, una pregunta que es importante: ¿tiene usted certificado de defunción”. Y yo me pongo blando. Y me dice mi mujer: “¿qué te pasa?”. Digo: “me está pidiendo el certificado de defunción”. Y entonces me dice la enfermera: “Perdone, perdone, de defunción para la pierna, porque la pierna hay que darla de baja”. Y digo: “ah, bueno, bueno, gracias. Pero, señorita, ¿usted cree que es el momento de pedirme esto cuando dentro de quince minutos voy a estar en el quirófano?”. “Ah, bueno, perdone, pero es que es necesario el certificado”. Y yo, pues claro, me puse a reír en ese momento, porque me imaginaba… Sabes que para los judíos no se pueden incinerar los miembros. El rabino tenía que venir a llevarse la pierna congelada parea enterrarla en el cementerio. Y me puse a reír solo de pensar esto, y fue probablemente mi último recuerdo, antes de dormirme y despertar sin pierna.

Pero de verdad, el momento en el que te piden un certificado de defunción, y que de repente te dices: “Dios mío, es tan peligroso que puedo morir”, y te dicen: “no, no. Es por la pierna”, entonces te das cuenta realmente que te vas a deshacer de una parte de tu cuerpo, que si esa parte de tu cuerpo la encuentra alguien, tiene que estar ligada a algo. Y ese algo es un documento, ¿no? Luego, encima, la amputación fue mal, y fue muy mal porque yo hice una tontería, una tontería profesional grande en el sentido de que como ya tomé la decisión de amputarme a causa de los dolores, no quise seguir trabajando de director de ventas en Airtel, hoy Vodafone, porque me parecía injusto cobrar una nómina estando de baja; y entonces dimití de Airtel. Y dimití sin más. Y dije: “bueno, me voy, porque ya no me apetece seguir trabajando aquí”. Y pensé que iba a estar de baja tres meses nada más. Es lo que me habían dicho los médicos.

¿Qué edad tenías?

Pues mira, fue en el año 2000, o sea, quítame trece años, tenía 44. El caso es que el médico que amputó lo hizo mal. Lo importante era cortar por debajo de la rodilla para que hubiera hueco para poner después una prótesis muy funcional que no me restase mucha capacidad a mi vida. Y el médico, un especialista, se equivocó y me dejó demasiado hueso o demasiada poca carne, y eso no cicatriza. Y cada semana tenía que volver al hospital para que intentasen cicatrizar esto, haciéndolo sangrar, para ver si con la sangre… Un horror. Y al cabo de un mes y medio empieza la gangrena, y entonces me dice el médico: “tienes que volver a quirófano, tengo que volver a amputar”. ¿Tú sabes lo que es un posoperatorio traumático ya de por sí, y que se prolonga con dolores espantosos, no solo con el dolor del miembro fantasma, que te recompone la pierna, con los dolores que tienes? Que es la razón por la que te has amputado. Es decir, esos dolores siguen existiendo, aunque no exista la pierna. A unas personas estos dolores les duran mucho y a otros menos, o van disminuyendo, el caso es que a mí me duraron bastante tiempo. Además de esos dolores, más dolores por la falta de cicatrización, y la gangrena que empieza a instalarse. Vuelta al quirófano, vuelta a amputar un trozo más de hueso. Gracias a Dios que al final quedó suficiente hueso para poder poner una prótesis, lo mínimo para ponerla.

¿Cuánto tiempo duró todo eso?

Bueno, las dos operaciones unos tres meses, pero, claro, en vez de tres meses de baja, fueron ocho. Los fondos económicos que tenía se agotaron al cabo de tres meses o cuatro. Y tuve que ponerme a buscar trabajo sin pierna, puesto que tenía que empezar a cicatrizar antes de ponerme la prótesis. En esa época existía una empresa llamada Retevisión con la que negocié para dar cursos de formación a toda su red de distribución por España. Y me ves viajando con una mochila y sin pierna, con dos muletas, por toda España dando cursos de formación. Porque no tenía un duro.

Antes estabas contando que esta decisión tenías que tomarla, por una parte, porque con los dolores ya no había opción. Pero, por otra parte, no estabas tranquilo por cómo iba a afectar esto a tu futuro profesional y personal. ¿Puedes explicarnos esto?

Yo tenía entonces dos niños pequeños. Mi sueldo era el único ingreso en mi familia. Debía seguir teniendo puestos de dirección relevantes que me permitieran ganarme bien la vida. Me decía: “ahora estoy en el paro; estoy de baja médica; me amputan una pierna. Cuando me vuelva a levantar, ¿en qué estado me levantaré para buscar trabajo?”. ¿Tú sabes la cantidad de puntos de interrogación que se te plantean, a la vez que dices: “Me tengo que recuperar”. Porque recuperarte físicamente es una cosa, pero luego, vuelta al mercado profesional con un miembro menos. Mira, cuando me llamaron de Siemens para hacerme una entrevista, yo hablé con ellos por teléfono a través de un cazatalentos y les dije: “oye, chicos, que estoy buscando trabajo, sí, pero estoy convaleciente ahora mismo de una amputación de la pierna”. Y me dijeron: “ya bueno, pero te quieren ver de todas maneras”. Y fui a una comida con quien luego se convertiría en mi jefe, Luis Dueñas. Y lógicamente fui sin pierna, con mis muletas y con el pantalón doblado como un recién amputado. Comimos juntos y durante la comida me hizo muchas preguntas, lógico. Al final de la comida me dice: “hoy estamos a viernes. ¿Te atreves a ir mañana a Munich y tener una entrevista con el presidente de móviles de Siemens para que me ratifique en mi decisión?”. Y yo le digo: “pero Luis, ¿has visto cómo estoy?”. Y dice: “pero me estás demostrando que con o sin pierna, a ti te da igual. Tu ves un futuro claro y tiras p’adelante”. Y digo: “sí”. Y él: “¿entonces mañana a Munich?”. Y digo: “pues oye, vale”. Lo más divertido de la historiade este viaje es que, como era pleno invierno, yo me voy con un abrigo gordo, con un traje de chaqueta y con mis muletas. Empezaba a tener la pierna, pero no podía apoyarme. Me dolía demasiado. Entonces me ves viajando en avión y luego en tren en Munich, ¡con un calor que hacía en Munich!, yo con abrigo, bufanda y todo, sudando la gota gorda. Pero no me lo podía quitar porque tenía las muletas, y yo me decía: “¿qué hago yo aquí pasando por esto?”. El caso es que me dieron el trabajo y empecé a trabajar en Siemens, a pesar de todo.

Por lo tanto, yo creo que puedes mostrar a la gente tu estado de ánimo. Independientemente de tu estado físico. Si tú tienes claro qué es lo que quieres y qué es lo que tienes que hacer, la gente reconoce que tu situación temporal es una situación temporal y la obvia. Por lo tanto, todo el mundo sabía que era pasajero que yo no tuviera pierna y como lo que estaban buscando era un directivo para llevar toda la unidad de móviles fijos e inalámbricos en Siemens, el que en ese momento me faltara una parte de mi cuerpo daba igual, porque sabían perfectamente que en poco tiempo iba a estar entero y podría trabajar perfectamente. Es como coger un determinado problema y quitarlo de la mesa de conversación, no existe.

Seguiremos en próximos días con esta bella historia de resiliencia.

1 comentario:

  1. Es digno de admiracion esta persona,valiente con gran fortaleza..Me gustaria ser como El.Gracias por compartir tu historia.Te admiro luchador incansable

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