Vives
en las nubes,
le decían los que nunca se atrevieron siquiera a imaginarse flotando por si
dolía la caída.
Los
que se perdieron la fascinación de ver en primera fila un arco iris completo y
nunca sabrían lo diminutos e insignificantes que parecían desde allí arriba.
Que
vivía en las nubes, le repetían los que nunca descubrirían que el tiempo se para, que lo
fugaz se hace eterno y que los “para siempre” quedan grabados en el mundo de la
nada como estrellas milenarias.
Como
a menudo las cosas no son lo que parecen, algunas tardes aprovechaba para
llorar disimuladamente cuando llovía, por temor a que se rompiera el hechizo, y
sus miedos se hicieran tan pesados que ninguna nube pudiera soportar su peso y
la devolvieran de nuevo a una eterna caída libre.
Arrastrada
por la ceguera del amor se dejó deslumbrar por el sol, por eso el día que la
derritió con sus rayos dorados no sintió dolor, creyó que había llegado por fin
...al paraíso.
INMA
REYERO DE BENITO
Inma es precioso como escribes y lo que escribes..
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