jueves, 22 de octubre de 2020

COMO LA VIDA MISMA: AVATAR

 


Imagino que muchos de vosotros habréis visto la película Avatar, dirigida por James Cameron en 2009, en la que unos científicos, con el fin de relacionarse con los Na’vi (seres aparentemente primitivos que habitan en el exuberante planeta Pandora, cuya atmósfera es venenosa para los humanos), adoptan la forma de híbridos, con cuerpo similar al de los Na’vi, pero conectados con sus mentes humanas. El avatar puede moverse, sentir y relacionarse libremente en Pandora, mientras el cuerpo de los protagonistas yace sedente en una cabina de enlace. Me pregunto si nuestra interacción con el mundo material no será parecida y la vida que creemos estar viviendo sea una representación.

Tal vez necesitemos nuestro cuerpo físico, con sus limitaciones, para movernos por la existencia cotidiana: comer, hablar, trabajar, enamorarnos, competir con nuestros congéneres… pero la realidad sea muy otra. La física cuántica viene a decir que lo que percibimos con nuestros sentidos y damos forma con nuestra mente no es verdaderamente así, sino tan sólo la manera en que somos capaces de entender e interactuar en el mundo humano. De hecho, nada tiene que ver lo que perciben un perro o una abeja con lo que nosotros sentimos, pues ven, oyen, huelen… de manera diferente. Al parecer, según los últimos avances de la física, en último término, la materia no existe y todo es vacío y energía.

Muchas tradiciones religiosas y culturales entienden que los seres humanos seríamos una suerte de “avatares”, en los que una entidad espiritual hace uso de nuestra mente, nuestros sentidos y nuestros miembros, pero no se identifica con ellos. Un alma eterna, indestructible, ilimitada. Si es así, existiría otra forma de “saber”, de establecer conexiones, de expandirse… a la que llegaríamos por medios que no tienen que ver con el raciocinio, la sensibilidad o la emoción, sino con la intuición. Se supone que los místicos consiguen llegar a conectar con su propia alma y, a través de ella, con todo lo que “es” y con Dios. Los que dicen haber traspasado ese velo hablan de conciencia, unidad, trascendencia, amor… no de un universo paralelo en el que las cosas son como aquí, pero “mejores”. Aunque igual eso resulta muy esotérico para algunos de nosotros…

No sé si nuestro pequeño planeta y nuestras aparentemente insignificantes vidas son todo lo que existe o no pero, al menos en este escenario y con mi personaje, preferiría “hacer un buen papel” y pasar mi tiempo en esta tierra fomentando la concordia, la armonía y la paz, en lugar de vivir una pesadilla de odio y desunión. Creo en la existencia del alma y de Dios, pero incluso si fuesen una invención humana, tal vez valdría la pena actuar como si fueran reales, porque cuesta pensar cuán intrascendente sería nuestra vida en otro caso. De la misma forma que considero que aunque no existiera el karma, ni nunca hubiéramos de dar cuenta de nuestros actos, el egoísmo de mirar sólo por uno mismo, aunque nos “salgamos con la nuestra”, sólo nos va a producir insatisfacción e infelicidad. Porque la plenitud del individuo, en mi experiencia, implica ir más allá de sí mismo. Pero qué sé yo… ¡si tengo más preguntas que respuestas!

 

ANA CRISTINA LÓPEZ VIÑUELA

4 comentarios:

  1. Jaja 😂,me ha encantado .Mientras leía mi mente buscaba llegar a la conclusión final, algo me decia que al final estaba la solución ....pero
    No !!

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  2. Lo mismo pienso yo. Gracias por este aporte.

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  3. Película preciosa... Y a mi m encanta toda la película pero la parte q entierran a sus Na'vi.. Y dicen la tierra nos da su energía para estar aquí y de esta manera devolvemos esa energía.. O algo similar, resumiendo.... M ha gustado xq estar lleno d preguntas es bueno o así pienso yo, y esa película es para ver y escuchar atentamente xq enseña muchoooo... Mil bsos

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  4. A veces es más importante la pregunta que la respuesta.

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