Con cierta frecuencia, ante una situación un tanto comprometida,
irresponsablemente, decimos que lo mejor es pasar página como si aquí nada
hubiera ocurrido. El problema surge cuando, posterior e inesperadamente, en
nuestro interior algo se remueve produciéndonos un "desconocido"
malestar, al tiempo que ignoramos su origen.
Probablemente, los humanos desconocemos que acallamos o reprimimos
-consciente o inconscientemente-nuestra conciencia "negativa" de unos
actos injustificables a modo de "pasar página para no pensar".
Con tal proceder, creemos que "aquí no pasa nada o la culpa es del
otro", a modo de autoengaño. Sin embargo, transcurrido un
tiempo, este pasar página puede llegar a manifestarse interiormente, y su
efecto será el de crear malestar, ansiedad e intranquilidad personal hasta que
afloren o encontremos los motivos originarios.
¿Pasamos página o ponemos cada página en su lugar? Éste es el dilema,
no "existe" otro, si deseamos una vida más plena. Afrontar los
problemas responsablemente en el presente antes que posponerlos, será como
esa llave mágica, actitud valiente y evolutiva que debemos adoptar si no
queremos naufragar en un mar de páginas llenas de situaciones no resueltas.
Empecemos por afrontarlas en el día a día, para no dar lugar a llenar nuestra
"mochila" emocional de actos irresponsables y despropósitos
existenciales pendientes de afrontar, y de resolver. Debemos evitar
convertirnos en una página de un libro inacabado o de una existencia
incompleta…
Si deseamos cimentar una vida más plena, vivamos el presente con
responsabilidad y madurez, donde cada una de sus páginas y las circunstancias
de nuestra existencia ocupe su lugar correspondiente por más doloroso que
pueda resultar. A su vez, no olvidemos afrontar y ordenar nuestro pasado ─nunca
es tarde; tarde será no cobrar conciencia de éste─, para
edificar un presente más pleno, en el que basaremos el bienestar de nuestro
futuro. Éste no se construye mañana, sino hoy, en el aquí y ahora, con una
actitud reflexiva y adulta como es afrontando, elaborando y asumiendo
responsablemente el pasado. A partir de este acto de madurez, el pasado dejará
de molestarnos, por lo tanto, nos permitirá vivir con mayor plenitud el
presente.
Dejar o postergar vivencias o situaciones comprometidas sin resolver, se
convertirán en un lastre y, por consiguiente, en un problema añadido.
Atrevámonos a afrontar y a no prolongar más en el tiempo estos conflictos no
resueltos para prevenir, y evitar su enquistamiento. Porque,
al igual que una herida mal tratada en su momento, provocará que su curación
sea más duradera y dolorosa. De tal modo, agrandamos y magnificamos un
problema cuya resolución final será más dificultosa y dolorosa, quedando la
puerta abierta ─por efecto dominó─ a que surjan en cadena otras situaciones no
previstas, conflictivas y dolorosas
Al final de nuestra existencia quedará escrito el libro de nuestra vida:
Aquél en el que todas las páginas han ocupado responsable y ordenadamente su
lugar correspondiente, o aquél otro, cuyas páginas estén todavía por
ordenar…
Queda claro que no podemos pasar la pagina hasta que aprendamos la leccion que lleva, pues de lo contrario iremos de mal en peor. Gracias por esta reflexión.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Convivir con unas situaciones sin resolver por nuestra incapacidad de enfrentarnos a ellas, se asemeja a esa piedra que se introduce en el zapato y nos produce dolor. Éste no cesará hasta quitar la piedra. Seguiremos sufriendo hasta que nos enfrentemos al problema e intentemos solucionarlo.
ResponderEliminarRecibe un cordial saludo.
Joan