Mantenerme en la zona de confort es un eco lejano en
mi nueva realidad. Hace tiempo he orientado mi brújula hacia nortes que me den
miedo, que pongan a prueba mis límites, consciente de que si consigo
traspasarlos un nuevo mundo de posibilidades emergerá bajo mis pies aún
temblorosos.
Einstein dijo que una mente que se abre a una nueva
idea jamás volverá a su tamaño original, partiendo de este concepto voy dando
pequeños pasos en un intento de mejorar mi forma de escribir y aprender a
expresarme con más precisión y belleza.
Iba en busca de fórmulas mágicas pero descubrí que
todo vale y nada es suficiente, es cuestión de equilibrio. Muy aplicable
también a la vida, me interesa.
No es conveniente tirar de clichés o frases hechas ¡a
buenas horas mangas verdes! acababa de llegar y despedirme a la francesa me
venía como anillo al dedo.
El texto resulta cacofónico y no es específico si
utilizamos determinados adverbios, esto lo he comprendido meridianamente,
súbitamente, literalmente, y es una práctica que nunca he utilizado excesivamente
ya que la considero especialmente equivocada.
Parece que hasta la lista de la compra puede ser algo
artístico, veamos:
Bebida de avena.
Aguacate madurito.
El carro del supermercado siempre se tuerce a la
derecha.
Manzanas medianas de oferta.
Pan de espelta rebanado.
Sonreír a la cajera.
Las bolsas de plástico no son amigas de los productos,
la pelea es constante, nada encaja,el próximo día la pido de papel.
Llueve gel en mi mano, en la calle anochece.
No se repiten palabras, ralentizan el texto, no repetiré
palabras, aprendo rápido, no repetiré palabras, buscaré otras expresiones, no
repetiré palabras, no, no repetiré.
Y la b y la v; hervir, servir y vivir. Y la g y la j; tejer
y crujir. Y la tilde diacrítica que es la que critica todo el día; si él te
ofrece el té, mejor te lo tomas sí o sí.
Por si fuera poco, puedo apropiarme de creaciones de
otras personas y estar de pronto escribiendo los versos más tristes esta noche
en un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme porque vislumbro
que no volverán las oscuras golondrinas en mi balcón sus nidos a colgar.
Después de esta minuciosa investigación puedo concluir
sin temor a equivocarme cosas tan interesantes como que el tiempo sin ti sería
" empo" y que "el arte" es morirte de frío.
INMA
REYERO DE BENITO
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