Cae la niebla, ¡ya está otra vez aquí!. El fantasmagórico e
interminable invierno leonés. Y digo “leonés” porque posee un cariz especial.
En cuanto asoma se lleva un porcentaje altísimo de alegría y de predisposición
a hacer vida. De repente se extiende sobre la ciudad un manto de amargura que
no deja de tener su encanto. Pero es tan prolongado que lo pierde, dejándonos
sólo la parte gélida y anodina, amén de inmensa.
Y, por si fuera poco la situación, me coloca delante de
escaparates en los que antes dejaba mi aliento en el cristal, para poder ver
las maravillas del otro lado de la frontera. Ahora ya no se toma el vaho de mi
aliento, ya que no hay vidrio que lo refleje. Ahora sólo papeles de SE VENDE,
SE TRASPASA, y éstos no admiten vaho navideño, sólo toma cantidades
desorbitadas fuera del alcance común de los mortales.
Lástima de navidad sin vaho de afirmarnos a ver las
ilusiones. Por mucha luz que pongan, prefiero la marca de mi nariz sobre el
vaho navideño. A pesar de lo cual os deseo unas familiares navidades plenas de
sorpresas y ¿por qué no? llenas de VAHO.
FELIZ NAVIDAD A TODA LA PEÑA DE LA ASOCIACIÓN.
Un beso y un abrazo para todos y disfrutad de la navidad
como niños.
FERNANDO PASTOR PEÑA
Gracias Fernando. Me ha encantado. Espero que te animes a seguir escribiendo y compartas con nosotros tus escritos.
ResponderEliminarAmigo Fernando. Nunca debemos dejar de ser niños, a pesar de las circunstancias. Es bonito ver las Navidades con las calles engalanadas, con el vaho en los cristales y con tantas otras cosas que nos rodean. Pero no olvidemos celebrar estas fiestas Navideñas en nuestro interior; también, a pesar de las circunstancias. Recuerda aquello que dice Juan: Si queremos, podemos: A pesar de las circunstancias. No olvides acercarte a un cristal, tal vez puedas verte reflejado en el vaho de cuando eras un niño.
ResponderEliminarAbrazos y felices fiestas Navideñas.
Joan