domingo, 15 de noviembre de 2020

JOAN SÁNCHEZ-FORTÚN: EL SENTIDO DE LA VIDA

 


Improbablemente podremos ofrecer la moneda que no​tenemos. De la misma manera, tampoco podremos ofrecer a nuestros semejantes la ayuda y comprensión que necesitan si previamente no hemos evolucionado y crecido como seres humanos.   Entonces sí, desde esta perspectiva evolutiva y humanista, estaremos más capacitados para dar un sentido más profundo y positivo a nuestra persona en la relación humana, siempre, en beneficio de nuestros semejantes.  

Tenemos el deber y la obligación de cuidar nuestra mente -salud mental- y nuestro cuerpo. Con esta actitud, conseguiremos un cierto equilibrio interior y bienestar personal. En esta situación, estaremos más preparados y capacitados para ayudar, en función de nuestra evolución y valores adquiridos, a aquellos seres humanos que, por sus circunstancias personales, estuvieran más necesitados de recibir ayuda.  

 Debemos recordar que cada persona es un mundo diferente con unas necesidades y aspiraciones a las que debe dar su respuesta. En las que encuentre el sentido y el complemento de su existencia: es decir; su por qué. 

Desde este simple razonamiento, tenemos el deber de comprender desde nuestra parcela más humana y cercana a aquellas personas que, con unos desajustes de personalidad y actitud conflictiva, necesitan ser comprendidas antes que criticadas. Las que necesitan de: nuestra solidaridad para mejor entender sus circunstancias personales, para evitar, de tal modo, la crítica fácil, gratuita y sin sentido hacia sus personas; de nuestra consideración y respeto a pesar de…; de nuestra humanidad para escucharlas y sentirlas. Todo ello, serán esas palabras y actitudes mágicas, imprescindibles y necesarias en nuestro proceso y proyecto evolutivo si deseamos, con nuestra conducta, dar un mayor significado al sentido de nuestra existencia.  

El sentido de la vida, desde la perspectiva humanista, es el de vivirla desde la igualdad, evitando la superioridad y la confrontación siempre innecesarias; desear lo mejor para uno mismo, pero sin olvidarnos del prójimo; potenciar y convertir la escucha -escuchar para sentir- responsable en uno de los sentidos y proyecto de vida porque, a través de ella,  facilitará la comprensión, la tolerancia y la capacidad afectiva hacia nuestros semejantes, sin olvidarnos de esas otras mágicas palabras como son la humanidad, la humildad y la responsabilidad. Desterrar el ego, la envidia y el egoísmo junto a lo anteriormente aportado, serán esas señas inequívocas de nuestra identidad humana y humanista, las que favorecerán y potenciarán nuestro proceso evolutivo y darán, ciertamente, un sentido más humano, profundo y cercano a nuestra vida y existencia.  

Desde la madurez que proporcionan la evolución y el crecimiento personal, estaremos más preparados y capacitados en dar un sentido más positivo, profundo y humano a nuestra existencia en beneficio de las personas necesitadas de comprensión y de afecto, de cercanía y de humanidad. Todo ello, por un mundo mejor y más humano. Bien merece la pena.

 

4 comentarios:

  1. Tu lo has dicho .Bien merece la pena !!!!

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    1. Hola guapa:
      Gracias por tus palabras.
      Bien merece la pena los esfuerzos que cada uno de nosotros hacemos en función de nuestras posibilidades y necesidades. El esfuerzo realizado hoy no es baldío: nos acompañará, positivamente, el resto de nuestra vida.
      Recibe un afectuoso abrazo.
      Jooan

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  2. No sé si es demasiado tarde, me alegra que pueda empezar a dar un sentido a mi vida. La edad no importa, es la actitud con la que la obsevo y observo a los demás.

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    1. Tu comentario es muy enriquecedor:La edad es lo menos importante; puedo llegar a los 100 años con el sentimiento de haber sido una existencia perdida y sin sentido. Nunca es tarde para reconducir nuestra conducta: tarde es cuando observamos los errores cometidos en el pasado o en el presente y no queremos aceptarlos para modificar actitudes negativas. Nunca es tarde ( a pesar de los errores cometidos) para dar un nuevo sentido positivo a nuestra vida. Pero si es tarde, cuando observamos actitudes negativas que por orgullo o desidia, decidimos no enfrentarnos a nuestra realidad. Es tarde cuando pudiendo decir lo siento me niego a expresarlo. Nunca es tarde, cuando soy capaz de rectificar a pesar del tiempo transcurrido: entonces, nunca es tarde.
      Abrazos y mucha suerte.
      Joan

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