jueves, 26 de enero de 2017

EL PENSAMIENTO TREMENDISTA

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Para cambiar nuestra vida hay que ser conscientes de dos pasos: 
1)   Comprender cómo yo me afecto a mí mismo. 
2)   Cambiar mis reacciones excesivas.

Hay una gran diferencia entre lo que les sucede a los objetos y lo que nos sucede a los humanos. Según la física de Newton, hay una ley de ACCIÓN---REACCIÓN, pero en el ser humano es: ACCIÓN---RESPUESTA DELIBERADA. Si usted reacciona con la primera respuesta, como si fuese un acto reflejo, entonces es como los objetos, pero si usted ante cualquier acontecimiento determina la respuesta que usted quiere dar, estará haciendo un buen uso de su libre albedrío.

Hay cuatro formas indeseables de pensar principales:
La primera forma la voy a denominar PENSAMIENTO TREMENDISTA. Este pensamiento tremendista significa que llevamos a un extremo impresionante nuestras valoraciones de los hechos o de las situaciones. Por ejemplo, si he suspendido un examen, puedo decir: “Es horrible que haya suspendido”. Todas las valoraciones se hacen de forma comparativa. Lógicamente decir que el suspender un examen es “horrible“, lo pongo en el mismo nivel que si hubiese ocurrido una explosión atómica, ya que esa etiqueta “horrible” y todas sus sinónimas: “tremendo”, “catastrófico”, “pésimo”, “abominable”, “aterrador”, etc, están en el mismo nivel. Es decir, no hay peor situación que esa. Por lo tanto, cuando a mi sistema de procesamiento le estoy diciendo ésto, él reacciona con una respuesta defensiva muy alta. Mi sistema defensivo no entiende de si la situación es real o no, simplemente reacciona a lo que le estoy diciendo según mi valoración.

Muchos pensamientos tremendistas empiezan con la pregunta: “¿Qué pasará…?”. Imagine de nuevo la situación de examen y empieza a decirse esto: 
·        ¿Qué pasara si me preguntan algo que no sé? 
·        ¿Qué pasará si obtengo una mala calificación en el examen? 
·    ¿Qué pasará si me pongo nervioso y me entran ganas de orinar y debo salirme? 
·        ¿Qué pasará si el tiempo se me acaba y no he contestado ni a la mitad del examen? 
·        …………. (Estas restantes preguntas las puede inventar usted. Seguro que de alguna experiencia personal las deducirá).

Este tipo de preguntas se pueden hacer hasta el infinito. Este tipo de diálogo, por lo tanto, sugiere que usted no tendría una sola preocupación, sino infinitas preocupaciones. Conclusión, UNA AUTÉNTICA CATÁSTROFE, resultado, por lo tanto, PÁNICO. Si usted anticipa todo esto antes de entrar al examen, cuando llegue a él, estará completamente desorganizado y, es bastante probable, que responda inadecuadamente, confirmando sus expectativas.

Traslade este tipo de preguntas a otros contextos. Por ejemplo, me considero tímido y pienso: 
·        ¿Qué pasará si ese grupo de gente que deseo conocer me pone mala cara? 
·        ¿Qué pasará si digo algo que no le gusta a alguien? 
·        ¿Qué pasará si no sé hablar de alguno de los temas de los que hablen? 
·        ¿Qué pasará si alguien me pregunta algo que no sé responder? 
·        …….

Como ve, siempre hace un juego suposicional sobre las cosas que pueden ocurrir, pero nunca está basado en realidades.

Un lenguaje parecido es el de los Y SI…… o A VER SI…..

Por supuesto, no todos los “Qué pasará” son tremendistas por necesidad. Por ejemplo, ante cualquiera de las preguntas anteriores, usted se centra en las posibles respuestas al respecto. Es decir, como le mencioné antes, en cuanto a la ley de ACCIÓN---RESPUESTA DELIBERADA, usted no se queda en la INCERTIDUMBRE, sino que piensa en múltiples respuestas adecuadas a la situación presentada. Entonces ¿qué es lo que ha sucedido? que el problema no está en la pregunta, sino en la respuesta. La respuesta que usted visualiza o anticipa ante estas preguntas es catastrofista. Dirá que va a ser horrible, que ya no va poder volver a aprobar un examen, que su futuro será decepcionante, que siempre que se presente a un examen no va a lograr resultados deseables, etc.

Hay otras formas de tremendismo, además del ¿qué pasara?, por ejemplo:
·        No aguanto que me digan….
·        Es insoportable que a uno le digan…
·        Me pone como una moto que me digan…
·        Me exaspera que mi prima….
·        Odio que la gente….
·        Es como si me clavasen un puñal cuando….
·        Me mata el que…..
·        Me hiere en el alma el que….
·        ………………………….

Todos estos tipos de expresiones le hacen susceptible a situaciones, personas, cosas, etc. ¿Quiere seguir siendo susceptible a todo ello? Si ha contestado que NO, empiece a cambiar sus respuestas tremendistas, porque de otro modo se sentirá desgraciado y eminentemente alterado.

Las experiencias demuestran que las cosas nunca o casi nunca son como uno las anticipa.

No teniendo reacciones tremendistas o exageradas usted manejará mejor la situación y se sentirá mejor con usted mismo.

Bien, para no cargarle en este artículo con muchas cosas a la vez, dejo para otro día el resto de los pensamientos negativos a trabajar.

Espero le haya ayudado.

Un fuerte abrazo.

Juan Fernández Quesada

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