Vivimos
deprisa, compensamos la falta de tiempo con regalos materiales, nos camuflamos
con accesorios que disimulen lo que creemos que nos falta…o que nos sobra…
Esperamos a
ser felices cuando terminemos de pagar la hipoteca, cuando nuestros hijos
tengan un futuro o cuando consigamos ese ascenso que nos convierta en personas
exitosas de cara a los demás aunque en el fondo sintamos que la cima es más
fría y solitaria de lo que habíamos imaginado.
Todo son espejismos
del ego que maneja a su antojo nuestro devenir.
No acumules
dinero, acumula experiencias, acumula miradas que brillen cuando te reflejes en
sus pupilas, acumula abrazos de esos que te reinician, acumula los “tenía ganas
de verte” y los “cuando estoy contigo pasa el tiempo volando”, acumula los “te
eché de menos”, acumula los silencios que lo dicen todo ante palabras que no
dicen nada, acumula sueños, consíguelos y ve a por otros nuevos.
Acumula
momentos de colores que pinten tu vida, que sean tu esencia, lo que nadie pueda
quitarte, conviértete en esa persona con la que todo el mundo quiera quedarse.
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