Voy a terminar con una
hermosa historia. Hubo un hombre que inventó el arte de producir fuego. Tomó
sus herramientas y fue a una tribu que residía en un lugar del norte en que
hacía mucho frío, un frío cortante. Les enseño a los de la tribu a producir
fuego. Ellos se interesaron muchísimo. Les enseño que el fuego era útil para
varias cosas: para cocinar, para calentarse, etc. Ellos estaban muy agradecidos
con él por haberles enseñado el arte de producir fuego. Pero antes de que
pudieran expresar su gratitud, el hombre desapareció. A él no
le interesaba el reconocimiento o la gratitud de la tribu; le interesaba el
bienestar de ésta. Fue a otra tribu, en la cual también se dedicó a enseñarles el
valor de su invento. Allí también la gente estaba interesada, un poquito
demasiado interesada para la paz mental de sus sacerdotes, quienes empezaron a
notar que este hombre congregaba multitudes mientras ellos perdían popularidad.
De manera que decidieron eliminarlo. Lo envenenaron, lo crucificaron, díganlo
como quieran. Pero temían que ahora la gente se volviera contra ellos, de
manera que fueron prudentes, incluso astutos, ¿Saben que hicieron? Mandaron
hacer un retrato del hombre y lo pusieron sobre el altar principal del templo.
Enfrente del retrato pusieron los instrumentos del fuego, lo cual hicieron
debidamente durante siglos. Siguieron la veneración y la
adoración, pero no había fuego.
¿En dónde está el fuego? ¿En
dónde está el amor? ¿En dónde está la droga desarraigada de usted? ¿En dónde
está la libertad? De esto se trata la espiritualidad. Trágicamente, tendemos a
perder esto de vista, ¿no es así? De esto se trata Jesucristo. Pero le dimos
demasiado énfasis al "Señor, Señor", ¿no es verdad? ¿En dónde está el
fuego? Y si el culto no lleva al fuego, si la adoración no lleva al amor,
si la liturgia no lleva a una percepción más clara de la realidad, si Dios no
lleva a la vida, ¿de qué sirve la religión excepto para crear más divisiones,
más fanatismo, más antagonismo? No es por falta de religión, en el
sentido ordinario de la palabra, por lo que sufre el mundo; es por falta de
amor, de consciencia, y no de otro modo. Comprendan los obstáculos
que les ponen al amor, a la libertad, a la felicidad y la oscuridad
desaparecerá. La felicidad no es algo que se adquiere; el amor no es algo que
uno produce; el amor es algo que uno tiene; el amor es algo que lo tiene a uno. Uno no
tiene el viento, las estrellas y la lluvia. Uno no posee estas cosas; uno se
entrega a ellas. Y la entrega ocurre cuando uno toma consciencia de sus ideas
ilusorias, de sus adicciones, cuando uno tenga una consciencia de sus deseos y
sus temores. Como les dije antes, en primer lugar, la comprensión
psicológica es de gran ayuda, pero no el análisis. Uno de
los grandes terapeutas estadounidenses lo dijo muy bien: "Lo que cuenta es
la experiencia del "Ah, sí", eso es visión. Eso es cambio. En
segundo lugar, la comprensión de su adicción es importante. Se necesita
tiempo. Desgraciadamente, se dedica mucho tiempo al culto y al canto de
alabanzas y a cantar canciones, tiempo que podría dedicarse con buenos frutos a
la comprensión de sí mismo. Las celebraciones litúrgicas comunes no producen
comunidad. Ustedes saben en el fondo del alma, y también lo sé yo, que esas
celebraciones solamente sirven para ocultar las diferencias.
La
comunidad se produce comprendiendo los bloqueos que le ponemos a la comunidad,
comprendiendo los conflictos que surgen como resultado de nuestros temores y
nuestros deseos. En ese momento, surge la comunidad. Debemos tener cuidado, para
no convertir el culto en otra distracción en la importante empresa de vivir. Y
vivir no significa trabajar en el gobierno, o ser un gran hombre de negocios, o
hacer actos de caridad. Eso no es vivir. Vivir es descartar todos
los impedimentos y vivir en el momento presente con frescura. "Las
aves del cielo... ellas no trabajan ni hilan" -eso es vivir. Empecé
diciendo que la gente está dormida, muerta. Hay gente muerta gobernando, gente
muerta dirigiendo los grandes negocios, gente muerta educando a otros; ¡Vivan!
El culto debe ayudar a esto, o es inútil. Y progresivamente - ustedes saben
esto y yo también- estamos perdiendo a los jóvenes en todas partes. Ellos nos
odian; no les interesa tener más temores y más culpas. No les interesan más
sermones y exhortaciones. Pero les interesa aprender sobre el amor. ¿Cómo puedo
ser feliz? ¿Cómo puedo estar realmente vivo? ¿Cómo puedo tener la experiencia
de esas cosas maravillosas de las que hablan los místicos? De manera que eso es lo
segundo - La comprensión. En tercer
lugar, no se identifique. Mientras venía hoy para acá
alguien me preguntó: "Alguna vez se ha sentido usted deprimido?" Realmente,
a veces me deprimo. Me dan mis ataques. Pero no duran, realmente no duran. ¿Qué
hago? Primer paso: No me identifico. Aquí
tenemos un sentimiento de depresión. En lugar de ponerme tenso, en lugar de
irritarme conmigo mismo debido a eso, comprendo que estoy deprimido,
decepcionado, o lo que sea. Segundo paso: Admito que el
sentimiento está en mí, no en la otra persona, es decir, en la
persona que no me mandó una carta, no en el mundo exterior, está en mí. Porque mientras
piense que está fuera de mí, considero justificado conservar mis sentimientos.
No puedo decir que todo el mundo se sienta así; en realidad, solamente los
idiotas se sentirían así, solamente las personas dormidas. Tercer
paso: No me identifico con el sentimiento. El "yo" no es ese sentimiento. El
"yo" no está solo, el "yo" no está deprimido, el
"yo" no está decepcionado. La decepción está allí, uno la observa.
Ustedes se sorprenderán con la rapidez con que desaparece. Cualquier cosa de
la cual uno tenga consciencia cambia continuamente; las nubes se mueven
continuamente. cuando uno logra eso, comprende de muchas maneras por qué había
nubes.
Tengo aquí una hermosa cita,
unas pocas frases que yo escribiría en letras de oro. Las tomé del libro de A.S.
Neill, Summerhill. Antes, debo exponer algunos antecedentes. Probablemente ustedes
saben que Neill fue educador durante cuarenta años. Tenía un colegio muy
independiente. Recibía niños y niñas, y los dejaba ser libres. ¿Usted quiere
aprender a leer y a escribir? Muy bien. ¿No quiere aprender a leer y a
escribir? Muy bien. Usted puede hacer lo que quiera con su vida,
mientras no se inmiscuya en los asuntos de otra persona. No
interfiera la libertad de otra persona; por lo demás, usted es libre. Dice
Neill que los peores casos le llegaban de colegios religiosos. Por supuesto,
esto era en los viejos tiempos. Dice que estos niños tardaban alrededor de seis
meses en sobreponerse a toda la ira y el resentimiento que habían reprimido.
durante seis meses se rebelaban, luchaban contra el sistema. El peor caso fue
el de una niña que montaba en su bicicleta y se iba para el pueblo, evitando
las clases, evitando el colegio, evitando todo. Pero una vez que superaban su
rebeldía, todos querían aprender; hasta empezaban a protestar: "¿por qué
no tenemos clase hoy?" Pero solamente estudiaban lo que les
interesaba. Se transformaban. Al principio, los padres temían
mandar a sus hijos a este colegio; decían: "¿Cómo puede usted educarlos si
no se les impone disciplina? Hay que enseñarles, orientarlos". ¿Cuál fue
el secreto del éxito de Niel? A él le llegaban los peores niños, los que todo
el mundo había dado por perdidos, y en seis meses se transformaban. Escuchen lo
que dijo, palabras extraordinarias, palabras santas: "Cada
niño tiene un dios en él. Nuestros intentos por moldear al niño convertirán al
dios en un demonio. Los niños llegan a mi colegio, pequeños
diablos, odian el mundo, son destructivos, maleducados, mentirosos, ladrones,
de mal humor. En seis meses se transforman en niños felices, saludables, que no
hacen ningún mal". éstas son palabras sorprendentes en boca de un hombre
cuyo colegio en la Gran Bretaña es inspeccionado regularmente por personas del
Ministerio de educación, por cualquier director o directora o por cualquier
persona que quiera ir. Sorprendente. Ése era su carisma. Estas cosas no se
hacen siguiendo un plan predeterminado; hay que ser una persona especial. En
algunas de sus conferencias a directores y directoras, Neill les dice:
"Vengan a Summerhill, y verán que todos los árboles frutales están
cargados de frutas; nadie arranca las frutas de los árboles; no hay ningún
deseo de atacar a la autoridad; los niños comen bien y no hay resentimiento ni
ira. Vengan a Summerhill y nunca encontrarán a un niño lisiado que tenga
sobrenombre (ustedes saben cómo pueden ser de crueles los niños cuando alguien
es tartamudo). Ustedes nunca encontrarán a nadie burlándose de un tartamudo,
nunca. En esos niños no hay violencia porque nadie es violento con
ellos". Escuchen esas palabras de revelación, palabras sagradas. en el
mundo hay personas así. A pesar de lo que les puedan decir los sabios, los
sacerdotes y los teólogos, en el mundo hay personas que no tienen peleas, ni
celos, ni conflictos, ni guerras, ni enemistades. ¡Ninguna de esas cosas! En mi
país existen, o, me da tristeza decirlo, existieron hasta hace poco. Yo tenía
amigos jesuitas que vivían y trabajaban con personas que según me decían eran
incapaces de robar o mentir. Una hermana me dijo que cuando ella fue al noreste
de la india a trabajar con algunas tribus, la gente no cerraba, o guardaba nada
con llave. Nunca se robaban nada y nunca decían mentiras - hasta que llegaron
el gobierno y los misioneros. Cada niño tiene en él un dios;
nuestros intentos por moldearlo convertirán al niño en un demonio.
Hay una hermosa película
italiana dirigida por Federico Fellini, llamada 81/2. En una escena aparece un
hermano cristiano en una excursión con un grupo de muchachos de ocho a diez
años. Están en la playa, caminando, mientras el hermano viene detrás con tres o
cuatro muchachos a su alrededor. Se encuentran con una mujer mayor que es
prostituta, y le dicen:
- Hola.
Ella contesta:
- Hola.
Ellos preguntan:
- ¿Quién eres tú?
Y ella dice
- Yo soy una prostituta.
Ellos no saben qué es eso,
pero fingen saberlo. Uno de los muchachos que sabe más que los otros, dice:
- Una prostituta es una
mujer que hace ciertas cosas si uno le paga.
Ellos preguntan:
- ¿Haría ella esas cosas si
le pagamos?
- ¿Por qué no? fue la respuesta.
De manera que hacen una
colecta, le dan el dinero y le dicen:
- ¿Haría ciertas cosas ahora
que te hemos dado el dinero?
Ella responde:
- Por supuesto muchachos,
¿qué quieren que haga?
Lo único que se les ocurre a
los muchachos es que ella se quite la ropa. Y ella lo hace. Bueno, la miran;
nunca habían visto a una mujer desnuda. No saben qué más hacer, de modo que le
dicen:
- ¿Quieres bailar?
Ella dice:
- Por supuesto
Ellos se reúnen alrededor de
ella cantando y batiendo palmas; la prostituta mueve el trasero, y ellos se
divierten de lo lindo. El hermano ve todo esto. Corre por la playa y le grita a
la mujer. La hace vestir, y el narrador dice: "En
ese momento, los niños se corrompieron, hasta entonces eran inocentes,
hermosos". Éste no es un problema infrecuente. En la India, conozco a un
misionero muy conservador, un jesuita, quien asistió a uno de mis talleres.
Mientras yo desarrollaba este tema durante dos días, él sufría. La segunda
noche vino a buscarme y me dijo:
- Tony, no puedo explicarte
cuanto sufro cuando te escucho.
- ¿Por qué, Stan? - le
pregunté.
Me contestó:
- Tú estás reviviendo una
pregunta que he reprimido durante veinticinco años, una horrible pregunta. Una
y otra vez me he preguntado: ¿Habré corrompido a mi gente convirtiéndola al
cristianismo?
Este jesuita no era uno de
esos progresistas, era ortodoxo. Devoto, piadoso, conservador. Pero sentía que
corrompía a una gente feliz, amable, sencilla, sin malicia, convirtiéndola al
cristianismo.
Los misioneros
estadounidenses que fueron a las islas de los Mares del Sur con sus esposas se
horrorizaron cuando vieron que las mujeres nativas iban a la iglesia con los
pechos descubiertos. Las esposas insistieron en que las mujeres estuvieran
decentemente vestidas. De modo que los misioneros les dieron camisas para que
se las pusieran. Al domingo siguiente, las mujeres llegaron con las camisas
puestas, pero con dos grandes huecos para estar cómodas y ventilarse. Ellas
tenían la razón; los misioneros estaban equivocados.
Ahora ... regresemos a
Neill, quien dice: "Yo no soy un genio, soy sencillamente un hombre que se
niega a guiar los pasos de los niños". Pero
entonces, ¿qué pasa con el pecado original? Neill dice que cada niño tiene un
dios en él; nuestros intentos por moldearlo convierten al dios en un demonio. Él permite
que los niños formen sus propios valores, y los valores son invariablemente
buenos y sociales ¿Pueden ustedes creerlo? Cuando un niño se siente
amado (lo que significa: cuando un niño siente que usted está de su lado),
estará bien. El niño ya no experimenta la violencia. No hay temor, por eso no
hay violencia. El niño empieza a tratar a los demás como lo tratan a él.
Ustedes tienen que leer ese libro. Es un libro sagrado, realmente lo es.
Léanlo; revolucionó mi vida y mi manera de relacionarme con la gente. Empecé a
ver milagros. Empecé a ver la insatisfacción conmigo mismo que me habían
inculcado, la competición, las comparaciones, el "eso no es
suficientemente bueno", etc. Ustedes podrían objetar que, si no me
hubieran presionado, no sería lo que soy. ¿Necesitaba toda esa presión? Y, de
todas maneras, ¿quién quiere ser lo que yo soy? Quiero ser feliz, quiero ser
santo, quiero amar, quiero estar en paz, quiero ser libre, quiero ser humano.
¿Saben de
dónde vienen las guerras? Vienen de proyectar hacia afuera el conflicto que
tenemos dentro. Muéstrenme un individuo que no tenga un conflicto interno y yo les
mostraré a un individuo que no es violento. Sus acciones serán eficaces,
incluso duras, pero estará libre de odio. cuando actúa, actúa como el cirujano;
cuando actúa, actúa como el maestro amante de los niños que tienen retardo
mental. Uno no los culpa, los comprende; pero se lanza a la acción. Por otra
parte, si uno se lanza a la acción con su propio odio y su propia violencia sin
resolver, el error se agrava. Trató de apagar el fuego con más fuego. Trató de
controlar una inundación echando más agua. Repito lo que dijo Neill: "Cada
niño tiene un dios en él. Nuestros intentos por moldear al niño convertirán al
dios en un demonio. Los niños llegan a mi colegio como pequeños demonios,
odiando el mundo, destructivos, maleducados, mentirosos, robando, de mal humor.
A los seis meses son niños felices y saludables que no hacen ningún mal. Y yo no soy
un genio, simplemente un hombre que se niega a dirigir los pasos de los niños. Yo les
permito formar sus propios valores y los valores son invariablemente buenos y
sociales. La religión que vuelve buena a la gente la vuelve mala, pero la
religión conocida como libertad hace que todas las personas sean buenas, porque
destruye el conflicto interno (yo agregué la palabra "interno") que
convierte a las personas en demonios".
Neill dice también: "Lo
primero que hago cuando un niño llega a Summerhill es destruir su
conciencia". Supongo que ustedes saben a qué se refiere, porque yo sé a qué se
refiere. No se necesita conciencia cuando se tiene consciencia*; no
se necesita la conciencia cuando se tiene sensibilidad. No se es
violento, no se es temeroso.
* Conciencia: Facultad de
discriminar entre el bien y el mal
Consciencia: Conocimiento
intuitivo que tiene el individuo de sí mismo y del medio que lo rodea (N. del
Ed).
Probablemente ustedes
piensen que éste es un ideal inalcanzable. Bien, lean ese libro. Me he
encontrado aquí y allá con individuos que de repente se tropiezan con esta
verdad; la raíz del mal está dentro de uno mismo. A medida
que uno comprenda esto, va dejando de forzase, y uno comprende. Nútranse con
alimentos sanos, con alimentos sanos y bueno, no me refiero al alimento en el
sentido literal; me refiero a puestas de sol, a la naturaleza, a una buena
película, a un buen libro, a un trabajo agradable, a la buena compañía, y se
podrá esperar que ustedes rompan sus adicciones a esos otros sentimientos.
¿Qué sentimiento tienen ustedes
cuando están en contacto con la naturaleza, o cuando están absortos en un
trabajo que aman? ¿O cuando conversan con alguien cuya compañía disfrutan en la
sinceridad y en la intimidad sin apegarse? ¿Qué clase de sentimientos tienen? comparen esos
sentimientos con los que tienen cuando ganan una discusión, o cuando ganan una
carrera, o cuando son populares, o cuando todo el mundo los aplaude. A éstos
últimos los llamo sentimientos mundanos; a los primeros los llamo sentimientos
del alma. Muchas personas ganan el mundo y pierden su alma. Muchas
personas viven una vida vacía, sin alma, porque se alimentan de la popularidad,
el aprecio, la alabanza, el "yo estoy bien, tú estás bien", de
mírenme, préstenme atención, apóyenme, aprécienme; de ser el jefe, de tener
poder, de ganar la carrera. ¿Se alimentan ustedes de eso? Si así es, están muertos.
Perdieron su alma. Aliméntense del otro material más nutritivo. entonces verán
la transformación. Les di todo un programa de vida, ¿no es verdad?
ANTHONY DE MELLO