El reloj marca la hora en punto,
en
una macabra danza de agujas,
mi
mente está a punto de renunciar,
agotada
de apuntar bajo y que salga bien,
retraso
ser tu contrapunto.
Somos
la representación exacta
de
dos puntos equidistantes,
a la
distancia perfecta de la curva del olvido.
Juegos
de espejos reflejan silencio,
punto
y aparte.
Deshago
los pasos,
me
desoriento en tu mapa,
guiada
por dos puntos,
pausas
enfáticas que no descifro.
Se
tensa la cuerda,
una
flecha apunta a mi punto débil,
la
cordura,
que
se caigan los puntos de las íes,
que
te lea entre líneas,
que
pase la página y estés.
Punto
y seguido.
Desanudémonos uno a uno
cada
punto…
(suspensivo)
INMA
REYERO DE BENITO
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