domingo, 16 de mayo de 2021

JOAN SÁNCHEZ FORTÚN-EVITAR EL SUFRIMIENTO INNECESARIO 2ª PARTE.

 


Raíces del sufrimiento improductivo 

 

-Vivir atrapados a las dependencias afectivas o de cualquier índole: 

Este es uno de los grandes problemas que tenemos los humanos. No tan solo por este hecho en sí, a pesar de su gravedad, es por no saber romper con las ataduras que nos llevan a esta situación. Las dependencias, cuál círculo cerrado doloroso y vicioso, se asemejan a esa pesada losa que soportamos sin posibilidad de desprendernos de ella. Continuaremos dependiendo de los demás para cubrir nuestras necesidades, como pueden ser: las afectivas, el sentimiento de soledad o de todos aquellos vacíos que viven en nosotros. Es decir; necesitamos la presencia de la otra persona para que complemente, llene y le dé un sentido a nuestra vida. En este momento y situación, esta es nuestra necesidad vital de la cual, aún, no hemos cobrado conciencia. 

 

Lo peor está por llegar cuando -por un tiempo- desde nuestra "oscuridad interior" nos consideramos agraciados y afortunados de tener próxima a una persona en la que volcar nuestro afecto y atenciones. Pero, este darnos, ¿es cómo un hecho natural o es una necesidad que debemos cubrir? Posteriormente, puede haber una dura realidad y un trágico despertar.  

 

No podemos ni debemos construir una vida, nuestra vida, en función de los favores, de los afectos o de la compañía que los demás tengan a bien prodigarnos para cubrir nuestras necesidades existenciales. Ante esta situación, somos tremendamente vulnerables: nos asemejamos a esa hoja que vuela o mal vuela a merced del viento; vamos adónde nos llevan, ¡son ellos quienes llenan nuestros vacíos vitales, como son los personales, afectivos y existenciales!  Podemos llegar a la pérdida de nuestra personalidad e identidad. Una vez que carecemos de esa compañía, ¿qué es de nuestra vida? ¿Adónde nos dirigimos? ¿Cómo llenamos nuestros vacíos, entre ellos, los espacios de silencio y de soledad? ¡Nos enfrentamos a otro duro despertar y realidad! 

 

Para desterrar el sentimiento de la dependencia, no nos queda otra solución que cobrar conciencia de nuestra situación, realidad y evolucionar para crecer como seres humanos si deseamos superar dichas dependencias, a pesar de su dureza. En estos valores, en esta evolución, encontraremos la suficiente fuerza y madurez para ser, ahora sí, el capitán de nuestra nave afectiva y personal. Aceptaremos la compañía, el afecto y las demás prebendas que tengan a bien ofrecernos como un acto normal de vida: no por necesidad. Entonces, esa vida plena de vida, ya vive en ti, en cada uno de nosotros. Para conseguirlo -volvemos a repetir-, sólo necesitamos crecer y evolucionar como seres humanos para superar, no ya esta dependencia, sino las demás situaciones comprometidas que pueden aparecer en nuestro camino. Lo demás, vendrá por añadidura.  

 

-No superar el sentimiento de culpabilidad: 

Como el anterior apartado, esta es una de las situaciones más dolorosas que podemos llegar a vivir al asumir plenamente la responsabilidad de una situación conflictiva, sintiéndonos culpables, olvidándonos de un concepto tan válido como es el de la corresponsabilidad y de otros factores externos a uno mismo.  

 

Todos, absolutamente todos, hemos cometido errores, intencionados o no. De los intencionados, sólo nos cabe cobrar conciencia de su realidad para no volver a repetirlos. Actuando de tal manera y reparando lo necesario, deberá ser suficiente para superar el sentimiento de culpabilidad. Ahora bien, no deberíamos tener este sentimiento, cuando no ha habido malos deseos o intenciones. En esta situación, deberíamos revisar en profundidad qué motivos subyacen en nuestra persona que nos hace sentir o necesitemos sentirnos culpables. Ante nosotros tenemos una tarea pendiente en cómo elaboramos y superamos esta situación.  

 

También, en la convivencia o en la relación humana surgen situaciones complejas o complicadas. Desavenencias, pérdidas en un amplio sentido, rupturas de amistad o de pareja, etcétera. En esta última situación, con mayor frecuencia, la mujer tiende a vivir con más intensidad el sentimiento de culpabilidad. Se plantea en qué ha podido fallar; si hubiese actuado de tal o cual manera, antes que plantearse que, en las rupturas, existen otras causas, de las que no necesariamente ella es la responsable. Pueden existir diversos factores externos en la rotura. Son los que determinan esta situación, ¡dónde el sentimiento de culpabilidad no debería tener cabida alguna! 

 

De todas maneras, la ruptura de la pareja se habría producido en el tiempo: no existen "culpables"; sino factores externos, ante los cuales, probablemente, no habría posibilidad de cambiar el sentido de la vida.  

 

Desde la serenidad que comporta la evolución - crecer como seres humanos- observaremos que, ante una situación conflictiva o dolorosa, normalmente, puede haber una corresponsabilidad -no culpabilidad- compartida. Ignorar este razonamiento hará que continuemos sintiéndonos culpables, actitud que provocará más sufrimiento sin posibilidad de erradicarlo. La evolución, tantas veces mencionada, posibilitará tener una visión más real ante cualquier acto o circunstancia negativa en nuestra existencia, sin la cual, más que probable, continuaremos apegados al sentimiento de culpabilidad con pocas posibilidades de erradicarlo.   

 

Continuará. 

 

Un saludín.

 

Joan.

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