Raíces del sufrimiento improductivo
-Vivir atrapados a las dependencias afectivas o de cualquier
índole:
Este es uno de los grandes problemas que tenemos los humanos. No tan
solo por este hecho en sí, a pesar de su gravedad, es por no saber romper
con las ataduras que nos llevan a esta situación. Las dependencias, cuál
círculo cerrado doloroso y vicioso, se asemejan a esa pesada losa que
soportamos sin posibilidad de desprendernos de ella. Continuaremos dependiendo
de los demás para cubrir nuestras necesidades, como pueden ser: las afectivas,
el sentimiento de soledad o de todos aquellos vacíos que viven en nosotros. Es
decir; necesitamos la presencia de la otra persona para que complemente, llene
y le dé un sentido a nuestra vida. En este momento y situación, esta es
nuestra necesidad vital de la cual, aún, no hemos cobrado conciencia.
Lo peor está por llegar cuando -por un tiempo- desde nuestra
"oscuridad interior" nos consideramos agraciados y afortunados de
tener próxima a una persona en la que volcar nuestro afecto y atenciones.
Pero, este darnos, ¿es cómo un hecho natural o es una necesidad
que debemos cubrir? Posteriormente, puede haber una dura realidad y un
trágico despertar.
No podemos ni debemos construir una vida, nuestra vida, en función de
los favores, de los afectos o de la compañía que los demás tengan a bien
prodigarnos para cubrir nuestras necesidades existenciales. Ante esta
situación, somos tremendamente vulnerables: nos asemejamos a esa hoja que vuela
o mal vuela a merced del viento; vamos adónde nos llevan, ¡son ellos
quienes llenan nuestros vacíos vitales, como son los personales, afectivos y
existenciales! Podemos llegar a la pérdida de nuestra personalidad e
identidad. Una vez que carecemos de esa compañía, ¿qué es de nuestra vida?
¿Adónde nos dirigimos? ¿Cómo llenamos nuestros vacíos, entre ellos, los
espacios de silencio y de soledad? ¡Nos enfrentamos a otro duro despertar
y realidad!
Para desterrar el sentimiento de la dependencia, no nos queda otra
solución que cobrar conciencia de nuestra situación, realidad y
evolucionar para crecer como seres humanos si deseamos superar dichas
dependencias, a pesar de su dureza. En estos valores, en esta evolución, encontraremos
la suficiente fuerza y madurez para ser, ahora sí, el capitán de nuestra nave
afectiva y personal. Aceptaremos la compañía, el afecto y las demás prebendas
que tengan a bien ofrecernos como un acto normal de vida: no por necesidad.
Entonces, esa vida plena de vida, ya vive en ti, en cada uno de nosotros. Para
conseguirlo -volvemos a repetir-, sólo necesitamos crecer y evolucionar como
seres humanos para superar, no ya esta dependencia, sino las demás situaciones
comprometidas que pueden aparecer en nuestro camino. Lo demás, vendrá por
añadidura.
-No superar el sentimiento de culpabilidad:
Como el anterior apartado, esta es una de las situaciones más dolorosas
que podemos llegar a vivir al asumir plenamente la responsabilidad de una situación
conflictiva, sintiéndonos culpables, olvidándonos de un concepto tan válido
como es el de la corresponsabilidad y de otros factores externos a uno
mismo.
Todos, absolutamente todos, hemos cometido errores, intencionados o no.
De los intencionados, sólo nos cabe cobrar conciencia de su realidad para
no volver a repetirlos. Actuando de tal manera y reparando lo necesario, deberá
ser suficiente para superar el sentimiento de culpabilidad. Ahora bien, no
deberíamos tener este sentimiento, cuando no ha habido malos deseos o
intenciones. En esta situación, deberíamos revisar en profundidad qué motivos
subyacen en nuestra persona que nos hace sentir o necesitemos sentirnos
culpables. Ante nosotros tenemos una tarea pendiente en cómo elaboramos y superamos
esta situación.
También, en la convivencia o en la relación humana surgen situaciones
complejas o complicadas. Desavenencias, pérdidas en un amplio sentido, rupturas
de amistad o de pareja, etcétera. En esta última situación, con mayor
frecuencia, la mujer tiende a vivir con más intensidad el sentimiento de
culpabilidad. Se plantea en qué ha podido fallar; si hubiese actuado de tal o
cual manera, antes que plantearse que, en las rupturas, existen otras causas,
de las que no necesariamente ella es la responsable. Pueden existir diversos
factores externos en la rotura. Son los que determinan esta situación, ¡dónde
el sentimiento de culpabilidad no debería tener cabida alguna!
De todas maneras, la ruptura de la pareja se habría producido en el
tiempo: no existen "culpables"; sino factores externos, ante los
cuales, probablemente, no habría posibilidad de cambiar el sentido de la
vida.
Desde la serenidad que comporta la evolución - crecer como seres
humanos- observaremos que, ante una situación conflictiva o dolorosa,
normalmente, puede haber una corresponsabilidad -no culpabilidad- compartida.
Ignorar este razonamiento hará que continuemos sintiéndonos culpables, actitud
que provocará más sufrimiento sin posibilidad de erradicarlo. La evolución,
tantas veces mencionada, posibilitará tener una visión más real ante cualquier
acto o circunstancia negativa en nuestra existencia, sin la cual, más que
probable, continuaremos apegados al sentimiento de culpabilidad con pocas
posibilidades de erradicarlo.
Continuará.
Un saludín.
Joan.
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