El segundo tipo de
pensamiento que nos hace mucho daño es el PENSAMIENTO ABSOLUTISTA. Estos
pensamientos se suelen expresar de la siguiente forma:
·
“Yo
debería……”.
·
“Yo
tendría que……”.
·
“Yo
necesito….”.
·
“Yo
necesitaría……”.
·
“Yo
debo…..”.
·
“Yo
tengo que….”.
La primera autora que habló
del daño de estos tipos de pensamiento fue la psiquiatra Karen Horney. Esta
autora explicaba las neurosis en términos de imagen del self (sí mismo). Según Horney el self es el centro de la persona, su potencial, que otros autores
como Abraham Maslow o Carl Rogers denominaron autorrealización. Así, en una persona sana mentalmente, se
desarrolla un concepto de sí mismo integrado que le permite autoimpulsarse,
pero en el caso de las personas con dificultades, hay un sí mismo escindido,
separado, del que también habla Un Curso de Milagros (UCDM). Esa escisión
consiste en un self idealizado y un self despreciado. De esta forma, cuando
erramos o fallamos en algo, el sujeto no deja opciones intermedias, o es perfecto o se descalifica.
De esta forma manejamos un yo por encima de nuestras posibilidades. Un self que
no admite o acepta nuestra fabilidad, que nos podemos equivocar, y que podemos
aprender y mejorar de esos errores, es un ego castigador, lo que dará origen a
problemas de autoestima. Una persona con estas conductas neuróticas (no que sea
neurótica) (nadie es neurótico u otra calificación) tiende a oscilar entre odiarse a sí mismo o ser
perfecto.
Karen Horney llamó a esta relación estrecha entre los yo ideales y despreciados como "la tiranía de los posibles" y de los neuróticos la "lucha por la gloria".
Karen Horney llamó a esta relación estrecha entre los yo ideales y despreciados como "la tiranía de los posibles" y de los neuróticos la "lucha por la gloria".
Así, por ejemplo, una persona
sumisa cree que "debería ser
dulce, auto-sacrificado y santo". Una
persona agresiva cree que "debería ser fuerte, reconocido y un
ganador". Una persona introvertida cree que "debería ser independiente, reservado
y perfecto".
Mientras oscila entre estos dos sí mismos imposibles, la persona se
ve alienada de su propio yo y retraído de llevar a cabo sus potenciales
verdaderos.
Nos pasamos el día metiéndonos
presión:
·
“Tengo
que hacer….”.
·
“Tengo
que decirle a ….”.
·
“Necesito
ser….”.
·
“Debo ser
más….”.
·
“Tengo
que ser menos….”.
·
“Debería
aprender a ……”.
·
……………… (Incluya los suyos).
Si se hace consciente de este
diálogo, verá que indica en todo momento que USTED ES CARENTE, y, por lo tanto,
se sentirá muy mal consigo mismo.
Estamos comparándonos
constantemente con los demás cuando hacemos este juego y nos dejamos tiranizar
por estos “debos” o “tengos que”:
·
“Tengo que
ser tan alto como….”.
·
“Tengo
que ser tan inteligente como….”.
·
“Tengo
que ser más rápido de respuesta que…..”.
·
“Debería
hacer tanto ejercicio como….”.
·
…………………..
Preste atención tanto a los debo
o tengo que, como a las etiquetas, calificativos o descalificativos, que se pone.
Usted NO ES ni esto ni lo otro. USTED ES un ser dinámico, cambiante y, por lo
tanto puede ser todo lo que usted quiera, dependerá de sus decisiones y
esfuerzos, pero SIN MACHACARSE.
Usted cuando hace este ejercicio
tiránico con los debo o tengo que, también
lo hace con los demás:
·
“Mariano
debería ser más….”.
·
“Pilar no
tendría que haber…..”.
·
“Necesitarías…….”.
·
“No
deberías haberle dicho eso a….”.
·
……………………
Todos estos tengo que o debo
vienen o proceden de figuras exigentes que hemos tenido en nuestro entorno
formativo y educativo. Pero también tenemos modelos exigentes en los medios de
comunicación, la televisión, la radio, la prensa, el cine. Con el marketing se
utiliza como medio manipulativo:
·
“Usted
debería comer….. para estar más saludable”.
·
“Vista…. para
ser halagado”.
·
“Necesita…..
para ser dichoso”.
·
……………………………..
También utilizan estos tengo que
o debo en forma de imágenes ideales, no solo palabras.
Hay una forma sutil de imponernos
estos mensajes y a sentirnos incómodos por lo que pensarán los demás de
nosotros si no actuamos en relación a ello.
Tanto el TREMENDISMO, como el
PENSAMIENTO ABSOLUTISTA, nos hacen vulnerables ante los demás y ante nuestro
diálogo exigente. Damos un poder tremendo a los otros.
No obstante, no todos los tengo
que o debo son reales. Tenemos unos hábitos verbales tan fuertemente adquiridos
que casi todo lo hablamos de este modo:
·
“Tengo
que ir a comprar el pan”.
·
“Tengo
que ir a trabajar”.
·
“Debo
salir porque he quedado con Roberto”.
·
……………………………..
Quien le dice claramente si está
funcionando un tengo que o debo tiránico
es su síntoma. Si usted por no hacerlo se siente francamente muy desgraciado
consigo mismo, corrija. No obstante, le aconsejo que empiece a cambiar su forma
de hablar con respecto a estas cosas y aprenda a darse sosiego, porque no por
ser más exigente consigo mismo será mejor persona. Así, por ejemplo diga usted:
“Deseo ir a por el pan…. pero si no voy, tampoco pasa nada”.
Muchas personas temen que si no
se imponen estas exigencias se van a convertir en “pasotas” y personas
reprobables. Nada más lejos de la realidad, aunque un cierto pasotismo también
le irá bien.
Espero le haya sido de ayuda.
Un fuerte abrazo.
Juan Fernández Quesada.