De
tanto pedir deseos a estrellas fugaces, nos acostumbramos a quererlo todo
deprisa, sin compromiso; cuidar, apoyar, sostener, son palabras que tienden al
olvido.
De
tanto pedir deseos a estrellas fugaces, perdemos de perspectiva el valor de las
cosas, no nos importa tirar, muchas veces lo hacemos antes de usar.
De
tanto pedir deseos a estrellas fugaces, buscamos cosas inmediatas, que brillen,
ya no se zurce, ni se remienda, ni se repara. Las cosas se olvidan y se
sustituyen, y lo mismo se hace con las personas.
De
tanto pedir deseos a estrellas fugaces, lo efímero alcanza el calificativo de
apasionante, a sabiendas de que cuando se desvanezca su luz quedarás vaci@, lo
usado está en desuso, lo marchito ya no se riega.
De
tanto pedir deseos a estrellas fugaces, sorprende que algunas historias
conserven el valor de lo añejo, dejen poso, sigan la receta tradicional, se
cocinen a fuego lento, disfrutando de los olores, de cada sabor, de todos sus
matices, que se paladeen bien y dejen cierto regusto a hogar.
De
tanto pedir deseos a estrellas fugaces, a veces los que nos convertimos en
fugaces somos nosotr@s...
INMA
REYERO DE BENITO
De tanto pedir deseos a estrellas fugaces, a veces los que nos convertimos en fugaces somos nosotr@s...
ResponderEliminarFelicidades por este artículo y por lo mucho que dices en tan pocas palabras.
Felicidades de nuevo.
Un abrazo,
Joan
Gracias Joan,me siento afortunada con cada comentario.Un saludo y bienvenido a a la asociación
ResponderEliminarEstupendas reflexiones. A eso le llamamos progreso
ResponderEliminarFelicidades, Inmaº