Optimista
por vocación y defensora empedernida de la bondad del ser humano me cuesta dar
crédito a lo que viví la semana pasada en urgencias. Seguimos quejándonos y
protestando por todo, con malas formas hacia el personal sanitario, sí, sí, esos
héroes que aplaudíamos a las 20:00 ¿os acordáis?
Será
que no puedo con la falta de educación y respeto en cualquier ámbito, pero,
sinceramente, después de lo que hemos vivido, y sin saber hacia dónde vamos,
aunque sólo fuera por gratitud, lo veo injustificable.
Si
esto fuera un artículo "serio" de una universidad americana
concluiría que no hemos aprendido nada y que el 75% de la población (éramos
cuatro personas) le sigue poniendo pegas a todo.
Mi
reacción fue respirar hondo y fijar la mirada en un punto entre el infinito y
la nada, hasta que me volvió a la realidad el suspiro de la enfermera, que
venía a quitarme la vía. La miré y dije: ¡triste!; ella me contestó que eso era
"el pan nuestro de cada día".
Ahora,
desde la distancia, pienso que igual hubiera sido más acertado intervenir que
salvaguardar mi paz mental, al fin y al cabo, como dijo Luther King: "No
me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de
los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos".
Es
lo interesante de reflexionar y vivir de forma consciente, que te permite
aprender, para poder actuar de forma diferente en otra ocasión. ¿Cómo hubierais
actuado vosotr@s?
Aun
así, mi esperanza en el ser humano sigue intacta. Me gustaría recordar el texto
que escribí durante el confinamiento convencida de que el amor es lo único que
merece la pena en este mundo.
Ahora
que el silencio nos grita
escuchémosle,
quizá nos diga
que
la distancia nos unirá,
que
somos más fuertes de lo que creíamos,
más
sabios de lo que nadie nos decía.
Cultivemos
los dones,
multipliquemos
los talentos;
silenciaran
nuestros besos,
detendrán
nuestros abrazos,
pero
si nos unimos nunca frenarán nuestros pasos.
Amemos
lento, aplaudamos bien alto,
hagamos
de cada pequeño gesto el mejor canto,
y
cuando aprendamos que para avanzar hay que amar
el
mundo volverá a girar.
INMA
REYERO DE BENITO
“Lo que está sucediendo en el mundo también está sucediendo dentro de nosotros mismos, y viceversa. Una vez que vemos esto claramente, no podemos dejar de tomar una postura o actuar”
ResponderEliminar“Si no observamos la realidad del sufrimiento, ya sea la nuestra o la de los demás, no podemos tener compasión ” Thay
Espléndido. No sé si habrá otra fórmula prar ser mejores, pero esa, Inma, no falla. Y no es tan difícil, lo que pasa es que falta costumbre en practicarla. Felicidades y gracias
ResponderEliminarQ gran Razón... Grande Inma
ResponderEliminarA veces siento sinceramente que vivimos en una sociedad en general DISFRAZADA DE AMOR o llamándolo en otros términos de AMOR CONDICIONAL.
ResponderEliminarCuando se descubra el Amor Interior y seamos capaces de irradiarlo al resto de personas, será maravilloso. Será puro, indestructible, eterno, como la esencia y la energía que todos llevamos dentro.
ES DIFÍCIL, NO IMPOSIBLE.
Se siente amor porque se da ilusión, tranquilidad, seguridad económica.... Muchas veces, buscamos lo q no tenemos, porque nos sentimos incompletos,no por buscar a otra persona, sino porque creemos q esa búsqueda con condiciones, nos da Felicidad (algo muy alejado de la realidad) porque buscas algo que está en TÍ.
Bello mensaje el tuyo, Inma. Bello verso también.
ResponderEliminarLos humanos tenemos ante nosotros una ardua tarea. Crecer como seres humanos, de lo contrario, volveremos a repetir historias como la que has expuesto.
Saludos. Gracias por tu artículo pleno de humanidad.
Un abrazo,
Joan