Hace unos
días se retiró como jugador de balonmano profesional Juanín y lo hizo en el club de sus amores, el
Ademar, atrás deja una trayectoria brillante como deportista y un valioso
ejemplo como persona por los valores que ha transmitido, algo que agranda su
figura, empieza la leyenda, dicen.
Al final de
esta temporada se ha ido del Atlético de Madrid Juanfran después de muchos años
en el club los trabajadores le hicieron pasillo, un gesto de respeto y
reconocimiento.
Rafa Nadal
cambió las zapatillas por las botas de goma y la raqueta por una pala para
ayudar en las inundaciones de Mallorca, para algunos sólo un gesto simbólico
pero que demuestra empatía y solidaridad.
Me viene a
la memoria también el mundial de fútbol Rusia 2018 en el que fue noticia que
Japón tras caer eliminado limpió el vestuario y dejó escrito: “gracias”.
Al final
siempre son las cosas pequeñas las que hacen grandes a las personas. Nuestra
forma de ser y de comportarnos habla más que todas las palabras.
Cuando le
ponemos sentimiento y pasión a lo que hacemos el éxito llega solo y al
compartirlo se multiplica porque se contagia. Cada gesto suma.
El deporte
enseña valores como el compañerismo, el esfuerzo, el compromiso, levantarse una
y mil veces, el respeto hacia los rivales, un niño que para el partido para
atar el cordón a otro del equipo contrario, un jugador que marca el gol que nos
hace campeones del mundo y se quita la camiseta para acordarse de un amigo que
se hizo eterno “Dani Jarque siempre con nosotros”...
Sin tener la
zurda de Nadal, ni la muñeca de Juanín y lejos de la pulcritud nipona seguro
que podemos aportar muchas cosas interesantes que hagan la vida más fácil a los
demás y por las que ser recordados cuando esté próxima nuestra “retirada”.
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