jueves, 21 de enero de 2021

EL RINCÓN DE INMA: DOCUMENTO SIN TÍTULO

 



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Hubo un tiempo en el que la vida se medía en centímetros, se trataba de dilucidar si era más importante tenerla larga, dos metros y medio, o pequeña y juguetona, cincuenta centímetros.

 

Y en esos parámetros se movían nuestras conversaciones; que si a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga; que si al César lo que es del César; y Santa Rita, Rita que si nieva y después hiela la nieve sola no se quita.

 

Barrios de primera, ciudades de segunda y aldeas de tercera; el consabido entre todos la mataron y ella sola se murió.

 

A centímetros del colapso, ahogados en un vaso de nieve, resbalamos sin hielo y nos lanzamos las culpas a bolazos.

 

Zona catastrófica mientras compramos a golpe de click; zona catastrófica con agua caliente y cerveza fría, con tres comidas al día, techo, ropa de abrigo; banda ancha y mente cada vez más estrecha; mente catastrófica.

 

Y la nieve que hacía cuatro días era clara y sinónimo de paraíso se volvió negra, porque siempre le toca a otros, pero ahora por favor, que la quiten de mi puerta, que está fría y no tengo pala.

 

Parafraseando a Einstein solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estaba seguro de la primera.

 

Mientras baja el telón y el escenario se reduce a un charco con tres botones y una zanahoria deseo para los que se lo curraron, para los del postureo, para los policías de balcón, para los de aquí y los de allá que este año de nieves sea, por fin, año de bienes.

 

INMA REYERO DE BENITO

 

 

2 comentarios:

  1. Hojalá sea un año de bienes y la mente catastrofica sea un poco menos estupida.

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  2. Luis.- Mientras está vivo, todos lo años son de bienes: unos más y otros menos: es lo que hay que esperar, opino.

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